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Bajo crecimiento: ¿a quién le extraña?

Abstract

La economía mexicana no crece, el pronóstico para este año se sitúa apenas en un 2.5%, pese a la entusiasta celebración gubernamental y del Congreso de las llamadas reformas estructurales. La tasa de crecimiento anual del PIB (producto interno bruto) es considerada como el índice más claro de que una economía va bien. Pese a ello, en teoría económica hay un debate sobre si es la mejor manera de medir esto. Desde los setentas, el economista rumano Georgescu-Roegen planteó la posibilidad del decrecimiento o crecimiento estacionario, basándose en la ley de la entropía y el agotamiento de los recursos naturales. Era un planteamiento subversivo y precedió al famoso documento "Los límites del crecimiento" del Club de Roma, que dio la voz de alarma sobre el deterioro ecológico. La cuestión de si las economías pueden seguir creciendo en detrimento de los recursos naturales sigue vigente. Desde esos años comienza en los organismos internacionales la discusión sobre crecimiento y desarrollo, pues una economía en crecimiento no significa que la riqueza esté bien distribuida y haya desarrollo (es decir, mejor nivel de vida para la población).