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Consideracions sobre el paper cada vegada més estret atorgat a les humanitats en els curricula d'avui, generalment en el món occidental; despreci de la literatura en benefici del document, etc.
han llevado ahora mismo de mi tienda. Tú, si puedes, socorre a tu buen hijo; ve al Olimpo y ruega a Zeus, si alguna vez llevaste consuelo a su corazón con palabras o con obras. Muchas veces, hallándonos en el palacio de mi padre, oí que te gloriabas de haber evitado, tú sola entre los inmortales, una afrentosa desgracia al Cronida, el de las sombrías pubes, cuando quisieron atarlo otros dioses olímpicos, Hera, Posidón y Palas Atenea. Tú, oh diosa, acudiste y lo libraste de las ataduras, llamando en seguida al espacioso Olimpo al centímano a quien los dioses nombran Briareo y todos los hombres Egeón, el cual es superior en fuerza a su mismo padre, y se sentó entonces al lado de Zeus, ufano de su gloria; temiéronlo los bienaventurados dioses y desistieron del atamiento. Recuérdaselo, siéntate a su lado y abraza sus rodillas: quizás decida favorecer a los troyanos y acorralar a los aqueos, que serán muertos entre las popas, cerca del mar; para que todos disfruten de su rey y comprenda el poderoso Agamenón Atrida la falta que ha cometido no honrando al mejor de los aqueos.
Después de una corta invocación a la divinidad para que cante "la perniciosa ira de Aquiles", nos refiere el poeta que Crises, sacerdote de Apolo, va al campamento aqueo para rescatar a su hija, que había sido hecha cautiva y adjudicada como esclava a Agamenón; éste desprecia al sacerdote, se niega a darle la hija y lo despide con amenazadoras palabras; Apolo, indignado, suscita una terrible peste en el campamento; Aquiles reúne a los guerreros en el ágora por inspiración de la diosa Hera, y, habiendo dicho al adivino Calcante que hablara sin miedo, aunque tuviera que referirse a Agamenón, se sabe por fin que el comportamiento de Agamenón con el sacerdote Crises ha sido la causa del enojo del dios. Esta declaración irrita al rey, que pide que, si ha de devolver la esclava, se le pre pare otra recompensa; y Aquiles le responde que ya se la darán cuando tomen Troya. Así, de un modo tan natural, se origina la discordia entre el caudillo supremo del ejército y el héroe más valiente. La riña llega a tal punto que Aquiles desenvaina la espada y habría matado a Agamenón si no se lo hubiese impedido la diosa Atenea; entonces Aquiles insulta a Agamenón, éste se irrita y amenaza a Aquiles con quitarle la esclava Briseida, a pesar de la prudente amonestación que le dirige Néstor; se disuelve el ágora y Agamenón envía a dos heraldos a la tienda de Aquiles que se llevan a Briseide; Ulises y otros griegos se embarcan con Criseida y la devuelven a su padre; y, mientras tanto, Aquiles pide a su madre Tetis que suba al Olimpo a impetre de Zeus que conceda la victoria a los troyanos para que Agamenón comprenda la falta que ha cometido; Tetis cumple el deseo de su hijo, Zeus accede, y este hecho produce una violenta disputa entre Zeus y Hera, a quienes apacigua su hijo Hefesto; la concordia vuelve a reinar en el Olimpo y los dioses celebran un festín espléndido hasta la puesta del sol, en que se recogen en sus palacios. 106-¡Adivino de males! jamás me has anunciado nada grato. Siempre te complaces en profetizar desgracias y nunca dijiste ni ejecutaste nada bueno. Y ahora, vaticinando ante los dánaos, afirmas que el que hiere de lejos les envía calamidades, porque no quise admitir el espléndido rescate de la joven Criseide, a quien anhelaba tener en mi casa. La prefiero, ciertamente, a Clitemnestra, mi legítima esposa, porque no le es inferior ni en el talle, ni en el natural, ni en inteligencia, ni en destreza. Pero, aun así y todo, consiento en devolverla, si esto es lo mejor; quiero que el pueblo se salve, no que perezca. Pero preparadme pronto otra recompensa, para que no sea yo el único argivo que sin ella se quede; lo cual no parecería decoroso. Ved todos que se va a otra parte la que me había correspondido.
