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Origen del nombre América

Abstract

Después de los viajes de Cristóbal Colon, en Europa tomaba auge el debate sobre la repartición de las tierras descubiertas. Los portugueses insatisfechos con los tratados precedentes, presionaban al gobierno de Castilla para tomar posesión de más tierras. De hecho, en 1493, al regreso del primer viaje de Colón, el Papa español Alejandro VI había decretado en la bula Inter Cetera, que todas las tierras situadas al oeste de un meridiano distante cien leguas (alrededor de cuatrocientos veinte kilómetros) de Cabo Verde debían pertenecerle a España, mientras que las que fueron descubiertas y conquistadas al este de esa línea, y que no fueron sometidas al dominio cristiano debían pertenecerle a Portugal. Correspondió al rey Juan II de Portugal realizar nuevas negociaciones con los reyes católicos de Castilla para desplazar la zona de influencia portuguesa más hacia el oeste y sosteniendo que el nuevo meridiano extendía a todo el mundo, limitando así el control español en Asia. El nuevo tratado firmado en Tordesillas el 7 de junio de 1494, dividió así de nuevo el mundo entre las dos potencias europeas a lo largo del meridiano nortesur, a trescientas setenta leguas (mil setecientos setenta kilómetros) hacia el oeste de las islas de Cabo Verde, correspondientes al meridiano cuarenta y seis grados. Las tierras situadas al este de esta línea pertenecían a Portugal y las situadas al oeste, a España. Este tratado era contrario a la bula de Alejandro VI pero fue aprobado por el papa Julio II con un nueva bula en 1506. Justo en los años en que fue aprobado el tratado de Tordesillas, vivía en Sevilla un italiano, el florentino Amerigo Vespucci. Este italiano nació en Florencia en 1454, y fue uno de los pocos que viajó animado simplemente por el afán de conocer, y una innata curiosidad geográfica. Con menos de treinta años entró al servicio de la familia Medici, como administrador de bienes y adepto a las relaciones comerciales. En 1491 fuè enviado a Sevilla para ocuparse de todos los negocios que los Medici tenían en el sur de España. En Sevilla encontró un ambiente bastante estimulante e interesante, y aunque su profesión lo llevaba a ocuparse de comercio, sellos, mercancías y contratos, su interés real eran los viajes hacia esas tierras que estaban más allá del océano, y en el conocimiento de la gente que quizás las habitaba. Había leído muchísimo sobretodo a Marco Polo quien, en la reseña de sus viajes había descrito muy bien a Asia, Catai y Cipango. Sentía un profundo interés, tanto por la cultura de otros pueblos que vivían en Asia, como por la naturaleza, con la observación de animales y plantas. Durante los primeros meses de su permanencia en Sevilla se encontró con Cristóbal Colón. Aunque desde el principio se hizo evidente que ambos tenían