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PROLOGO CÓMO PODRÍA UN NIÑO hacer un viaje a la selva, entrar en su mundo donde todo es aventura? ¿Qué mejor que llevado de la mano de un gran escritor, conocedor de la selva como pocos, de la mano de Horacio Quiroga? Vivir en plena naturaleza selvática, como él vivió, en la zona misionera de la Argentina, le significó un vasto conocimiento de su fauna, tan rica, y asimismo una cotidiana aventura que él quiso compartir no sólo con los grandes, en sus cuentos: también con los niños que algo o mucho tienen de exploradores. En el transcurso de estas lecturas es como si ellos lo acompañaran a través del monte y de su literatura donde la fauna muestra su variada manera de ser, sobre todo cuando hablan los animales, que esto en los cuentos infantiles es tan natural que nadie se asombra de que así sea. ¿O es que sólo los escritores y los niños oyen lo que dicen tantos hocicos, bocas de peces, picos de aves? Horacio Quiroga nació en Salto, ciudad del Uruguay; vivió en Buenos Aires, y desde allí viajó junto al gran poeta argentino Leopoldo Lugones hasta el Alto Paranal con el propósito de conocer )3( HORACIO QUIROGA CUENTOS DE LA SELVA © Pehuén Editores, 2001. María Granata )4( HORACIO QUIROGA CUENTOS DE LA SELVA © Pehuén Editores, 2001.
Libro sobre impacto explotacion petroleo en ambiente y sociedad en Ecuador
El teatro musical “Amazonas” sobre las tablas en Múnich, Rotterdam, São Paulo y Lisboa
14 Cuentos breves y Salvajes, 2017
Cuentario escrito Por el ganador del torneo de improvisación Literaria LuchaLibro 2017 - Lima.
Reino Unido Relatos Salvajes 2014. Español, Damián Szifron Comedia Negra. 122 Minutos Kramer y Sigman films Relatos Salvajes es una película argentina que aparece en la gran pantalla por 2014, protagonizada por un gran elenco y dirigida por Dimían Szifron. Desde su estreno, el trabajo ha recibido varios galardones que van desde la nominación al Oscar hasta el Festival de Cannes, Palma de Oro entre otros. Seis capítulos independientes entre sí forman el argumento central de Relatos Salvajes. Todos ellos tienen como eje central discursivo el conflicto inter-clase, entre una clase adinerada, poderosa, con recursos financieros, y otro grupo relegado, oprimido, subordinado, o que a veces se revela y otras obedece. El dinero parece ser el mediador de las relaciones en todas las historias. La primera de ellas se refiere al joven Pasternak, quien habiendo sido sistemáticamente humillado por su entorno decide llevar a cabo una extraña venganza.
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La exuberancia de vida de las selvas, los peligros, las bellezas desconcertantes, los fantasmas y las realidades brutales, se mezclan con las historias y sabidurías de las gentes locales, que el autor ha recopilado en sus viajes. En la selva tropical del noreste de Madagascar, en la selva amazónica peruana y en la selva andina del sur de Chile, estas tres historias nos sumergen en los cromáticos paisajes y nos presentan algunos de sus singulares personajes. (Incluye cuatro mapas orientados al sur, hechos por el autor.)
PROYECTO LECTOR: CUENTOS DEL MUNDO Pág: 1 Cuentos del mundo Curso Escolar 2016/2017 CEIP. NTRA. SRA. DE LOS REMEDIOS Ambroz CEIP. NTRA. SRA. DE LOS REMEDIOS-AMBROZ CURSO: 2016/2017 PROYECTO LECTOR: CUENTOS DEL MUNDO Pág: 2
que pasó después en la cocina desplumando una diminuta codorniz; en la muchacha, los pisos limpios, el olor a cera, las ventanas abiertas otra vez de par en par. Del patio sólo llegaba el ruido de las manos de María al chocar con las del niño. Era un sonido seco, intercalado de pequeños silencios. Doña Julia se disponía a adobar la codorniz con perejil y una hoja de laurel cuando oyó sonar el timbre de la puerta y los pasos de María regresando por el vestíbulo a toda carrera para decirle que una sirvienta había llegado a buscarla. Apenas alcanzó a ver el revoloteo de la colita de caballo girando junto a la puerta de la cocina. Pensó que debía conducirla y prometerle que la llamaría otra tarde. Pero no lo hizo, se sentía cansada. Mucho después, ya la imagen del niño se gastaba en el tiempo, doña Julia volvería una y otra vez al recuerdo de aquel instante y con angustia pensaría que si hubiera acompañado a María habría podido impedir que el niño le entregara el muñeco, y ella, atolondrada, asqueada tal vez, lo echara al salir de la casa en la caneca de la basura que, como siempre, el