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2014, ARQ
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espanolDesde las estructuras de cuerdas asociadas a los globos del siglo xix hasta las columnas tejidas de la Mediateca de Sendai, se propone un vinculo que asocia una serie de torres con la busqueda de una estructura tensa, ligera y aerea. EnglishGoing from the string structures of 19th century aerostatics balloons to the woven columns of Ito�s Sendai Mediatheque, this article links a series of towers with the search for a tight, light, airy structure.
2014
Ciudad, su entendimiento cabal pasa por considerarlos, si no como arquitecturas, sí como piezas de una arqui-tectura superior, la Arquitectura de la Ciudad. Así, la Ciudad se configura por el asiento en un territorio, cuyo genius loci interpreta, y por sus monumentos, concebidos como arquitecturas no necesariamente áulicas, pero saturadas de memoria histórica, típicos en el mejor sentido. El asiento es condición necesaria, los monumentos condición suficiente. Y basta uno solo, un simple mojón, para que su voluntad-de-arquitectura redunde en la de su Ciudad, imprimiendo en ella ese carácter. La arquitectura hace Ciudad. La Arquitectura crea Ciudad porque, parodiando a Unamuno, cree en ella. Y se cree asimismo parte de ella, cuando no una totalidad por sí. Llama la atención cómo aquellas arquitecturas que lo son en plenitud, cuando no aciertan a formar Ciudad, se erigen ellas mismas en ciudad pequeña: son la civitas minima de Alberti. El Escorial o el Campidoglio, L'Unité d'Habitation o la Einsteinturm coinciden en ese propósito. Son ejemplos de mundos diminutos, ésos de los que habla G. Semper. 155 Es más, en la medida en que ciertas arquitecturas modernas y pos-modernas han sido incapaces de configurar ciudad, su gesto alternativo las ha obligado a erigirse en micro-ciudades autónomas o con pretensiones de serlo. El prurito urbano es connatural a toda arquitectura. Si hay una Kunstwollen o voluntad de arte (Riegl) para los edificios con voluntad de arquitectura, ella consiste en su propósito urbano y puede traducirse, sin más, por voluntad de ciudad. Lo usual (inusual para el Movimiento Moderno) es que las nuevas arquitecturas (toda obra de nueva planta está en trance de serlo) incidan en las viejas ciudades ¿cuál no lo es? como piezas de su rompecabezas. Todo edificio es parcial, sólo la Arquitectura es total. Pero ella pertenece a la Ciudad que es, a su vez, un todo en crisis permanente, una sinfonía incompleta a perpetuidad, el astillero que Sant'Elia ve en ella. La Ciudad es la que ha llegado a ser. Un modo de ser el suyo que coincide (adviértase) con el de la obra de arte, en nuestro caso de arquitectura, a juicio de Adorno. La Ciudad es un taller permanente de arquitectura abocetada (rasguño llamaban los castellanos viejos al esbozo y sventramenti llaman los italianos a sus cicatrices), hecha, deshecha y rehecha. Por donde la Ciudad nos obliga, a nosotros arquitectos y a todo el que, residente o transeúnte, la callejea, a reparar en lo viejo y lo nuevo y a conjugar, en nuestras arquitecturas, tiempos pasados, presentes y futuros, de un mismo verbo.Del coeo latino en primera persona, el pretérito en segunda, coivis, es la raíz de la voz que designa al ciudadano y su participio perfecto, el coitum, nos remite a la unión perfecta, el coito, que otorga a la pareja viviente una dimensión cósmica. * La estructura lógica muda a imagen poética. Y el uso ritual (la plegaria islámica) gana en recogimiento. Porque la multitud se divide en células que favorecen la identidad e intimidad de los orantes. Más cercano al genio hebraico que al cristiano, el creyente del Islam ora en soledad y a resguardo del tumulto, bajo el palmeral edificado. Entendemos precisamente por arquitectura funcional aquélla cuyas formas no nos distraen de sus usos, antes los propician, con la ayuda de unas respuestas bien diseñadas. Pero su propósito último es, en todo caso, el de morar, que