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El Nuevo Libro Del YogaEste libro ofrece al lector toda la información necesaria para empezar a practicar el yoga en su hogar. La esencia de la práctica quoda establecida en «La sesión básica», En las páginas 64-65 hay un simple diagrama que muestra al principiante cómo ha de proceder y, en el capitulo «El cicio de la vida», se hallarán sesiones de práctica modificadas para adaptarse a determinadas edades y diferentes condiciones físicas, especialmente durante el embarazo y la tercera edad. Prólogo En la actualidad, más que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, los occidentales están sometidos a formas de estrés que escapan de su control. Miles y miles de personas se refugian en tranquilizantes, somníferos, alcohol y otras sustancias, en un vano intento de hacer frente a estas situaciones. En 1957 llegué a Estados Unidos enviado por mi maestro Swami Sivananda. Mi maestro me dijo: «Ve, que la gente está esperando. Muchas almas de Oriente están ahora reencarnándose en Occidente. Ve allá, despierta la conciencia oculta de sus recuerdos y reencamínalos por la senda del yoga». El yoga, la más antigua de las ciencias de la vida, puede enseñarlos a controlar el estrés, no sólo a un nivel físico, sino también mental y espiritual. El cuerpo humano se puede comparar con un coche. Cualquier automóvil, ya sea un Rolls Royce o un cacharro viejo y oxidado, necesita cinco cosas para poder funcionar adecuadamente: lubricación, un sistema de refrigeración, corriente eléctrica, combustible y un conductor sensato sentado al volante. En el yoga, las asarías, o posturas, lubrican el cuerpo, conservan los músculos y las articulaciones en buen funcionamiento, tonifican los órganos internos y estimulan la circulación, sin provocar fatiga alguna. La relajación completa refresca el cuerpo, en tanto que el pranayama o respiración yóguica aumenta el prana, la corriente eléctrica. Los alimentos, el agua y el aire que respiramos nos proporcionan el combustible. Finalmente, la meditación aquieta la mente, el conductor del cuerpo. Me ditando, aprende uno a controlar y, en última instancia, a trascender el cuerpo, que es su vehículo físico. Cualquier persona, sea cual sea su edad, condición o religión, puede practicar el yoga beneficiándose de esta disciplina. Después de todo todos necesitamos respirar; y todos sufrimos de artritis si nuestra alimentación es incorrecta. Se aprende a meditar con una flor, con la estrella de David o con Krishna o Rama. El objeto de la concentración puede ser diferente, pero la técnica sigue siendo la misma. Los primeros yoguis buscaron respuesta a dos cuestiones fundamentales: «¿Cómo puedo liberarme del dolor?» y «¿Cómo puedo triunfar sobre la muerte?» Descubrieron que mediante las asanas se puede controlar el dolor físico; mediante el pranayama, el sufrimiento emocional, y gracias a la meditación se puede llegar a la auténtica comprensión de uno mismo. Una vez libres de falsas identificaciones con nombres y formas, podemos trascender completamente el cuerpo hasta encontrar el Sí Mismo, que es inmortal. Ya ven, pues, que aunque el yoga se inicia con el cuerpo, termina por trascenderlo. En conclusión, me gustaría decirles que el yoga no es una teoría, sino una práctica de vida. A quien jamás haya saboreado la miel, de nada le sirve que le digan que es buena: no lo entenderá hasta que la pruebo. Practiquen el yoga y comprenderán por ustedes mismos los beneficios que aporta. Este libro les ayudará a iniciarse en esta disciplina y, durante el camino, les servirá de inspiración y de compañía. Sumario Introducción al yoga La relajación
Yoga libro1El yoga ha sido durante milenios el eje espiritual no sólo de la India, sino también de Oriente. Es, básicamente, un método de mejoramiento humano con una antigüedad de más de seis mil años, originario de la India, pero que despierta un creciente e intenso interés, cada día mayor, entre los occidentales. Se ha convertido en una necesidad específica de nuestro tiempo, pues procura claves, prescripciones, métodos y técnicas para el autoperfeccionamiento, el bienestar integral y la evolución de la conciencia. Pero el descubrimiento del yoga y de sus notables excelencias por los occidentales no es ni mucho menos reciente. Recordemos que ya Alejandro Magno se dejó instruir por un yogui jaina de nombre Kalano y que desde aquellos remotos días empezaron a ser numerosos los filósofos, místicos, pensadores, viajeros sobresalientes, peregrinos y escritores de nuestro hemisferio interesados por las enseñanzas del yoga e incluso entusiasmados por sus textos espirituales. A propósito de los Upanishads, Schopenhauer declaró: «Han sido el consuelo de mi vida y de mi muerte». Del mismo modo, Hermann Hesse destacaría hace casi ocho décadas que si algo le urgía a Occidente era la práctica del yoga, y antes que él innumerables intelectuales y pensadores como Victor Hugo, Lamartine, Pierre Loti, Romain Roland y tantos otros habrían de interesarse vivamente por el pensamiento de la India. Los métodos liberatorios del yoga se han ido incorporando desde muy antiguo a otras tradiciones, tales como el budismo theravada, el budismo zen, el budismo tibetano, el jainismo, el tantra, el sufismo, el gnosticismo, el cristianismo oriental y otros sistemas soteriológicos. Puesto que el yoga es suprarreligioso y fundamentalmente ecléctico en este sentido, es de utilidad tanto para personas con creencias como para quienes no las tengan, pues lo que aporta es un conjunto de preciosísimas técnicas para el autodesarrollo. De ahí que numerosos sistemas espirituales y psicologías de la realización se hayan servido de sus eficientes y milenariamente experimentados métodos para el control del pensamiento, la evolución de la conciencia y el acopio de valiosas energías internas. Son métodos que están al alcance de cualquier persona que desee mejorar y esté dispuesta a practicarlos con alguna asiduidad. Tres décadas en la docencia del yoga, habiendo impartido sus técnicas a más de doscientas mil personas, de todas las edades y condiciones, me permiten asegurar los indiscutibles beneficios de este nutrido cuerpo de enseñanzas vivientes que se ha ido transmitiendo, y verificando personalmente, desde la noche de los tiempos. El mismo yoga psicofísico (hatha-yoga), comúnmente denominado yoga físico, es de una asombrosa precisión y en la medida en que lo he seguido practicando desde hace muchos años, me he dado cuenta, siempre con renovada sorpresa, hasta qué punto sus técnicas son excepcionalmente eficaces y beneficiosas. Cada persona debe ir perfeccionando estas técnicas mediante la práctica asidua y hasta donde quiera llegar. A mayor esfuerzo sobrevendrán, por supuesto, resultados mayores. El yoga nos abre extraordinarias posibilidades, pero compete al practicante determinar hasta dónde quiere profundizar en el yoga y qué espera recibir del mismo. Muy repetido es