Sin embargo, las desigualdades no desaparecieron, sino que se desplazaron hacia arriba y hacia abajo (a los niveles pre y postobligatorios) y hacia dentro de cada enseñanza: se universalizó la educación básica, pero las clases trabajadoras fueron a parar más al abandono o a la FP que las clases acomodadas, sobrerrepresentadas en el Bachillerato y la universidad; se universalizó la educación infantil de segundo ciclo (3 a 6 años), pero se mantiene la desigualdad en el primer ciclo (0 a 3 años) en función del capital económico y cultural de las familias (ACPI, 2020); se generalizó el Bachillerato, pero se inventaron Bachilleratos diferenciadores (bilingüe, internacional, de "excelencia"); creció la proporción de personas que llegan a la universidad, pero persiste la diferencia en la composición social de los Grados con mayor nota de corte y más prestigio (Ciencias, Ingenierías), con alumnado de extracción social más alta y mayor capital cultural familiar que el de los Grados de Ciencias Sociales o Humanidades (Ariño et al., 2019).
Creemos también que la educación es una vía de ascenso social y que uno puede llegar donde se proponga si se esfuerza mucho en la escuela.
Primero, no es cierto que "todo el mundo" vaya a la universidad y que esto la devalúe: en realidad solo el 50% de los jóvenes de 25 a 29 años alcanza un nivel educativo superior; y de ese 50%, solo el 34,6% alcanzan una educación universitaria o equivalente (MEFP, 2020).
a Cuando, tras ver algunos tozudos datos, nos convencemos de que la educación no lo puede todo, podemos caer en el prejuicio opuesto: las desigualdades y su reproducción en la escuela parecen totales e infalibles, una maldición de la que no podemos librarnos.
Los y las jóvenes de clase obrera, de origen migrante y de minorías étnicas llegan hoy a la universidad, pero siguen sobrerrepresentados en las trayectorias de "fracaso" y abandono escolar, en la repetición de curso (ACPI, 2020), en los itinerarios educativos devaluados y en los empleos más precarios y menos valorados.
Recurriendo a conceptos de la sociología de la religión de Max Weber y de Peter L. Berger, en este texto propongo que el discurso meritocrático adquiere funciones epistemológicas y sociopolíticas propias de una teodicea; esto es, que funge como un conjunto de conocimiento mágico-religioso socialmente objetivado, con distintos grados de complejidad teórica, que justifica y dota de sentido, en una sociedad, los privilegios de unos y las carencias de otros.
El objetivo del presente artículo es analizar la meritocracia como política y mecanismo al interior del sistema de educación superior. En tal sentido, a la luz de los planteamientos de Michael Sandel, se pretende estudiar la meritocracia, en tanto concepción construida en el imaginario colectivo como una herramienta de ascenso económico y movilidad social. De esta manera, en la primera sección se analizará la construcción de la promesa del ascenso social meritocrático alrededor de la universidad. En la segunda sección, se estudiará la relación que existe entre la meritocracia y el sistema de educación superior. Finalmente, el estudio se centrará sobre los principales efectos de este sistema educativo meritocrático, en base a un análisis comparado sobre la desigualdad de género y su relación con la sociedad del mérito.
En este artículo se presentan en una primera parte algunas evidencias de la situación de desigualdad que se vive en el sistema educativo, particularmente entre sus sectores rurales y urbanos, con el fin de mostrar la distancia todavía existente para asegurar una educación con equidad. En una segunda parte, se presentan las opiniones de los niños y adolescentes peruanos (y piuranos) sobre la educación que reciben, las cuales revelan los problemas de la calidad educativa desde la perspectiva de los propios estudiantes. Finalmente, en una tercera parte discuto ambos conjuntos de hallazgos a la luz de las nuevas iniciativas en materia de políticas públicas y los desafíos que todo ello nos plantea en los ámbitos nacional y regional para lograr una educación que contribuya al desarrollo integral de las personas y sus entornos.
Entre discursos, signos de época y nuevos formatos en la escolarización secundaria La inclusión y el derecho a la educación cons-tituyen planteos que actualmente hegemo-nizan los discursos académicos, escolares, comunitarios, y también la agenda política de la mayoría de los países de la región. En este artícu-lo se retoman algunos supuestos teóricos y polí-ticos ligados al mito pedagógico moderno (Skliar y Tellez, 2008) reactivado en la última década bajo el imperativo del derecho a la educación; y algunas postales de época como los procesos de exclusión en el último tramo de la secundaria y el crecimiento de la demanda en este nivel pa-ra jóvenes y adultos. Finalmente, se analizan las tendencias que surgen a partir de estudios rea-lizados sobre nuevos formatos de educación se-cundaria destinados a los sectores más excluidos. La mayoría de estas reflexiones se apoyan en in-vestigaciones educativas, realizadas y/o en curso con diferentes equipos de trabajo en la Ciudad de Buenos Aires y en el conurbano bonaerense
Educación y desigualdad social El primero de julio del presente año, el Consejo Mexicano de Investigación Educativa organizó una mesa redonda sobre el tema "Educación y desigualdad social", con motivo de la presentación del número 5
En el curso de la historia, se ha construido una gran diversidad de teorías sobre la naturaleza humana, sobre las características, alcances y frutos de sus facultades; se ha estudiado y propuesto respecto del derecho y sobre el deber, sobre la sociedad, sobre el individuo; se ha puesto especial interés en los mecanismos y resultados del progreso, la ciencia, el arte y las idiosincrasias particulares que conforman a cada grupo humano, y, en todo ello, la educación, en todas sus modalidades y niveles, ha jugado un papel fundamental en la fijación de esas ideas en las conciencias
La educación peruana, históricamente fue elitista, excluyente y aislada del contexto sociocultural. La secuela de bajo rendimiento escolar y el escaso presupuesto, son algunas de sus características. Se busca proporcionar antecedentes teóricos relacionados con la inequidad y desigualdad de la educación en el Perú, con el fin de sentar bases que posibiliten una nueva propuesta educativa en este país. Se recurrió a la revisión y análisis bibliográfico, utilizando fuentes documentales primarias y secundarias (impresas y electrónicas). Para el registro y acopio de información, se utilizaron fichas textuales y unidades de almacenaje. Se colige que la educación en el país analizado, en su legado histórico, evidencia un bajo compromiso por el pueblo, provocando la marginación y retraso de la educación nacional.
Este trabajo analiza la brecha de ingresos según el nivel educativo alcanzado por los ocupados durante el período 1997-2017. El análisis se realiza mediante un panel de datos (pseudocohorte) a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), se estimaron los ingresos reales horarios de los ocupados en su ocupación principal. Los resultados explican que, en recesión, las brechas de ingresos por nivel educativo son más amplias, lo que incrementa el proceso de desigualdad de ingresos. En tanto durante el crecimiento, la reducción de la brecha se debió al débil crecimiento en los ingresos del trabajo calificado que no logró recuperar los ingresos anteriores a la crisis. Este fenómeno es típico de una estructura laboral con poca demanda de mano de obra calificada en comparación con su creciente oferta.