lo rodea de * Una crítica, pues, que atiende sin más a la prosa trivial de sus pequeñas utilidades, minimiza la Arquitectura y la diluye en un catálogo descriptivo (es asombroso y en igual medida banal el que acompaña a los edificios llamados inteligentes), a la manera de ciertas memorias de proyecto, tan preceptivas como pedestres. En el polo opuesto, una crítica que abra su gran angular al servicio, de suyo poético, que presta el edificio a la causa de la convivencia humana, nos distraerá de su objeto, y aun de sí misma, puesto que esa causa, en el fondo, no ha menester de ella. 9 7. PRELUDIO Un plano neorrealista de Vittorio de Sica muestra una pequeña muchedumbre que se mueve apiñada al compás del rayo de sol que atraviesa, ora aquí, ora allá, el colador voluble de un cielo nublado. Conmovedora convivencia de un colectivo errante que rebaña el calor de un sol deficiente en un descampado inhóspito. Viendo la vieja película, el espectador sensible tiende a dar la razón a Séneca cuando, en el hosco estoicismo de sus epístolas, escribe a Lucilio: hubo una edad feliz, créeme, en la cual no había arquitectos. * La convivencia primaria de los hombres no ha menester de arquitecturas. Las vivencias interiores de cada uno de ellos menos aún. Desde la óptica del filósofo cordobés, fracasado preceptor de Nerón e instalado a su pesar en su corte palatina, la arquitectura no es sino un lujo. Y como tal, al estoico le parece superflua. Por eso, la historia que describe la Arquitectura en virtud de la utilitas vitruviana (por ejemplo, la Histoire de l'habitation humaine depuis les temps préhistoriques jusq'à nos jours, de E. E. Viollet-le-Duc) se confunde con una historia de la civilización, de sus usos y costumbres, progresos y modos de cohabitar, en la cual la arquitectura es una entre las innumerables invenciones humanas, de relativo valor para el bienestar individual y signo eventual de la prosperidad común. Pues bien, si la función nos provee un criterio arbitrario de calidad, cuyo árbitro es el usuario, la estructura, por su parte, nos encierra en el discurso, a menudo ensimismado, del artefacto construido. En el primer caso, el campo, de gran angular, es demasiado ancho: en el segundo, de teleobjetivo, demasiado estrecho. El prestigio de las estructuras, hoy en alza (el abuso del teleobjetivo no se limita al cine actual) reincide en el narcisismo que caracterizó la juventud clásica de la Arquitectura: el edificio se contempla y habla de sí y de los ingenios que lo sustentan. Vitruvio da la razón a Foster: la arquitectura es el arte de construir. Lo cual es legítimo y ha dado notables invenciones al repertorio de la formas arquitectónicas, enriqueciendo los sistemas y las técnicas de construcción, adonde la lógica, intuida o calculada, ha venido aplicándose con rigor y esplendor, del palafito ancestral a la catedral, del rascacielos a la torre de comunicaciones. Ese progreso puede ser descrito en los términos que Don Quijote aconseja al Trujamán en el Retablo de Maese Pedro: Seguid vuestra historia línea recta y no os metáis en las curvas y transversales: que para sacar una verdad en limpio, menester son muchas pruebas y repruebas. La de edificar es historia lineal. Y recta. Pero la Arquitectura ¿se consume y consuma en la cerrada lógica de su obra de fábrica? ¿O nos conviene para entenderla andarnos por sus curvas y transversales? 10 8. Lo común, sin embargo, es que el edificio, en tanto que estructura, se erija como sistema cerrado, consistente en sí mismo y orgulloso de su propia entidad, que lo distrae, y nos distrae, de sus supuestas utilidades y lo ensimisma, como advierte Le Corbusier, en el puro placer de la matemática y de sus secretas emociones. Pero la Arquitectura de ningún modo se reduce a ese sistema lógico. Su naturaleza es abierta, como la de toda obra de arte, y relativa, por cuanto ella es lo que llega a ser. Por eso su presencia desafía las razones de la razón. La Arquitectura está abierta, para empezar, al