¿Qué es un dominio?

Un dominio (o NDD para los expertos) constituye la dirección de internet de su sitio web. Es el nombre que teclean los internautas en la barra de búsqueda del navegador para acceder directamente a sus páginas. Un dominio es único y no puede compartirse entre diferentes sitios web. Un ejemplo de nombre de dominio es «ovhcloud.com».

Definición de dominio: un paso más allá

Cada sitio web está identificado por una serie única de números: la dirección IP. Su ordenador utiliza esta combinación de cifras para conectarse al servidor en el que se alojan los datos del sitio web. Cuando los visitantes introducen un dominio en la barra de búsqueda, envían una petición a un conjunto de servidores DNS (Domain Name System). A continuación, el DNS responde con la dirección IP del servidor de alojamiento del sitio web, lo que permite que este esté accesible. Por lo tanto, podemos decir que los dominios son la traducción simple de unas direcciones IP demasiado difíciles de memorizar. Así pues, para que los internautas puedan acceder a un sitio web, es necesario asignarle un nombre.

Estructura del dominio

Para ahondar más en esta definición de dominio, vamos a analizar su estructura. Utilicemos como ejemplo el dominio del sitio web de OVHcloud: www.ovhcloud.com

• «www» corresponde al dominio de tercer nivel (World Wide Web);
• «ovhcloud» corresponde al dominio de segundo nivel: es el nombre del sitio web;
• «.com» corresponde al dominio de primer nivel, también llamado extensión de dominio o TLD (Top-Level Domain).

También hay sitios web en subdominios, como nuestro sitio web dedicado a la documentación: docs.ovh.com. El subdominio aquí está representado por «docs.».

Para más información, consulte nuestra documentación sobre dominios.

Ofrecemos a continuación una serie de buenas prácticas que deberá tener en cuenta a la hora de elegir el dominio más adecuado para su sitio web o blog.

• Vaya a lo esencial: encontrar un dominio genérico corto permitirá que sus futuros visitantes lo recuerden más fácilmente.
• Opte por la sencillez: elija un nombre que sea fácil de pronunciar y deletrear.
• Evalúe su pertinencia: un dominio relacionado con la temática de su sitio web o blog ayudará a los usuarios a entender rápidamente su contenido.
• Facilite su identificación: cree un dominio como inventaría el nombre de su marca. También es muy frecuente (y lógico) utilizar el nombre de la empresa como dominio para su sitio web.
• Utilice su propio nombre: si quiere crear un blog personal, es muy probable que su nombre o apellidos estén disponibles como nombre de dominio (a menos que un tocayo suyo ya haya tenido la misma idea).
• Elija una extensión de dominio en .com o .es: estas son las extensiones más comunes en España.
   

Comprobar la disponibilidad del dominio

Esta es la parte delicada de los NDD: cada dominio solo puede tener un único propietario. Por lo tanto, para poder comprar su dominio, deberá encontrar un nombre que esté disponible, es decir, que no esté registrado por otra persona en el momento de la búsqueda. Para ello, puede realizar una simple búsqueda en un motor como Google, introduciendo el nombre de dominio que desea registrar para comprobar si ya existe un sitio web registrado con ese nombre. Asimismo, existen herramientas para comprobar si un dominio está disponible.

Registrar un dominio que incluya el nombre de una marca conocida no implica poseer los derechos de propiedad intelectual e industrial de esta última. No obstante, cualquiera puede registrar un dominio que contenga una marca, siempre y cuando la empresa en cuestión no lo haya hecho previamente. Esta situación puede generar determinados conflictos entre la empresa y el titular del NDD que la jurisprudencia intenta abordar, ya que un dominio no comporta un estatus jurídico propiamente dicho.

Por lo tanto, en el caso de los profesionales, es sumamente recomendable reservar varios dominios con diferentes extensiones (.com, .es, .net, etc.), para las distintas marcas registradas por su empresa. De este modo evitará un mal uso de la marca, especialmente por parte competidores desleales o ciberdelincuentes. Sin embargo, la legislación francesa parece dar la razón cada vez más a los propietarios de una marca registrada en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI), aunque estos no sean titulares del dominio correspondiente.