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Bien sea como Medicina Natural, con sus propios métodos preventivos, terapéuticos y recuperativos, bien como actitud vital para alcanzar el Equilibrio y la elevación Espiritual, el Yoga representa uno de los más importantes legados que la milenaria cultura india ha transmitido a Occidente. Ramiro A. Calle, fiel a la máxima es más importante un gramo de práctica que una tonelada de teoría, muestra a través de las páginas de este libro que es posible -y fácil- acceder a los beneficios del yoga partiendo de cero, en una progresión sencilla, natural y ajustada a la realidad del hombre y la mujer occidentales. Muchas de las enfermedades que padecen el hombre y la mujer occidentales o son psicosomáticas o son fruto de unas condiciones de vida artificiales, de un ritmo vital frenético y antinatural. Por ello, es hoy más válida que nunca la propuesta de Ramiro A. Calle de comprender el yoga como una ciencia de la salud integral, pues procura el bienestar real del cuerpo, la mente y el comportamiento que caracteriza a la verdadera salud. Obra eminentemente práctica, El gran libro del yoga ofrece al lector cerca de un centenar de posturas y técnicas de respiración y relajación que le permitirán hacer frente al estrés, a la ansiedad y al conjunto de enfermedades sociales (malos hábitos alimentarios, dependencia de fármacos, sedentarismo, etc.) que asuelan al individuo en la competitiva sociedad occidental. DATOS DEL LIBRO Nº de páginas: 256 págs. Editorial: URANO Lengua: CASTELLANO ISBN: 9788479533137
El yoga ha sido durante milenios el eje espiritual no sólo de la India, sino también de Oriente. Es, básicamente, un método de mejoramiento humano con una antigüedad de más de seis mil años, originario de la India, pero que despierta un creciente e intenso interés, cada día mayor, entre los occidentales. Se ha convertido en una necesidad específica de nuestro tiempo, pues procura claves, prescripciones, métodos y técnicas para el autoperfeccionamiento, el bienestar integral y la evolución de la conciencia. Pero el descubrimiento del yoga y de sus notables excelencias por los occidentales no es ni mucho menos reciente. Recordemos que ya Alejandro Magno se dejó instruir por un yogui jaina de nombre Kalano y que desde aquellos remotos días empezaron a ser numerosos los filósofos, místicos, pensadores, viajeros sobresalientes, peregrinos y escritores de nuestro hemisferio interesados por las enseñanzas del yoga e incluso entusiasmados por sus textos espirituales. A propósito de los Upanishads, Schopenhauer declaró: «Han sido el consuelo de mi vida y de mi muerte». Del mismo modo, Hermann Hesse destacaría hace casi ocho décadas que si algo le urgía a Occidente era la práctica del yoga, y antes que él innumerables intelectuales y pensadores como Victor Hugo, Lamartine, Pierre Loti, Romain Roland y tantos otros habrían de interesarse vivamente por el pensamiento de la India. Los métodos liberatorios del yoga se han ido incorporando desde muy antiguo a otras tradiciones, tales como el budismo theravada, el budismo zen, el budismo tibetano, el jainismo, el tantra, el sufismo, el gnosticismo, el cristianismo oriental y otros sistemas soteriológicos. Puesto que el yoga es suprarreligioso y fundamentalmente ecléctico en este sentido, es de utilidad tanto para personas con creencias como para quienes no las tengan, pues lo que aporta es un conjunto de preciosísimas técnicas para el autodesarrollo. De ahí que numerosos sistemas espirituales y psicologías de la realización se hayan servido de sus eficientes y milenariamente experimentados métodos para el control del pensamiento, la evolución de la conciencia y el acopio de valiosas energías internas. Son métodos que están al alcance de cualquier persona que desee mejorar y esté dispuesta a practicarlos con alguna asiduidad. Tres décadas en la docencia del yoga, habiendo impartido sus técnicas a más de doscientas mil personas, de todas las edades y condiciones, me permiten asegurar los indiscutibles beneficios de este nutrido cuerpo de enseñanzas vivientes