mundo que la rodea y de él segrega una porción que transforma y humaniza. Espacios adentro y en torno suyos se condecoran así con sus cualidades. Como el agua en la taza de la fuente, contenida o derramada, el espacio incoloro, inodoro e insípido, se deja ver, huele y sabe. 12 12. ARQUITECTURA: RITOS Y RITMOS Cuando ese trance de reinterpretación permanente reincide sobre el monumento mismo, hablamos de rehabilitación, que ejecuta uno de los innumerables proyectos que ha habido y hay en las mentes de sus sucesivos intérpretes. El arquitecto Piranesi ve e imagina, dibuja y estampa, el monumento antiguo. El arqueólogo Stuart lo observa, mide y especula acerca de él. El viajero Roberts esboza su imagen, la fantasea y recompone, restaurándolo acaso sobre el papel. Y el pintor, colaborador con la naturaleza vengativa, reintegra la arquitectura al paisaje. ¿Y el arquitecto? Pues, si se tercia un encargo, lo consolida, restaura o rehabilita. Sólo éste actúa, pero todos, incluido él mismo, reinterpretan a su modo la obra y fabrican sus síntesis propias, más o menos legítimas. Entiendo que toda gran arquitectura, como toda obra de arte consistente, está en permanente crisis de rehabilitación. La crítica ajena traduce su poética propia y la ilumina (o ensombrece) en un combate recíproco y sin tregua. La pieza suscita pareceres e induce conductas, y vive a través de ellos y ellas. Este ejercicio de síntesis que la Arquitectura pone en práctica, lo concibieron los clásicos como composición. Y al fin y al cabo (y teniendo en cuenta que, en nuestro caso, nadie está al cabo) síntesis y composición son términos castellanos hasta cierto punto equivalentes (difieren sus etimologías: griega y latina respectivamente). El latín traduce, en efecto, por positio la thesis griega. Y el syn griego se convierte en el cum romano. La correspondencia, por tanto, de sín-tesis y com-posición es literal. La composición es, para nosotros arquitectos, una síntesis de usos y estructuras que se realiza en el espacio y que en él se hace visible y conmensurable. A su vez y para el filósofo, toda síntesis es composición mental. De modo que, por medio de ella, la síntesis se convierte en imagen tangible, el pensamiento se evidencia. Y viceversa, por medio de la síntesis, la imagen se conceptúa y abstrae. La síntesis propende a lo abstracto y la composición a lo concreto. Y no es raro que adonde los antiguos, de Vitruvio a Durand y a Guadet, hablaban de composición, hablemos los modernos, con Alexander, de síntesis. Es claro que lo abstracto, no tanto en el arte (que lo fue...
2012
El artículo presenta algunos criterios propios que considero importantes para poder percibir la música en la arquitectura, a partir de mi formación como arquitecto y como músico. El objetivo de este artículo es fomentar el análisis, reflexión y percepción de la música en la arquitectura, ya que es un tema del cual se habla bastante, pero es poco investigado en nuestro país. Existen algunas opiniones pero con insuficientes ejemplos, explicaciones y contenidos concretos de cómo poder relacionar ambas disciplinas. Por tal razón, he escogido cuatro conceptos básicos que nos facilitarán ampliar esa percepción. El texto es resultado de una brevísima parte de mi tesis de licenciatura en arquitectura, que lleva por nombre Música–Arquitectura – Diagramas y Percepciones, presentada en esta Facultad. La metodo- logía aplicada fue de investigación documental y personal, ya que tuve la oportunidad de presentar mis propios planteamientos a través de la experiencia directa con las dos artes; como marco teórico recurrí a la filosofía de Gilles Deleuze. El resultado obtenido fue la propuesta del acercamiento musical en la arquitectura por medio de criterios filosóficos, psicológicos y de diseño arquitectónico, concluyendo que es posible su realización tras ob- tener una disposición y apertura de conceptos no sólo en lo material, sino en lo inmaterial, al concebir ambas artes como partes del espacio-tiempo.
