No hay nada que imprima más carácter en la trayectoria de un artista que comprender cómo extrapola su yo interior en la praxis artística, entender su poética, lo que le inquieta y quiere transmitir al espectador, así como el modo en que lo materializa. Para ahondar en ello será fundamental comprender como se entiende la pintura durante la época barroca, como existe una fusión de las artes y un desarrollo importante en el proceso de aprendizaje de los pintores y el aumento de su nivel cultural, tal como se aprecia en Velázquez, Alonso Cano, Valdés Leal o Murillo. Todos ellos nos muestran la heterodoxia interpretativa de un mundo con luces y sombras, como aquellas con las que juega su estética. Unos virtuosos de la forma, otros de la composición o de la retórica de un lenguaje icónico, han convertido al barroco en uno de los movimientos más atractivos para quienes gustan del estudio de la hermenéutica y la iconología.