que se ha ido transmitiendo, y verificando personalmente, desde la noche de los tiempos. El mismo yoga psicofísico (hatha-yoga), comúnmente denominado yoga físico, es de una asombrosa precisión y en la medida en que lo he seguido practicando desde hace muchos años, me he dado cuenta, siempre con renovada sorpresa, hasta qué punto sus técnicas son excepcionalmente eficaces y beneficiosas. Cada persona debe ir perfeccionando estas técnicas mediante la práctica asidua y hasta donde quiera llegar. A mayor esfuerzo sobrevendrán, por supuesto, resultados mayores. El yoga nos abre extraordinarias posibilidades, pero compete al practicante determinar hasta dónde quiere profundizar en el yoga y qué espera recibir del mismo. Muy repetido es
Este libro ofrece al lector toda la información necesaria para empezar a practicar el yoga en su hogar. La esencia de la práctica quoda establecida en «La sesión básica», En las páginas 64-65 hay un simple diagrama que muestra al principiante cómo ha de proceder y, en el capitulo «El cicio de la vida», se hallarán sesiones de práctica modificadas para adaptarse a determinadas edades y diferentes condiciones físicas, especialmente durante el embarazo y la tercera edad. Prólogo En la actualidad, más que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, los occidentales están sometidos a formas de estrés que escapan de su control. Miles y miles de personas se refugian en tranquilizantes, somníferos, alcohol y otras sustancias, en un vano intento de hacer frente a estas situaciones. En 1957 llegué a Estados Unidos enviado por mi maestro Swami Sivananda. Mi maestro me dijo: «Ve, que la gente está esperando. Muchas almas de Oriente están ahora reencarnándose en Occidente. Ve allá, despierta la conciencia oculta de sus recuerdos y reencamínalos por la senda del yoga». El yoga, la más antigua de las ciencias de la vida, puede enseñarlos a controlar el estrés, no sólo a un nivel físico, sino también mental y espiritual. El cuerpo humano se puede comparar con un coche. Cualquier automóvil, ya sea un Rolls Royce o un cacharro viejo y oxidado, necesita cinco cosas para poder funcionar adecuadamente: lubricación, un sistema de refrigeración, corriente eléctrica, combustible y un conductor sensato sentado al volante. En el yoga, las asarías, o posturas, lubrican el cuerpo, conservan los músculos y las articulaciones en buen funcionamiento, tonifican los órganos internos y estimulan la circulación, sin provocar fatiga alguna. La relajación completa refresca el cuerpo, en tanto que el pranayama o respiración yóguica aumenta el prana, la corriente eléctrica. Los alimentos, el agua y el aire que respiramos nos proporcionan el combustible. Finalmente, la meditación aquieta la mente, el conductor del cuerpo. Me ditando, aprende uno a controlar y, en última instancia, a trascender el cuerpo, que es su vehículo físico. Cualquier persona, sea cual sea su edad, condición o religión, puede practicar el yoga beneficiándose de esta disciplina. Después de todo todos necesitamos respirar; y todos sufrimos de artritis si nuestra alimentación es incorrecta. Se aprende a meditar con una flor, con la estrella de David o con Krishna o Rama. El objeto de la concentración puede ser diferente, pero la técnica sigue siendo la misma. Los primeros yoguis buscaron respuesta a dos cuestiones fundamentales: «¿Cómo puedo liberarme del dolor?» y «¿Cómo puedo triunfar sobre la muerte?» Descubrieron que mediante las asanas se puede controlar el dolor físico; mediante el pranayama, el sufrimiento emocional, y gracias a la meditación se puede llegar a la auténtica comprensión de uno mismo. Una vez libres de falsas identificaciones con nombres y formas, podemos trascender completamente el cuerpo hasta encontrar el Sí Mismo, que es inmortal. Ya ven, pues, que aunque el yoga se inicia con el cuerpo, termina por trascenderlo. En conclusión, me gustaría decirles que el yoga no es una teoría, sino una práctica de vida. A quien jamás haya saboreado la miel, de nada le sirve que le digan que es buena: no lo entenderá hasta que la pruebo. Practiquen el yoga y comprenderán por ustedes mismos los beneficios que aporta. Este libro les ayudará a iniciarse en esta disciplina y, durante el camino, les servirá de inspiración y de compañía. Sumario Introducción al yoga La relajación