2021
Este articulo interroga la posibilidad de rebeldia que acompana la accionfuerte asociada con la arquitectura, historicamente dependiente del poder, de sus instrumentos y representaciones. Se propone la alternativa de la produccion de espacios fragiles que se expresen de manera poetica y critica, que tengan la capacidad de dar lugar a situaciones marginales pero creadoras de sentido. Se revisan las posibilidades de la autoconstruccion, de la alteracion del espacio civico por causa de la accion politica, de la huella de actos de memoria espontanea y de otras figuras que acompanan a actos de rebeldia legitimos.
El alcázar omeya de la ciudadela de Ammán, situado en la terraza alta del Jabal Al-Qala, se construye en la primera mitad del siglo VIII dentro del perímetro del recinto de un doble témenos romano y sobre los restos de un edificio bizantino construido en el acceso a dicho recinto. Sobre los restos de este edificio bizantino de planta de cruz griega, se levanta en época omeya un monumental vestíbulo cupulado, que repite casi exactamente la planta del edificio preexistente que le sirve de cimiento (AImagro 1983).
Revista de Musicología, 2009
Resumen: Actualmente hay una notable carencia de estudios cuantitativos y sistemáticos sobre sistemas de afinación en la música tradicional española. La flauta de tres agujeros reviste especial interés en este sentido. La afinación de este tipo de instrumentos está muy determinada por su morfología. Al disponer sólo de tres agujeros, su afinación está mucho más limitada que la de otros instrumentos. Debido a estos condicionantes morfológicos, la afinación de estas flautas preserva sistemas de afinación tradicionales anteriores al uso generalizado del temperamento igual.
Revista I+i, Volumen 12, 2018
Se aborda un estudio sobre la resistencia mecánica de materiales usados en la fabricación de puentes colgantes empleados en la región andina. Uno de ellos es el pasto del Altiplano, llamado ichu (Stipa ichu). El otro es una fibra manufacturada de uso comercial. Se realizaron ensayos de tracción en ambas para calcular la fuerza de rotura y la resistencia mecánica. Se muestran los resultados en diferentes condiciones: fibras secas y fibras encharcadas con agua, con el propósito de correlacionar la resistencia mecánica con la humedad que puede contener los materiales en condiciones de trabajo. Autores: César Nunura, UTEC / César Lecaros, Tecsup / Roberto Delgado, Tecsup
texto incluido en el catálogo de la artista Guisela Munita "Intervenciones", XII Bienal de La Habana, 2015
In 1878, during the Worldwide Exhibition in Paris, Henri Giffard achieved the best of his dreams: to allow Parisians and visitors to travel into its urban sky. The vehicle was a hollow basket, hung from a captive balloon. Thirty years after, the Russian engineer Vladimir Shukhov built a stairway for the revolutionary man –a radio-transmission tower– out of a hyperbolic wire thread. And in 1950 Louis Kahn and Anne Tyng designed the first version of their high-rises for Philadelphia made out of an uplifted hollow structure, almost a metallic cloud, for the new American citizen. Kahn´s cloud was never built, but fifty years after Toyo Ito took the challenge in his Mediateque in Sendai: thirteen hollow towers reaching the sky of Japan. His man is no longer Giffard´s adventurous individual, nor Shukhov´s revolutionary or the modern American citizen. It is the man defined by Bauman, the artist of its own life. The structure of Giffard´s captive balloon announces a new structural system: a new hollow anatomy made out of strings which Robert Le Ricolais once defined as the way as to inhabit the sky. His research, a full quest to dwell these hollow strings, made possible to unveil some of the hidden steps in the history of aerial string made architecture.
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Bitácora de la BFV, 2023
Praxis Filosófica, 2008
Iztapalapa. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 2002
Ega Revista De Expresion Grafica Arquitectonica, 2008
Astragalo Revista Cuatrimestral Iberoamericana, 1997
Revista de Literatura, 76.152, 2014, pp. 479-493., 2014
El Pliegue en la Arquitectura. The Fold in Architecture, 2017