carro del aseo recogió puntualmente a las seis. me indicaron que viniera aquí, las siete, una detrás de otra saliendo de los árboles, corriendo con la brisa gritaban que volviera, que en este patio Eduardo me aguardaba. Te espero cada noche en el jagüey, Tomasa, inútil que te encierres en tu cuarto, bajo las sábanas tu piel se enciende, tu cuerpo se dilata. Más tiempo permaneces sola, más osada te vuelven las ideas. Regresas enervada, incapaz de fijar tu mirada en la mía, me basta murmurar en tu oído las frases más locas para encontrarte abierta a mi deseo. Saliendo de un sueño lo vi un amanecer, en una playa cubierta de caracoles rojos donde las garzas negras viajaban a anidar, casi perdido en la neblina mientras yo corría tratando de alcanzarlo y él se iba desvaneciendo hasta a lo lejos animar la sombra de un pescador que entre el ruido de las olas me hizo aquello. Hacerlo, ir y venir, venir, ir, morir mil veces. Dejar correr la lluvia por mi cara, la vida por mis piernas, con mi placer arar la tierra, con mi cuerpo fecundarla, que goce, que crezca, que nazca, ir y venir contando las estrellas, siete estrellas, siete brujas, mirando las piedras del camino, las redondas, las cuadradas, seguida de gatos negros, negros de ojos dorados, dorados, verdes, dorados, gatos que asusten a la gente, yo huía de la gente, la husmeaba de lejos y me convertía en alga de laguna y dormía como rama seca entre los mangles y cubierta de fango pasaba por tronco flotando a la deriva de la ciénega. Me siguen los gatos, la luna se hace triste, ella se acerca, se inclina, todos han muerto, dice, sólo yo quedo en la casa. Sólo. Yo, Tomasa, conozco el temblor de tus piernas cuando te entro, en balde murmuras que me mueva, que te duelen las uñas, en balde tus puños me golpean, me gusta la inquietud de tu mirada, tus pezones cerrados, tus labios entreabiertos, me gusta salir de tu cuerpo y enfermarte de deseo recorriendo lentamente con mis labios la oscilación de tu vientre. Caminar, pisar el lodo, hundir los pies en el musgo, lodo, humedad de musgo, verde musgo, verde luz de la luna girando sobre la ciénega, girando con el viento, bailando entre la lluvia vengan brujas verdes, vayan, vuelvan, vengan al grito de la lechuza, al aullido del perro, a la palabra inventada, a la caricia secreta, luna verde de lluvia me espera al final del camino, me dejo ir, vente aquí, allá, donde te digo, donde yo quiero, buscándolo hice en el monte siete círculos de cristal y agua, de agua y vidrio, ir y venir buscándolo, ir y volver hallándolo en la yema de los dedos. Salir, entrar, entrar y salir, montar por los cocoteros y descubrirlas enredadas entre lianas, fumar con las siete la hierba de los sueños siguiendo el rastro de cadenas y telarañas, cruz sangre, triángulo oro, cruz sangre fumamos para ir más lejos que la sombra, más lejos que lo lejos, una mujer llora, una mujer protesta, recojan brujas mías el eco de su queja, que se vayan, que se vayan hombres de mirada triste, que se alejen huyendo, que huyan corriendo, somos olor de pantano, zigzagueo de salamandra, humedad de penumbra, corran si no aman los senos, huyan si temen las reglas hombres de dedos secos, de corazón vacío, corran, vayan que solos no estarán, en la ambigüedad otros hombres los esperan. Siete círculos tracé a mediodía, siete círculos ardieron a medianoche, en cada uno las brujas quemaron verdades y mentiras, rap, iob, cenizas hubo, oz, fa, ceniza y lluvia, iob, rap, ceniza y lluvia y vientos torcidos, sentada sobre siete hojas dejé pasar los días, tantos pasaron que las culebras se enroscaron en mis brazos y en mis manos las sabandijas pusieron huevos, azules, azules y blancos, blancos y rojos, tantos días que cubierta de telarañas vi a los pájaros hacer nidos entre mi pelo. No importa que el pelo se te llene de arena, Tomasa, deja que lo enrede la hierba y lo empuje la brisa, no me digas que estás cansada y te da miedo empezar de nuevo, mira que tengo tu olor en mi boca, que quiero llegar a lo más hondo de ti, hasta ese punto de tu cuerpo donde existes para ti sola y arqueada entre mis brazos, en un espasmo de muerte, te entregas a la vida. Voy a hundirme ahora en la ansiedad de tus piernas, Tomasa, ya te siento respirar
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Istmo: Revista virtual de estudios literarios y culturales centroamericanos , 2016
Editorial Escaparate, 2021
Editorial Grafimont, ISBN 846165255X, España, 2013