El Tao llamado Tao/ no es el Tao eterno./ El nombre que puede ser nombrado no es el verdadero nombre./El principio de¡ cielo y de la tierra/ no tiene nombre./Con nombre es la madre/ de los diez mil seres./Por eso,/ aquél que se libera de deseos/ contempla la secreta perfección./Aquél que se llena de deseos/ contempla solamente sus fronteras./Los dos nacieron juntos,/pero llevan distintos nombres./Juntos,/ se llaman el misterio./ Misterio más profundo del misterio /y son la puerta de toda maravilla./
El yoga ha sido durante milenios el eje espiritual no sólo de la India, sino también de Oriente. Es, básicamente, un método de mejoramiento humano con una antigüedad de más de seis mil años, originario de la India, pero que despierta un creciente e intenso interés, cada día mayor, entre los occidentales. Se ha convertido en una necesidad específica de nuestro tiempo, pues procura claves, prescripciones, métodos y técnicas para el autoperfeccionamiento, el bienestar integral y la evolución de la conciencia. Pero el descubrimiento del yoga y de sus notables excelencias por los occidentales no es ni mucho menos reciente. Recordemos que ya Alejandro Magno se dejó instruir por un yogui jaina de nombre Kalano y que desde aquellos remotos días empezaron a ser numerosos los filósofos, místicos, pensadores, viajeros sobresalientes, peregrinos y escritores de nuestro hemisferio interesados por las enseñanzas del yoga e incluso entusiasmados por sus textos espirituales. A propósito de los Upanishads, Schopenhauer declaró: «Han sido el consuelo de mi vida y de mi muerte». Del mismo modo, Hermann Hesse destacaría hace casi ocho décadas que si algo le urgía a Occidente era la práctica del yoga, y antes que él innumerables intelectuales y pensadores como Victor Hugo, Lamartine, Pierre Loti, Romain Roland y tantos otros habrían de interesarse vivamente por el pensamiento de la India. Los métodos liberatorios del yoga se han ido incorporando desde muy antiguo a otras tradiciones, tales como el budismo theravada, el budismo zen, el budismo tibetano, el jainismo, el tantra, el sufismo, el gnosticismo, el cristianismo oriental y otros sistemas soteriológicos. Puesto que el yoga es suprarreligioso y fundamentalmente ecléctico en este sentido, es de utilidad tanto para personas con creencias como para quienes no las tengan, pues lo que aporta es un conjunto de preciosísimas técnicas para el autodesarrollo. De ahí que numerosos sistemas espirituales y psicologías de la realización se hayan servido de sus eficientes y milenariamente experimentados métodos para el control del pensamiento, la evolución de la conciencia y el acopio de valiosas energías internas. Son métodos que están al alcance de cualquier persona que desee mejorar y esté dispuesta a practicarlos con alguna asiduidad. Tres décadas en la docencia del yoga, habiendo impartido sus técnicas a más de doscientas mil personas, de todas las edades y condiciones, me permiten asegurar los indiscutibles beneficios de este nutrido cuerpo de enseñanzas vivientes que se ha ido transmitiendo, y verificando personalmente, desde la noche de los tiempos. El mismo yoga psicofísico (hatha-yoga), comúnmente denominado yoga físico, es de una asombrosa precisión y en la medida en que lo he seguido practicando desde hace muchos años, me he dado cuenta, siempre con renovada sorpresa, hasta qué punto sus técnicas son excepcionalmente eficaces y beneficiosas. Cada persona debe ir perfeccionando estas técnicas mediante la práctica asidua y hasta donde quiera llegar. A mayor esfuerzo sobrevendrán, por supuesto, resultados mayores. El yoga nos abre extraordinarias posibilidades, pero compete al practicante determinar hasta dónde quiere profundizar en el yoga y qué espera recibir del mismo. Muy repetido es
Yogajvāla. La llama del yoga, 2017
in Yogajvāla. La llama del yoga. 18, Madrid 2017, p. 9–21.
