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2021
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La metafísica puede entenderse como una disciplina cuyo objeto son entidades inteligibles, pero es también y, sobre todo, comienza siendo una interpretación de la naturaleza. La inversión nietzscheana del platonismo tiene en la crítica del finalismo uno de sus rasgos principales. La oposición aparente/verdadero, desde esta perspectiva, se explica en función de la ausencia o la presencia de finalidad en la interpretación de la naturaleza, pero a juicio de Nietzsche la finalidad forma parte de la apariencia y no de la realidad del mundo natural. Independientemente de la valoración y de la genealogía que atribuye al pensamiento platónico, a mientender, su interpretación del platonismo es en lo esencial certera, pues Platón intentó ofrecer con la teoría de las ideas una concepción de las causas del devenir, basada en las categorías de finalidad y unidad, que calificó como «segunda navegación» precisamente porque constituía una alternativa a la teoría de la naturaleza transmitida por los...
En este artículo exploramos los dos polos de la constitución de la identidad: la naturaleza y la auto-interpretación. Empezando por los argumentos expuestos por Alasdair MacIntyre para una antropología filosófica con raíces en una filosofía post-darwiniana de la biología; seguido por el énfasis de Paul Ricoeur en contra de la filosofía analítica de la identidad personal y en favor de una concepción humana que tome en consideración las raíces terrenales de la corporalidad; y la concepción ecológica sui generis que podemos inferir de las nociones de lenguaje, Lichtung y la cuaternidad que encontramos en las obras tardías de Martin Heidegger, las cuales tienen resonancia con la ecología profunda de Arne Naess, analizamos la noción del ser humano como animal autointerpretante defendida por el canadiense Charles Taylor. Palabras clave: Antropología filosófica.
I. Aquellos que se han atrevido a hablar dogmáticamente de la naturaleza como de un sujeto explorado, sea que les haya inspirado esta audacia su espíritu excesivamente confiado o su vanidad y el hábito de hablar magistralmente, han ocasionado un perjuicio muy grande a la filosofía y a las ciencias. Mandando la fe con autoridad, supieron, con no menos poderío, oponerse e impedir toda investigación, y por sus talentos más com-prometieron la causa que prestaron servicio a la verdad, ahogando y corrompiendo anti-cipadamente el genio de los otros. Los que siguieron el camino opuesto y afirmaron que el hombre absolutamente nada puede saber, ya sea que hayan admitido esta opinión en odio a los antiguos sofistas, ya en consecuencia de las incertidumbres de su espíritu, o bien en virtud de alguna doctrina, han presentado en apoyo de su opinión, razones que no eran en modo alguno despreciables; pero, sin embargo, no las habían tomado de las verdaderas fuentes, y arrastrados por su celo y cierta especie de afectación, cayeron en una exageración completa. Pero los primeros filósofos griegos (cuyos escritos han pere-cido) se mantuvieron prudentemente entre la arrogancia del dogmatismo y la desespera-ción de la catalepsia, y extendiéndose frecuentemente en amargas quejas sobre las difi-cultades de las investigaciones y la oscuridad de las cosas, y como tascando su freno, no por ello dejaron de proseguir su empresa, ni renunciaron tampoco al comercio que con la naturaleza habían establecido. Pensaban sin duda que para saber si el hombre puede llegar o no a conocer la verdad, es más razonable hacer la prueba que discutir acerca de ello; y, sin embargo, estos mismos, abandonándose a los movimientos de su pensa-miento, no se impusieron regla alguna y lo basaron todo sobre la profundidad de sus meditaciones, la agitación y las evoluciones de su espíritu. II. En cuanto a nuestro método, es tan fácil de indicar como difícil de practicar. Consiste en establecer distintos grados de certeza; en socorrer los sentidos limitándolos; en proscribir las más de las veces el trabajo del pensamiento que sigue la experiencia sensible; en fin, en abrir y garantir al espíritu un camino nuevo y cierto, que tenga su punto de partida en esta experiencia misma. Sin duda alguna estas ideas habían impre-sionado a los que tan importante papel hicieron representar a la dialéctica; probaban por ello que buscaban ayuda para la inteligencia y que desconfiaban del movimiento natural y espontáneo del pensamiento. Pero es ése un remedio tardío a un mal desesperado, cuando el espíritu ha sido corrompido por los usos de la vida común, la conversación de los hombres y las doctrinas falsas y sitiado por los ídolos más quiméricos. He aquí por qué el arte de la dialéctica, aportando —como hemos dicho— un tardío socorro a la inteligencia, sin mejorar su estado, más sirvió para crear nuevos errores que
Theoría. Revista del Colegio de Filosofía, 2022
Sigue, pues, tan viva en la ciencia moderna lafe en la existencia de un núcleo matemático sencillo en todas las leyes naturales, incluso en aquellas que todavía no penetramos, que la sencillez matemática se considera el supremo principio heurístico a que hay que ceñirse al descubrir leyes naturales en todo campo abierto por nuevos experimentos.
