Nuestro abanico de líneas férreas comprende la primera que se abre a la explotación, la Compañía del Ferrocarril de Tudela a Bilbao; una línea minera, el ferrocarril de Triano; un ferrocarril industrial, el de Bilbao a Portugalete, que se abre en la tercera fase; estas tres líneas tienen en común que pertenecen al ancho normal, frente a las otras tres restantes, de vía estrecha.
La persistencia del déficit y el contrato leonino establecido con la Compañía del Norte obligan a los accionistas del ferrocarril de Tudela a Bilbao a vender la línea a la susodicha Compañía, venta en la que los accionistas pierden la mitad de su capital, que además se transforma en obligaciones de tercera, en tanto que los obligacionistas ven reconocidos sus títulos íntegramente.
Según la Real Orden de 1881, la línea había sido otorgada con arreglo a la legislación de 1868, que implicaba la perpetuidad de la concesión, pero se imponía la condición de terminar las obras en el intervalo de tres años, período de tiempo que transcurre entre la concesión y la constitución de la Compañía.
Ahora bien, la venta de la Compañía de Tudela a Bilbao a la Compañía de los Ferrocarriles del Norte de España -«Así como la Compañía de Tudela a Bilbao no me inspiraba recelos, empecé a temer seriamente a la del Norte...» (21), confiesa su promotor-trastoca los planes y el ferrocarril proyectado sufre una transformación en dos aspectos esenciales: se trae el origen de la línea hasta Bilbao y se modifica el ancho de vía, del normal en la red, a la llamada «vía estrecha» de 1 metro, buscando reducir costos y poder seguir ofreciendo unas futuras rentabilidades concienzudamente estudiadas por el promotor D. Francisco N. de Igartua y quizás motivo de su éxito-, que atrajeran el capital necesario, después del «fracaso financiero» del ferrocarril de Tudela a Bilbao, reducción de costos que se logra y que se mantiene en la construcción de la línea -aspecto poco corriente en casi todos los ferrocarriles-, puesto que, entre el presupuesto teórico y los gastos de establecimiento reales, en 1882 cuando se abre el servicio público, hay una desviación que no llega al 3 %.
Con la finalidad de atender al territorio comprendido entre Las Arenas y Plencia, D. José M./a de Aramberría y Olaveaga promueve y obtiene, en 1888, la concesióndel ferrocarril de vía estrecha de Las Arenas a Plencia, de la que sólo conocemos las objetivos iniciales, la concesión y constitución de la sociedad constructora y explotadora, unos datos muy fragmentarios sobre la explotación -la media de los ingresos de los años 1895-1898 se reducen al 35 % de las expectativas planteadas-y la defunción de la Compañía, tras la venta por 700.000 pesetas de sus activos a la Compañía del Ferrocarril de Santander a Bilbao, a la cual se ha transferido también la línea precedente, en 1900.
La historia del ferrocarril mexicano se remonta a los primeros tiempos de México, cuando se comienza a formar como una nación y a marcarse quienes llevarían las riendas. El trazo de las vías férreas conduce por diversos lugares de la nación que, al correr de los años han sido, las mismas vías, testigos de importantes acontecimientos, cuyo conjunto define el perfil actual de la nación. Cada sitio por el que cruza habla de un pasado en ocasiones lejano, que revela la identidad de un país.
Hay dos propósitos en este trabajo. Por un lado, se intenta hacer una estimación del impacto económico del turismo sobre el negocio ferroviario en la segunda mitad del siglo XIX. Para la compañíaNorte, pero sólo para ella, ese efecto parece haber sido bastante significativo. En segundo lugar, trata de averiguar hasta qué punto el ferrocarril condicionó el desarrollo del sector y, en particular, el éxito o fracaso de determinados destinos turísticos. En general, los ferrocarriles satisficieron una demanda latente, pero no tuvieron efectos hacia delante en el sector turístico. Por eso no fueron un factor determinante en la localización de los principales destinos.
