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"Discutir estéticas". En: Palabra Pública, 28 de agosto de 2020. https://palabrapublica.uchile.cl/2020/08/28/discutir-esteticas-en-respuesta-a-las-ideas-que-propone-lina-meruane/
Violencia política y reformulación histórica Una comunidad heterogénea El camino hacia "algo" diferente El teatro comunitario y el ritual El teatro comunitario y la institución teatral
Definición Estética: Es una disciplina filosófica la cual tiene relativamente poco de haber alcanzado esa consideración ya que anteriormente no se tenía la teoría y sistematización para catalogarla como tal. Su objeto de estudio está bien determinado, está referida al estudio del arte y de lo bello, pero no se limita sólo a eso. Su objeto de estudio es abordado por una serie de procesos, los cuales se fueron identificando por grandes pensadores como Kant, Hegel, Schopenhauer, Nietzsche y demás, que en la suma de sus aportaciones dieron lugar a la Estética. “El nombre fue introducido por Baumgarten hacia 1750 en un libro (Aesthetica)” Algunos de estos procesos son la experiencia estética, la capacidad del gusto, la representación, el juicio, placer, displacer, afectividad, estos tienen un carácter de general en todas las personas, por lo tanto cualquiera puede tener una experiencia que se puede considerar como juicio estético. De manera determinante en la Estética encontramos dos procesos que se desarrollan en la persona y son la experiencia estética y el juicio del gusto. Esta disciplina tiene mucha relación con un aserie de teorías que paralelamente van caminando y haciendo camino en las cuestiones de tipificar o considerar que algo es bello o que algo es arte. Entre estas teorías podemos ubicar principalmente a la Teoría del arte, Ciencia del arte, Filosofía del arte. Es común confundir estas teorías con lo que es estética por su estrecha relación. Alcanza su autonomía hasta el siglo XVIII con la publicación de la Aesthetica de Baumgarten o de la Crítica del juicio de Kant. Esta afirmación tiene su fundamento en dos tesis. primero, que el objeto propio de la Estética es la belleza; y segundo, que sólo en este momento de la historia de la Filosofía se estableció explícitamente la esencia de lo bello, con lo cual se alcanzo la separación de esta categoría con otras que se le había confundido: lo bueno, lo verdadero, lo útil, etc.
Si observamos otro hidrocarburo olefínico como es el 2-buteno nos damos cuenta de que podemos dibujar las siguientes estructuras:
La belleza es un requisito que exigimos los hombres para soportar la existencia dentro de la realidad. Esta belleza es condición esencial para poder transformar la existencia en vida, la burda realidad en nuestro mundo. La belleza y lo bello se forjan a través de un magnífico esfuerzo creador, revolucionario en su más profundo sentido. En este ensayo se explora el tema de lo bello y la organización de la realidad en la dirección de hacerla habitable, intentando una explicación del fenómeno estético centrada en el hombre.
La ética: medios y fines Ya se ha señalado (§ 5) que Aristóteles piensa toda la naturaleza de manera finalista, teleológica. Cuando un cuerpo cae, por ejemplo, ello se debe a que tiene como meta o fin el "lugar natural" hacia el que se dirige: el fuego se eleva, porque su lugar natural está en lo alto; la piedra cae, porque el suyo está abajo. Incluso la entera escala de la naturaleza puede interpretarse finalísticamente, como si desde la materia menos informada hubiese una especie de continuo esfuerzo de ascensión hacia grados cada vez superiores, más ricos, más "actuales" (más reales), hacia la realización más perfecta de la forma. Esta teleología valdrá también, pues, para la acción del hombre. El hombre continuamente obra, realiza acciones. Y lo que hace, lo hace porque lo considera un "bien", porque si no lo considerase un bien, no lo haría (otra cosa es que se equivoque, y que lo que considera un "bien" sea un mal). Pero ocurre que hay bienes que no son nada más que "medios" para lograr otros, como, por ejemplo, el trabajar puede ser medio para obtener dinero; mas hay otros bienes que, en cambio, los consideramos "fines", es decir, que los buscamos por sí mismos, como, por ejemplo, la diversión o entretenimiento que el dinero nos procure. Pero además tenemos que admitir que todos nuestros actos deben tener un fin último o dirigirse a un bien supremo, que dé sentido a todos los demás fines y medios que podamos buscar, porque de otra manera, si buscamos una cosa por otra, y ésta por una tercera, y así al infinito, la serie carecería de significado, no se trataría en el fondo nada más que de una serie de "medios" a la que le faltaría el "fin", vale decir, aquello que otorga sentido a los medios. Aristóteles señala dos características que le corresponden a este bien supremo. En primer lugar, tiene que ser final, algo que deseemos por sí mismo y no por otra cosa-de otro modo no sería el bien último-. En segundo lugar, tiene que ser algo que se baste a sí mismo, es decir, que sea autárquico, porque si no se bastase a sí mismo nos llevaría a depender de otra cosa. Tal bien supremo-y sobre esto todos los hombres están de acuerdo-es la felicidad; y Aristóteles dice: " Tal parece ser sobre todo lo demás, la felicidad, pues la elegimos siempre por sí misma y nunca por otra cosa. " 1 La teoría que sostiene que la felicidad consiste en el placer se llama hedonismo (ηδονη, hedoné significa "placer"). Pero Aristóteles rechaza tal teoría. En efecto, se ha visto que en el hombre hay tres "almas" o vidas: la vegetativa, la sensitiva y la racional; y el placer evidentemente se refiere al alma sensitiva, a la propia de los animales. Por ello Aristóteles sostiene que una vida de placeres es una vida puramente animal, porque si llevásemos vida tal, no estaríamos viviendo en función de lo que nos distingue como seres humanos, sino solamente en función de lo que en nosotros hay de animalidad. Pero hay otra razón más para rechazar el hedonismo. Y es que en el placer dependemos del objeto del placer, estamos atados-y en los casos extremos esclavizados-al objeto del placer; si el placer lo encontramos en la bebida, pongamos por caso, dependeremos de la bebida, de que dispongamos de ella. 1 Etica nicomaquea I. 7. 1097 a-b.
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