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Cuestiones de Derecho Urbano, 2017
“Veo una plaza que mañana morirá y muerto el verde sólo hierro crecerá” , cantaba Sui Generis a comienzos de los setenta y reflejaba la realidad de una ciudad que se expandía sin contemplar la “variable verde”. Décadas luego, el diagnóstico no varía demasiado. La Ciudad —y la región metropolitana en general— exhibe un déficit agudo de espacios verdes, circunstancia fáctica especialmente tenida en cuenta por el constituyente porteño al establecer la obligación expresa de preservar e incrementar los espacios verdes, áreas forestadas y parquizadas, parques naturales y zonas de reserva ecológica, así como los “espacios públicos de acceso libre y gratuito.” Se trata pues de una circunstancia que condiciona y no puede ser soslayada al tratar toda cuestión vinculada a esta problemática. La Organización Mundial de la Salud ha establecido un parámetro “saludable” de entre 10 y 15 m2 de espacio verde por habitante en las grandes concentraciones urbanas. En la actualidad, la ciudad de Buenos Aires dista de acercarse al mínimo de esa marca –se queda en la mitad-, a la vez que la tendencia es “a la baja” de los ya insuficientes espacios verdes que posee y es desigual su distribución en los distintos barrios porteños. Sabido es que las zonas verdes juegan un rol fundamental en el medioambiente urbano y en su relación con la salud. Mejoran la calidad de vida de los habitantes y, en especial, la calidad del aire. Pero también otorgan beneficios de estos espacios como elementos mitigadores de contaminación y sumideros de dióxido de carbono. La existencia de espacios verdes reviste de una estructura a la ciudad y amortiguan el impacto producido por los altos niveles de densidad y edificación, por lo que cobran una gran importancia como elementos clave en la prevención de riesgos naturales y mitigación de los efectos producidos por el cambio climático. Desde otra perspectiva, son también fundamentales como ámbito de socialización y como alternativa de recreación y esparcimiento de amplios sectores de la población, con fundamental importancia para aquellos que no cuenta con otra posibilidad de acceder al “verde”. Un instrumento que diagnostica las falencias de nuestra ciudad en materia urbanística es el Diagnóstico del Plan Urbano Ambiental , que describe a la Ciudad de Buenos Aires, como un fragmento del Área Metropolitana de Buenos Aires –AMBA- que se extiende sobre un 5% del territorio metropolitano y sólo contiene a un 25% de su población, concentra a los equipamientos más diversos y complejos y, por lo tanto, opera como centralidad metropolitana. Destaca que su rápido crecimiento tuvo origen, en su constitución como la principal entrada y salida del país –por su actividad portuaria y su proximidad a la principal zona de producción, denominada “pampa húmeda”- , así como en su emplazamiento como sede de las actividades administrativas, financieras y culturales de ciudad central, tanto públicas como privadas. Con relación a la realidad urbanística y ambiental de la Ciudad, señala que uno de sus principales problemas es la fragmentación y las diferencias internas que se registran en sus distintas zonas y, en diferente medida, a nivel de las quince (15) comunas que las integran. No por nada, siempre se afirmó que “Buenos Aires no es, en ningún sentido una unidad; su descriptiva y su captación se fragmentan en mil pedazos; la vida la asiste por zonas, por barrios, por horas, por temporadas”. En contraste con la excesiva concentración de actividades en el centro de la ciudad y con la alta concentración de población y equipamientos en la franja norte, se registran áreas de marginalidad y de vacancia en toda la franja sur paralela al Riachuelo, que se materializa en forma de segregación y exclusión urbana. En este documento, se detallan las cuestiones más significativas y estructurales, sin que deba ser considerado como un registro exhaustivo de las problemáticas que atraviesan a la ciudad, y se profundizan diversos aspectos, entre los que se encuentran: Estructura y Centralidades, Transporte y Movilidad, Hábitat y Vivienda, Producción y Empleo y Patrimonio Urbano, y el que nos convoca, el Espacio Público. La utilización del espacio disponible en el ámbito de las grandes ciudades constituye una cuestión que, en distinto grado, impacta sobre todos quienes la habitan o frecuentan. En muchas ocasiones, aquellas comodidades que nos brinda la urbanización implican, en cierto punto, un menoscabo gradual y progresivo a los espacios verdes, sin que muchas veces nos detengamos a pensar cuáles son las graves consecuencias que ello acarrea. El tema de por sí es complejo, y para un abordaje integral requiere de la interacción de diversas disciplinas que permitan brindar información concreta sobre los efectos que genera vivir en una ciudad con una cantidad deficitaria de espacios verdes. Según datos oficiales, en la Ciudad de Buenos Aires sólo hay 5,9 m2 de espacio verde por habitante , una cantidad sustancialmente menor a la que la OMS recomienda como saludable. Según un ranking elaborado en el año 2014 por ONU Hábitat, de diez (10) ciudades, en el que están incluidas México DF, San Pablo y Santiago, de Chile, Buenos Aires quedó en penúltimo lugar, en ese entonces, con 6,2 metros cuadrados de espacio verde por habitante. En este marco, nos proponemos analizar distintas cuestiones vinculadas a los espacios verdes de la ciudad de Buenos Aires, en sus aspectos conceptuales, normativos y casuísticos, para finalmente esbozar conclusiones.
Usos de los espacios verdes, 2021
En este estudio se analiza la viabilidad de un proyecto innovador de Terrazas verdes, en él se expondrá una breve introducción en la cual se justifica porque es un proyecto deseable y a que problemáticas responde. Se presentara el estudio de mercado realizado para analizar el impacto que puede tener debido a la demanda. Se verificara dicho impacto económico estimando costos y calculando el tiempo de retorno. Por último se presenta los resultados de la hipótesis de que es un proyecto novedoso e innovador con un alto porcentaje de viabilidad.
Delgado Pichel A, Inarejos Montesinos P, Herrero Climent M. Espacio biológico. ParteI: La inserción diente-encía. Av Periodo n Implanto!. 2001; 13,2: 101-108. AVANCES EN PERIODONCIA/IOI AVANCES Volumen 13 -N" 2 -Julio 2001 * Fase 2:la distancia es de 3,06 mm (2,45 mm de espa-En el estudio de Vacek se registraron las medidas del surco gingival (SUL); el epitelio de unión (EU);el tejido conectivo insertado (TCI) y la pérdida de inserción (PI), que se corresponde con la distancia desde la UAC hasta la zona más coronal del tejido conectivo insertado. AVANCES EN PERIODONCIA/I03 AVANCES Volumen 13 -N" 2 -Julio 2001
Los muros verdes o jardines verticales, se pueden considerar una innovación en las técnicas de construcción, ya que se busca integrar una parte de la vegetación con el entorno urbano. Lo anterior, surge debido a la preocupación del ser humano por los problemas que afectan al medio ambiente hoy en día, y ha provocado un mayor interés en encontrar soluciones que logren contrarrestar las condiciones medioambientales.
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Documentos De Trabajo, 2006
Cuadernos del Mundo Actual, nº 75 Historia 16. Madrid, 1995 págs. 1-31 ISBN: 84-7679-271-9, 1995
Revista de Urbanismo, 2010