¡En honor de tantos que han dado su vida por los trenes! ¡En distinción de quienes siguen ostentando la profesión de ferrocarrilero! ¡Honra a quienes dejaron su vida a bordo de los carros del ferrocarril! A veces, en nuestra apresurada vida, nos quejamos de los pequeños trozos de pasado que aún se conservan del Monterrey antiguo, que formaron y forman parte de la vida de muchos regiomontanos que aún están con nosotros y, que, si los escuchamos con atención, nos comparten sus vivencias, si estamos dispuestos a hacerlo. Uno de esos pequeños trozos del pasado es el ferrocarril.
Tribuna del Investigador Volumen 22, No. 1 - 2, Año 2021 Enero-Diciembre , 2021
Los caminos de hierro llegaron a Venezuela en último tercio del siglo XIX cuando la Venezuela de Guzmán Blanco se decidió por la construcción de ferrocarriles, mediante contratos de concesiones con empresarios extranjeros y nacionales, bajo la idea de que el Estado no necesitaría invertir directamente, lo que si era necesario para la construcción de carreteras. En 1884 se iniciaron las obras del Ferrocarril Central que debía llegar a Valencia atravesando los valles del Tuy; y, luego, entre 1885 y 1898, se otorgaron concesiones para otros tramos de Caracas a Valencia (Gran Ferrocarril Venezuela) y los de Guanta-Naricual, Santa Bárbara-El Vigía, La Vela-Coro, Encontrados- La Fría y La Fría-La Uracá. Con la primera revolución industrial, a mediados del siglo XVIII, la economía basada en el trabajo manual y la artesanía fue remplazada por otra dominada por la manufactura y la industria. A medida que las ciudades se comunicaban, fueron creciendo y albergando las nuevas instalaciones productivas. El transporte se hizo una necesidad urbana básica y las calles de tierra se congestionaron por el tráfico de carretas, coches, mulas y caballos y un empeoramiento de las condiciones sanitarias y de salud de los habitantes urbanos. Esto dio origen a la aparición del tranvía, que aun arrastrado por bestias, permitía sustituir en las calles a un número apreciable de caballos, mulas y coches. En Venezuela hubo tranvías en Caracas, Maracaibo, Valencia, Carúpano y Barquisimeto.
... XIX, generalmente se ha tendido a subestimar su importancia en la historia politica e ... pOblica, v6ase Jose Carlos CHIARAMONTE: Nacionalismo y liberalismo economicos en Argentina (Bs ... limites impuestos por la coexistencia con poderosas empresas privadas en este sec-tor ...
Trilogía compuesta por tres capítulos del libro: Un viaje sobre raíles. La Rioja (1863-2013) publicado en 2013. Los capítulos son: 1. A toda máquina: implantación y desarrollo del ferrocarril en La Rioja hasta 1877. 2. El ferrocarril en La Rioja. De la industria privada a la nacionalización, 1878-1936. 3. Hacia la vía estrecha y secundaria (1900-1966). Se pueden leer por separado aunque las conclusiones generales de la trilogía están en el capítulo 3.
La aplicación de máquinas movidas por la fuerza de vapor en los diversos órdenes de la producción y del transporte fue uno de los hechos sobresalientes de la evolución económica y técnica de la humanidad durante el siglo XIX. En el marco de los transportes terrestres, el ferrocarril fue el resultado más revolucionario de ese progreso técnico. Las primeras ideas para la instalación de ferrocarriles en la Argentina se hicieron efectivas después de Caseros. En nuestro país, con tan extenso territorio, con sus centros de población y producción aislados por grandes extensiones desiertas, el ferrocarril podía significar la solución a grandes problemas sociales y económicos. Podía servir como medio de colonización y enriquecimiento además de ser un instrumento eficaz para consolidar la unidad de la Nación. En este trabajo se indaga la instalación de los ferrocarriles en Santiago del Estero en la segunda mitad del siglo XX
Jesús Sanz (ed.); Ángel Rodríguez Carrasco; Antonio Santamaría et al.: Gúia histórica de los ferrocarriles de Iberoamérica. Madrid: Ministerio de Fomento, 1998
El ferrocarril de servicio público en Puerto Rico estuvo determinado por las peculiaridades del medio físico y del desarrollo histónco insular. Durante el período de dominación española, los proyectos de construcción de lineas respondieron a la necesidad de dotar a la producción exportable de un medio de transporte eficiente. La estructura con que fue concebida la red ferroviana no varió después de 1898, ya bajo soberanía de los EE.UU., a pesar de que la mayor parte de su extensión se construyó después de esa fecha. Esta dependencia de la producción primario-exportadora impidió al ferrocarril adaptarse a los cambios que experimentó la economía insular tras la crisis de los años treinta, lo que determinó el cierre de las líneas en las siguientes décadas. El artículo que se presenta a continuación se realizó en el marco del proyecto «Los ferrocarníes latinoamericanos, ayer, hoy y mañana», de la Fundación de Ferrocarriles Españoles (1990Españoles ( -1992. Su objetivo es aportar un estado de la cuestión sobre un tema que apenas ha sido investigado, completado con la información de algunas fuentes, fundamentalmente estadísticas, que hasta el momento no han sido utilizadas.