Introducción 3 Capítulo No. 1. La fuerza Muscular. 1.1-Conceptos, tipos y características de la fuerza 4 1.2-Niveles de contracción muscular 1.3-Relación de la fuerza con otras capacidades 1.4-Clasificación y ejercicios básicos Capítulo No. 2. Métodos para la fuerza. 2.1-Características esenciales de los métodos Capítulo No. 3. Posturas, Correcciones y Terapéutica. 3.1-Posturas y lesiones. Sus correcciones Capítulo No. 4. Aplicación de la fuerza en la Cultura Física. 4.1-Preparación de la fuerza con pesas para la cultura 4.2-Preparación de la fuerza con pesas para el fitness 4.2.1-Origen e historia del culturismo 4.2.2-¿El culturismo es un deporte? 4.2.3-Factores condicionantes en el fitness y el fisiculturismo 4.2.4-Aspectos esenciales del culturismo en la iniciación 4.3-Preparación de la fuerza con pesas para discapacitados 4.4-Preparación de la fuerza con pesas como medio de rehabilitación Capítulo No. 5. La fuerza para jóvenes y mujeres. 5.1-Aspectos esenciales para el trabajo de la fuerza en adolescentes 5.2-Características anatomofuncionales de la mujer para la fuerza Capítulo No. 6. Planificación, Organización y Control de la fuerza. 6.1-Aspectos esenciales para comenzar la preparación 6.2-El Macrociclo. Pasos para su confección 6.3-El Mesociclo, El microciclo, pasos para su confección 6.4-La unidad o sesión de entrenamiento 6.4.1-Frecuencia 6.4.2-Duración 6.4.3-Formas Organizativas 100 6.4.4-Índices de la carga 103 6.5-El control de la preparación de fuerza 106 Modelos y Tablas de apoyo para la planificación 111 Bibliografía 115 Certificación de originalidad 118 Evaluación de pares 119 Autores
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com;
Para la mejor comprensión de esta obra de Ramacharaka, conviene estar algún tanto versado en psicología y conocer el tecnicismo siquiera elemental de esta ciencia del alma humana. Las disciplinas científicas que por su positiva índole caen bajo la jurisdicción de la mente concreta, a la que los psicólogos de cátedra y gabinete llaman entendimiento y Ramacharaka intelecto y los teósofos mente inferior, tienen definida terminología cuyas palabras expresan en todos los idiomas el mismo concepto, a manera de los lenguajes universales del álgebra y de la música. Pero en filosofía, una de cuyas ramas es la psicología, a que mayormente se refiere la Yoga Raja explicada por Ramacharaka en esta obra, cada escuela y cada tratadista tiene su peculiar terminología, de lo que resulta una espantosa confusión de conceptos que dificultan el estudio de tan ya de por sí abstracta ciencia y engendran deplorables equívocos que suelen ser semilleros de inútiles disputas. Muy provechoso fuera para el adelanto de las ciencias psicológicas, que tan íntimamente relacionadas están con la evolución de la humanidad, que las escuelas fundamentalmente espiritualistas se pusieran de acuerdo para establecer una común terminología, ya que no existe entre ellas discrepancia esencial en los conceptos. Así, por ejemplo, al principio constitucional del hombre a que Ramacharaka llama mente subconsciente, otros tratadistas le denominan subconciencia y otros el inconsciente, a pesar de que todos quieren dar a entender el mismo concepto con tan distintos términos cuya variedad desconcierta al novel en esta clase de estudios. Lo mismo ocurre al distinguir verbalmente los aspectos de la mente humana. Unas veces se les llama aspectos, otras regiones, otras planos, otras fases, y aunque en estilo literario y sobre todo en la forma poética, es elemento de belleza la variedad de palabras para expresar un mismo concepto o servir de vehículo de expresión a una misma idea, en materias científicas, y más aún en las metafísicas, son inoportunos los afeites retóricos y ofuscan en vez de iluminar las imágenes brillantes, porque las verdades superiores requieren propiedad, fijeza, claridad y concisión sin laconismo en su expresión verbal, y que cada palabra signifique siempre en todos los pasajes del tratado la misma idea, sobre todo si el tratado es de índole didáctica como Ramacharaka ha explanado en las siguientes páginas. Como de costumbre en las anteriores traducciones me he contraído a verter al español el pensamiento del autor, sin esclavizarme a las palabras, pues cada idioma tiene sus giros, modismos, sintaxis y fraseologías peculiares, que sientan admirablemente a su contextura gramatical, pero que servilmente copiadas por el traductor dan por desabrido fruto un engendro sin gracia ni donaire y lo que es más lastimoso, con el pensamiento del autor sepultado bajo una maraña de palabras cuya más notable característica es la superfluidad. Según opinan conspicuos literatos, la traducción ideal seria aquella en que el texto traducido resultara lo mismo que si el autor hubiese escrito la obra en el idioma de la versión. Así es que las traducciones llamadas de literalidad, o sean las que van calcando palabra por palabra
El faquir domina el arte de andar por la cuerda floja, arte que requiere la cuidadosa atención y el perfecto sentido del equilibrio, tan necesarios, asimismo, para recorrer el camino de la vida. Hernán, el protagonista de esta novela, se convierte en su discípulo. Tras volar a la India en busca de su esencia espiritual y de una nueva escala de valores, Hernán emprende un viaje iniciático por el interior de ese país pródigo en misterios milenarios y sabidurías sublimes. En su recorrido, recibe lecciones de maestros yoguis, conoce a una bella mujer de ascendencia inglesa que está enamorada de las tradiciones autóctonas y, finalmente, llega a la morada de Suresh el Faquir. Jamás volverá a ser el mismo, porque su guía le enseñará a desprenderse de las envolturas física, mental y espiritual, que ha arrastrado como un pesado lastre en su vida anterior. Nunca nadie transmitió con tanto realismo las vicisitudes de una iniciación mística.
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