106-¡Adivino de males! jamás me has anunciado nada grato. Siempre te complaces en profetizar desgracias y nunca dijiste ni ejecutaste nada bueno. Y ahora, vaticinando ante los dánaos, afirmas que el que hiere de lejos les envía calamidades, porque no quise admitir el espléndido rescate de la joven Criseide, a quien anhelaba tener en mi casa. La prefiero, ciertamente, a Clitemnestra, mi legítima esposa, porque no le es inferior ni en el talle, ni en el natural, ni en inteligencia, ni en destreza. Pero, aun así y todo, consiento en devolverla, si esto es lo mejor; quiero que el pueblo se salve, no que perezca. Pero preparadme pronto otra recompensa, para que no sea yo el único argivo que sin ella se quede; lo cual no parecería decoroso. Ved todos que se va a otra parte la que me había correspondido.
Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos, que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar; vió muchas ciudades de hombres y conoció su talante, y dolores sufrió sin cuento en el mar tratando de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros.
Abschluss der Ilias im Zeugnis korinthischer und attischer Vasen (580/560 v.Chr)" MH 69, 1-11.
Homero CANTO I* Peste -Cólera 17 -¡Atridas y demás aqueos de hermosas grebas! Los dioses, que poseen olímpicos palacios, os permitan destruir la ciudad de Príamo y regresar felizmente a la patria! Poned en libertad a mi hija y recibid el rescate, venerando al hijo de Zeus, a Apolo, el que hiere de lejos.
2010
La escuela es el espacio natural para dar a conocer los clasicos, particularmente la Iliada y la Odisea, de Homero. Esta experiencia ha de abordarse por parte del maestro de manera vivencial tratando de transmitir pasion por las obras que fundaron la literatura occidental. Llevar los clasicos al aula sin timidez y con vehemencia significa hacerlos vivir de nuevo. No presentarlos como letras muertas de civilizaciones muertas sino como una aventura de transformacion y de belleza.
Situémonos científicamente con respecto a la antigüedad, podemos entonces tratar de comprender lo pasado con ojos de historiador".
2012
En los poemas de Homero nos encontramos con el ideal humano griego: seres hermosos, bravos guerreros luchando en situaciones heroicas, triunfando y trayendo gloria a su familia y ciudad. El καλός καγαθός [Kalós Kagathós], 'belleza y bravura' resume el ideal humano griego y se halla plasmado en la épica, siendo ésta la base, en gran parte, de la educación griega. "La educación no es posible sin que se ofrezca al espíritu una imagen del hombre tal como debe ser. En ella la utilidad es indiferente o, por lo menos, no es esencial. Lo fundamental en ella es καλόν [kalón], es decir, la belleza, en el sentido normativo de la imagen, imagen anhelada del ideal.[1]". Mucho de lo que los griegos quisieron llegar a ser se encontraba en la obra de Homero, pues es la guerra donde el hombre puede mostrar lo mejor de sí mismo; no es extraño entonces, que su mayor gloria se encuentre justamente ahí. Las características que poseen estos guerreros son muchas, pero nos centraremos en una: el bronce, presente en el equipo bélico de los héroes, así como una constante en la narración épica. Los guerreros de quienes canta Homero vivieron justamente en la que se considera la Edad de Bronce griega. Micenas[2] no conoció el uso del hierro a gran escala, por lo que es el bronce el metal usado para guerrear. Esto es observable en las excavaciones arqueológicas de aquel período: lanzas, espadas y armaduras Revista Historias del Orbis Terrarum www.orbisterrarum.cl
Gerión. Revista de Historia Antigua, 1987
Un papel muy importante en la creación y ampliación de las alianzas y obligaciones entre ooz fue el desempeñado por la hospitalidad 1. Hospitalidad es la acogida dispensada a un extraño o a un extranjero (~ávog) por parte de un habitante del lugar al que ha llegado (~csvo¿óKor); el rítual que acompaña a esta acogida sellará la unión en amistad2.
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Luz Conti et alii (eds.): Δῶρα τὰ οἱ δίδομεν φιλέοντες. Homenaje al profesor Emilio Crespo, Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, 483-489, 2020