Mi abuela Cristina solía contarme que sus padres habían llegado de Piaggine alentados por las oportunidades de trabajo que había en Argentina. Francisco, su papá, fue ferroviario. También lo fueron todos sus hijos varones y los hijos de sus hijos. Mi abuela me contaba que eran muy pobres, que solo comían frutas cuando algún vagón descarrilaba y el papá se llevaba la fruta a la casa. Solo entonces, mi abuela y sus ocho hermanos comían, por fin, fruta. Francisco, sus hijos y los hijos de sus hijos tuvieron su vida en Junín gracias a los Ferrocarriles. A ellos, sin querer, sin pensarlo, el abuelo Francisco les dejó un oficio, les dejó un presente y la posibilidad de un futuro. La historia de la familia de mi abuela Cristina es la historia de muchas de las familias de Junín: bisabuelos y abuelos que llegaron a Junín atraídos por el trabajo que ofrecían los Talleres Ferroviarios. Esos bisabuelos y abuelos sembraron en sus hijos el orgullo de ser ferroviarios. De ese orgullo habla este libro: del orgullo de ser que sintieron siempre los empleados ferroviarios. Por esa razón, entre ellos se llamaban "socios", puesto que así lo sentían. Eran los socios de la empresa Ferrocarriles Argentinos. Se compone de quince entrevistas a empleados que pasaron por distintos puestos de trabajo en los Ferrocarriles. A todos ellos les tocó sufrir el cierre de los Talleres, situación de la que, como puede verse en las entrevistas, aún no han podido recuperarse, si es que alguna vez lo logran.
Instrumentos de movilización y de acercamiento entre diferentes puertos, ciudades, centros de la economía; la travesía a través de la nación, visitar paisajes, conocer culturas, aprender de un país, eso posibilitaría los ferrocarriles en Colombia, tal vez si fuesen grandes y voraces, corriendo tan rápido como sus límites se lo proponen, durante el día, tarde y noche; enfrentando calor y frio, lluvia y sequía. Ojalá en Colombia hubieran ferrocarriles en la misma proporción como hay corrupción en el país.
Historia Dominicana (http://www.historiadominicana.com.do/), 2013
La historia de los ferrocarriles de servicio dominicanos está ligada a los proyectos de construcción de un Estado y una economía nacional y a la integración de ésta en el mercado mundial. Dichos objetivos tropezaron con condicionantes socio-políticos, económicos y geográficos que dificultaron su materialización y que el citado medio de transporte reprodujo en sus construcción y desarrollo. Entre los años 1990-1992, se llevó a cabo en Fundación de los Ferrocarriles Españoles el proyecto "Los Ferrocarriles Latinoamericanos, Ayer, Hoy y Mañana (1830-1995)", dentro del marco del "Proyecto "Libertadores", con el fin de realizar un estado de la cuestión sobre el tema, incorporando algunas fuentes nuevas, fundamentalmente estadísticas, en una base de datos informática. Este artículo presenta los resultados para el caso de República Dominicana, que no habían sido publicados.