2016
Las tecnologías de la información y la comunicación (tiC) se consideran innovaciones de propósito general, pues tienen aplicación en diversos segmentos: desde los novedosos modelos de negocio, las finanzas, el transporte y el gobierno, hasta el entretenimiento, la salud y la educación. Su ubicuidad ha modificado los estilos de vida en la sociedad contemporánea, desarrollándose nuevos productos y servicios a partir del uso intensivo de estas innovaciones tecnológicas. Desde los años ochenta, se incrementó la producción de equipos y dispositivos para almacenar y procesar la información que comenzó a circular, cada vez con mayores volúmenes, a través de las redes de telecomunicaciones, generando la demanda de desarrollo de software para poderla visualizar y reutilizar (Marquina, 2012). El crecimiento de los sectores de microelectrónica, informática y telecomunicaciones ha tenido un efecto positivo en las economías nacionales, pues, en gran medida, el dinamismo que éstas han registrado en las últimas décadas se debe al crecimiento e incorporación de las tiC en los distintos sectores de la economía. Desde 2007, el sector de las tiC contribuye con el 7.5 por ciento del producto interno bruto (pib) canadiense y emplea al 3 por ciento de la población ocupada (