1993, Revista Española de Filosofía Medieval
Es indudable la atracci6n que la dilucidaci6n del mal ejerce sobre la filosoffa. No, precisamente, por su lejanfa sino por ser«algo» con lo que cotidianamente nos topamos. Una enumeraci6n exhaustiva seria, ciertamente, penosa: las catastrofes de Bangia Desh, terremotos, las guerras en distintos puntos de nuestro plan eta ... 0, mucho mas cerca y no por eso menos malignas, las diversas plagas con las que se enfrenta nuestra sociedad: drogas, terrorismo, corrupci6n, etc. Es obvio que no nos podemos ocupar de las causas particulares de cada uno de estos problemas, que no es•el asunto de la filosoffa, sino que nos preocupa la comprensi6n metaffsica del maLl, Que es el mal? Y, sobre todo, l,CUal es su sentido? Son las preguntas que intentamos responder. Para lo cual vamos a utilizar y exponer el pensamiento de Tomas de Aquino como forma de acercamiento a la cuesti6n. A la vez nos vamos a centrar no en el mal moral, 1 sino en el mal natural. Esto, en ultima instancia, nos conducira a hablar de la muerte. lndudablemente, para el Aquinate ellugar del males, ontol6gicamente, secundario. Para aclarar el significado de ese caracter secundario hemos de partir del pensamiento de Tomas acerca del ser: como sabemos, es una cuesti6n de suma importancia en la comp:rensi6n de la estructura de la realidad. Porque «ser», en esencia, es Dios -Ipsum esse subsistens-; mientras que lo creado es «ser participado» y, por eso, ya limitado. Como limitado, no puede tener la radical.simplicidad.de lo divino. Por eso, nos sefiala Tomas, con profusion, los varios modos del ser. Por un lado, aquel presentado bajo las diez categorfas, es decir, el ente estructurado en tomo a la substancia y lo que