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El niño contemporáneo frente al malestar en la cultura

Abstract

Diálogos psicoanalíticos sobre la infancia 10 de noviembre de 2012 El niño contemporáneo frente al malestar en la cultura La sociedad actual está en trepidantes y vertiginosos cambios en todas las áreas: en las estructuras familiares, en las económicas, en las políticas y también en las estructuras sociales que, en realidad, dejan poco espacio psíquico para la elaboración. Los medios de comunicación y la mercadotecnia se han vuelto invasivas, crean necesidades donde no las hay y tergiversan los ritmos, los rumbos y las decisiones de los sujetos. La tecnología empieza a rebasar a la humanidad y la cultura de lo desechable no solo amenaza la ecología sino también las relaciones entre los sujetos mismos. Ya en 1930 Freud escribió un texto que sigue siendo de actualidad: "El malestar de la cultura". En este texto habla de las Fuentes del malestar, que siguen siendo los mismos que en todos los tiempos: el propio cuerpo, el mundo exterior, las relaciones con los otros. El cuerpo molesta, estorba, se compara y se "cuida" ya nada más porque es el "envase" que se habita y se carga a todos lados, pero es fuente de necesidades y excitaciones internas, de pulsiones que insisten y ante las cuales el mercado ofrece un sinfín de remedios para evitar molestias de todo tipo. El mundo exterior apresura, amenaza, presiona con sus incontables exigencias laborales, económicas y sociales. Y, por ende, ante estas presiones, las relaciones con los otros pueden ayudar a evadir, irritan, impacientan o descontrolan, pero todo ello, aunque también traiga sus satisfacciones, nunca son suficientes ante las crecientes demandas que conllevan. En este contexto, la descripción de los niños contemporáneos, podría decir que son nativos digitales, que aman la velocidad y les encanta hacer varias cosas al mismo tiempo, casi todos son multitarea y, en muchos casos, multimedia. Viven hiperconectados pueden oír la radio al tiempo que estudian en un libro la lección de historia con la tele prendida, jugando al play, mandando mensajes por el celular, chateando con medio mundo y comiendo pizza. Son por lo general niños muy solos, cuyos padres trabajan todo el día y se quedan al cargo de la nana, la abuela, la tía, en la guardería, en cuanta clase extraescolar pueden estar para que "se entretengan" o se quedan solos en casa porque los padres no tienen tiempo de atenderlos. El desamparo infantil es cada vez más evidente y se clama por las primitivas fuentes de consuelo que en la actualidad se ven borradas, tachadas, modificadas o transformadas. Ante estas realidades donde se replantean las estructuras familiares, donde los modelos educativos no alcanzan a escuchar lo que se articula en las demandas de los niños y tanto la mercadotecnia como la tecnología ofrecen múltiples distractores, la infancia presenta