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Genios alados, monstruos y mujeres fatales en la mitología griega

2013, Vampiros a contraluz. Constantes y Modalizaciones del Vampiro en el Arte y la Cultura, Granada: Comares, pp. 1-17

Abstract

El Diccionario de la Real Academia define al vampiro como el "espectro o cadáver que, según cree el vulgo de ciertos países, va por las noches a chupar poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos". Esta peculiar plasmación de la figura del "muertoviviente", originaria del folklore eslavo y con paralelos en otras tradiciones culturales, ha alcanzado una proyección universal merced a sus recreaciones en la narrativa anglosajona, desde el Drácula de Stoker a fines del siglo XIX, a la saga Crepúsculo de Stephenie Meyer principiando el XXI, popularizadas por sus versiones cinematográficas. Las "películas de vampiros", un subgénero extraordinariamente prolífico, prueban no sólo la vigencia del personaje, sino su capacidad para adaptarse a los tiempos, cambiando de fisonomíadel macabro Nosferatu de Mornau o el sádico Drácula interpretado por Christopher Lee a los vampiros teenagers de las sucesivas entregas de Crepúsculo-, sin perder su idiosincrasia. Sin duda, al vampirismo cinematográfico, más que al vampir eslavo, remite el imaginario contemporáneo sobre este depredador nocturno y hematófago, que expande su mal como una epidemia, y cuyo principal atractivo radica en su capacidad para difuminar las fronteras entre la vida y la muerte, la seducción y el miedo.