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PREOCUPA hoy a los pensadores de allende y aquende el Atlántico la nueva filosofía que corre bajo el nombre popular de pragmatismo; si bien suele llamársele también, por clasificación anti-intelectualismo; por su origen, filosofía americana, puesto que norteamericanos son su principal maestro, William James, y su precursor, Charles Sprague Peirce; humanismo, por el nombre que propuso el profesor F.C.S. Schiller, y acaso llegue a llamársela pluralismo, si se acepta como sustantiva la nueva derivación que acaba de hacer el propio James.
POSITIVISMO El positivismo designa el movimiento dirigido en el siglo XIX y XX a exaltar los hechos en contra de las ideas, a resaltar las ciencias experimentales frente a las teóricas, y las leyes físicas y biológicas contra las construcciones filosóficas, el cual fue iniciado por Auguste Comte (1798 – 1875), quien afirmaba que el espíritu humano había superado tres estados: • El estado teológico. • El estado metafísico • El estado positivo. En el siglo XIX los críticos del Kantisismo tomaron dos posiciones filosóficas radicalmente opuestas respecto a la metafísica, que revivieron el problema del ser: el idealismo de Hegel, que intento explicar el ser a partir de la sola razón; y el positivismo de Comte, que intento explicar la realidad a partir de la sola experiencia de los sentidos.
P r o s a V I 851 1. En primer lugar, ¿te avienes a que con unas po cas preguntas explore y tantee tu estado de ánimo, para podei así ver la manera de curarte? *-Pregunta a tu arbitrio-le dije-lo que quieras com o a quien, de cierto, te va a respon der.-Entonces ella: ¿Piensas que este mundo es movido por la casualidad temeraria y fortuita, o más bien crees que hay en él una dirección racional?-En modo alguno puedo dar en pensar que movimientos tan bien concertados puedan deberse al azar fortuito, sino que bien sé-y ojalá que nunca deponga esta convicción-que es Dios, su autor, el que está al frente de su obra.-Así es, pues poco ha lo has celebrado en tus versos, deplorando que fuesen solos los hombres los que se sustraen a la divina tutela. Ya que no abrigabas la menor duda de que los demás seres estuviesen regidos por la razón. Pero, ¡a h !, me admira en extremo el que teniendo tan saludables pensamientos, estés enfermo. Mas sigamos investigando: con jeturo que algo, no sé qué, te falta. Dime, pues: ya que no dudas que el mundo sea regido por Dios, ¿sabes también de qué instrumentos se sirve? i ! 852-Apenas si entiendo el sentido de tu pregunta: ¡cuánto menos podré responder a ella!-¿M e engañaba yo al pensar que algo falta en ti, que deja abierta como una bre cha, a través de la cual se ha infiltrado en tu alma el estado morboso de la desolación? Dime: ¿recuerdas cuál es el fin de las cosas y hacia qué se dirige la tendencia de la naturaleza en tera?-Lo tengo oído, pero la tristeza me ha embotado la me moria.-Sabes, por lo menos, de dónde proceden todas las cosas.-Sí, lo sé, y ya te he respondido que es de Dios.-Y ¿cóm o es posible que, conociendo el principio de las cosas, ignores su fin? Pero, en fin, ésa es la fuerza de esos estados pasionales, que son capaces de conmover al hombre, pero no pueden arrancarlo totalmente de sí mismo y apoderarse de él. * Personajes del diálogo: La f i l o s o f í a y B o e c i o. 851-897 C o u r c e ll e , o .c ., p.332.333-344; 7-11; C ro cco , o .c ., p.5-6.46-96. 851 C ro cco , o .c., p.54; J. G r u b e r , Die Erscbeinung der Philosophie in der «Consolalio Pbilosophiae» des Boethius: Rehin. Muss. Phil. 112 (1969) 166-86. Consolación sobre la filosofía 529 853 Pero desearía que me respondieses también esta pre gunta: ¿Recuerdas que eres hombre?-¿Y cóm o no he de recordarlo?-¿Podrás, entonces, decir lo que es el hombre?-¿Es que me preguntas si sé que yo soy animal racional y mortal? Lo sé y declaro que soy eso.-¿Nada más que eso piensas que eres?-Nada más.-Ahora descubro otra causa, la más grave, de tu mal: has perdido el conocimiento de lo que eres. Y ya con eso he encontrado la explicación completa de tu mal y del camino que hay que emprender para devol verte la salud. En efecto, estás envuelto en la confusión que te acarrea el olvido de lo que eres: por eso te lamentas de tu destierro y del despojo de tus bienes. Y al ignorar el fin de las cosas, tienes por poderosos y felices a los malvados y per versos. Por fin, por no tener en cuenta qué poder rige al mun do, piensas que el vaivén de la fortuna se mueve sin alguien, que lo dirija: cosas todas que son causas graves, no ya de una, enfermedad, sino aun de la muerte misma. Pero demos gra cias al Autor de la salud porque la naturaleza no te ha aban donado del todo. 854 Contamos con una gran ayuda para que recuperes la salud, y es la opinión verdadera que tienes sobre el gobier no del mundo, pues crees que se debe no al azar fortuito, sino a la ordenación divina; no abrigues, pues, ningún temor: ya de esta pequeñísima chispa se encenderá el calor vital. Pero como no es tiempo todavía de emplear remedios más enérgicos, y sabemos que es condición de la mente humana el que, al rechazar las opiniones verdaderas, se imbuya de errores que, a modo de una neblina, perturban el libre ejercicio de la inteligencia, trataré primero de sosegar un poco tu alma con los sedantes más suaves y ordinarios, para que así, disipadas las tinieblas de tu estado pasional, puedas reconocer el esplendor de la verdadera luz. LIBRO III P r o s a II 855 1. Entonces, bajando un poco los ojos, y com o re cogiéndose en lo más recóndito de su alma, empezó a hablar así: T odo el afán de los mortales, trabajado por múltiples ape-854 C ro cco , o .c ., p.53. 855-859 C o u r c e ll e , o .c ., p.113-126. 855-856 C r o c c o , o .c ., p.61-69.