Persona y Derecho, 2024
El sentido cristiano de la naturaleza ha sido el más común en el mundo occidental. Ha conformado el desarrollo de la ciencia, de la filosofía moral y está en la base de las diversas propuestas que la mayoría de los autores han hecho sobre la ley y el derecho natural. Obviamente no hay una única propuesta cristiana sobre el concepto de naturaleza, pero sí hay una dominante, y que debemos a Santo Tomás: todo lo que Dios hace en las criaturas es por eso mismo natural en ellas. Y por eso mismo la naturaleza es portadora de un mensaje moral. Esta es la idea de fondo que subyace a las diversas nociones de naturaleza que nos presenta el Aquinate. En el momento actual, ante el auge de ideologías que niegan el carácter normativo de la naturaleza (desde la filosofía de género hasta las diversas propuestas transhumanistas), creemos necesario volver a Santo Tomás para clarificar de nuevo la noción de naturaleza. Este trabajo es, en cierta manera, un ejercicio de clarificación conceptual, de la mano de Santo Tomás, sobre el sentido y valor del término ‘naturaleza’. Se divide en tres partes: una parte introductoria, que muestra la situación paradójica de nuestro tiempo ante la naturaleza, que la exalta hasta la adoración, al tiempo que desea manipularla a su antojo; una segunda parte en la que analizamos las diversas nociones de lo natural desde la perspectiva tomista, estudiamos la diferencia entre lo natural y lo artificial, examinamos los errores más frecuentes de interpretación y confrontamos la propuesta tomista con la idea que tiene Kant sobre la naturaleza, y una tercera parte donde estudiamos “la naturalidad del mal” desde la perspectiva tomista.
La interpretación es una actividad humana tan antigua como la traducción; se puede afirmar que existe desde que el género humano tuvo uso de palabra puesto que siempre fueron necesarios los intermediarios entre pueblos de culturas e idiomas distintos para facilitar la comunicación a todos los niveles.
Ciencia Ergo Sum, 1998
CIEKCIA ERGQ SUM ban desde antes; pero también, automóviles, zapatos, si llas, libros, costumbres, hábitos, porque cuando uno entra a un lugar también la silla ya estaba desde antes, e igual mente contiene imaginaciones, sueños, revoluciones, acti vidades, porque al igual que la luz y los zapatos, son obje tos de los que nos damos cuenta, más allá de su nombre. Un zapato es algo más que la palabra que lo nombra. En tonces, la naturaleza se puede definir como aquella parte
En este artículo analizo la aproximación “estética” de Malcolm Budd a la naturaleza, que sostiene que el modo correcto de experimentar la naturaleza es “como naturaleza” y no como arte. Estudio su relación con la idea kantiana de belleza libre y trato de mostrar que la belleza libre es un recurso teórico que deriva de la inevitable belleza dependiente. asimismo, basándome en la filosofía de Joseph Margolis, pretendo mostrar que “la naturaleza como naturaleza” es también un artefacto cultural.
Resumen: La poeta española María Jesús Alvarado hace de la naturaleza y su relación con el hombre una temática esencial de su obra Grietas. Muestra que el medio ambiente está formado por elementos que dan sentido a la existencia humana. De manera similar, los hombres deben establecer una relación intimista y respetuosa con la naturaleza, lo que les permitirá poner fin a las barreras entre ellos. Mientras sigue siendo una escritora inscrita en una dinámica moderna de la poesía, usa técnicas y corrientes literarias empleadas por sus predecesores. María Jesús Alvarado se compromete, en filigrana, a favor de una apertura al otro y la preservación de la naturaleza que alaba mediante una fusión con ella.
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Constelaciones. Revista de Teoría Crítica, 2018
Universitas Philosophica, 1986
La estructura de la interpretación, 2022
Revista de Ciencias y Humanidades de la Fundación Ramón Areces, 2017
“La naturaleza según Plotino”, en A. Pérez de Laborda, ed., Naturaleza, San Dámaso, Madrid 2006, p. 23-69
[i2] Investigación e Innovación en Arquitectura y Territorio, 2017