Escenas norteamericanas de José Martí se moldea en el contacto y la frecuentación de los imaginarios, las representaciones y los discursos sociales norteamericanos y de otros universos culturales, a partir de los cuales se fraguan las interpretaciones martianas. Tomando prestado un concepto de Beatriz Sarlo, como fantasía omnipotente engendrada por el consumo, la moda es un elemento importante en el proceso de construcción identitaria tanto a nivel individual como social. Es un espacio en donde se llevan adelante negociaciones y disputas relacionadas con la construcción y la deconstrucción de la identidad y la pertenencia a ciertos grupos o sectores de la sociedad moderna. En este sentido, con un paso digno de Roland Barthes (1978), Martí desde su exilio neoyorquino ya sabe que la moda es un espectáculo y un sistema semiótico que merece su atención. En su crónica "Por la bahía de Nueva York" de septiembre de 1888, el corresponsal se refiere a los jóvenes de las clases pudientes en los centros de veraneo: "los mozalbetes sin quehacer, que rechupan el puño del bastón en invierno, imitan, de casaquín y calzón de punto, la caza de la zorra en Inglaterra" (OC, 12: 23). 1 No es la primera vez que Martí se refiere a los modos en los que la burguesía norteamericana emula los modos de vestir, la decoración, el uso del tiempo libre y la arquitectura europeos. En muchas de estas imágenes el corresponsal entra en sintonía con la prensa gráfica norteamericana. 2 En la presente caricatura, el