La filosofía de Lévinas se inspira en las fuentes tradicionales del judaísmo, por más que apenas consienta que afloren a la superficie del discurso. De ahí la conveniencia de abordar su obra como un palimpsesto en el que operan dos niveles textuales, uno de ellos explícito (fenotexto filosófico) y el otro velado (prototexto judío). El Otro y el Mismo se relacionan entre sí según el modelo bíblico del vínculo YHWH-Israel: mientras que la Revelación inspira la epifanía del rostro, la Redención subyace a la reconstrucción de la subjetividad en clave ética. En su conjunto, la heterología de Lévinas reitera, en el elemento de la filosofía, las experiencias centrales del monoteísmo hebreo.
La filosofía nació en Grecia en el siglo VIaC, momento en que se pasa de mito al logos, la reflexión racional. El primer gran tema de interés filosófico es la naturaleza y los elementos que la componen.
"Pediremos a los filósofos que abandonen la ambición de encontrar un único punto de vista y un punto de vista fijo para juzgar el conjunto de una ciencia tan amplia y cambiante como la física… Definiremos la filosofía de las ciencias como una filosofía dispersada". Gastón Bachelard INTRODUCCIÓN Hablarles a los físicos sobre filosofía crea, por lo general, una actitud escéptica cuando no una irónica o desdeñosa. Desde el positivismo decimonónico y el empirismo lógico desplegado con fertilidad en el siglo XX, los físicos presuponen que efectuar considera-ciones filosóficas en el sentido tradicional, "contamina" su conocimiento, demeritándo-lo. Por consiguiente, es un imperativo abstenerse de pensar "filosóficamente". Aparte de que esta actitud incluye irrecusablemente una posición "filosófica", es curioso que quienes piensan contenidos tan abstractos como los "mesones", los "agujeros de gusano", la "inercia", la "velocidad de la luz" o los "universos múltiples", renuncien a pensar de un modo abstracto, por ser sospechosamente, una reflexión filosófica que conduce a la especulación. Es curioso que quienes estudian las reacciones termonuclea-res en el interior de las estrellas, que quienes se representan intelectualmente los conte-nidos de tales objetos de estudio, a veces sin experiencia directa y sin una contrapartida real que promueva certidumbre, renuncien a reflexionar sobre el estilo, el sentido, los fundamentos y los problemas que aparecen cuando intelectualmente "hacen" física teó-rica: es decir, renuncien a elaborar una filosofía de la física. Por otra parte, hablarles a los filósofos de física genera, por lo general, una reacción de advertencia cuando no una actitud de aprehensión o de rechazo. En este caso, posible-mente debido a la multiplicidad de los sistemas filosóficos existentes, las reacciones son también variadas. Hay filósofos que consideran la ocupación de la filosofía ajena a los temas "exactos" de los que trata la física, en aquélla prevalecen temas como la axiología y la ética, los problemas de la vida y la existencia, mientras que en ésta sólo hay frías fórmulas y valores matemáticos. Otros filósofos expresan actitudes de renuencia por distintos motivos. Algunos piensan que la física calcula, no piensa: se trata de una ciencia algorítmica, no teórica. Otros presuponen que en la física no existen márgenes para la creatividad ni para la libertad, y que, a lo sumo, genera un pensamiento encuadrado a resultados cuantificados. Final-mente, los que tienen una mejor noción-y respeto, de la física creen que su campo de trabajo es la realidad, pero sólo en un sentido natural o cósmico. Es decir, su objeto de estudio estaría orientado a explicitar leyes y fórmulas en esferas restringidas de validez.
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Filosofía en la Ciudad. Caracas y la Filosofía, 2018