¿Es el coronavirus un castigo de Dios?

NORIEGA, J. - GRANADOS, C. (eds.), COVID-19: Lo humano en cuestión (Madrid: Didaskalos), 2020

Abordar la pregunta sobre la pandemia como castigo divino significa, en el fondo, adentrarse en el misterio de Dios. Al hacerse solidario con Israel –y por su medio con todos los hombres– desde el bautismo en el Jordán, Cristo sufrió en la cruz el castigo que merecían nuestros pecados (1 Pe 2,24); asumiéndonos en su carne, nos ha merecido la recompensa eterna. Así ha realizado la lógica del castigo divino: generar, mediante la conversión, una nueva vida según Dios. Y lo ha hecho, no infligiendo a otros un castigo, sino sufriéndolo generosamente en su propio cuerpo.

Revista Hospital Clínico Universidad de Chile, 2020

Tesis. Dios quiere positivamente, con voluntad de beneplácito consecuente, y, en consecuencia, causa, el mal físico o de naturaleza que de hecho se da en el universo ―como, por ejemplo, el sufrimiento y la muerte de los hombres―, si bien no lo quiere en sí mismo, sino indirectamente o «per accidens». Negar lo anterior o sostener que Dios sólo permite y no quiere tal mal físico o de naturaleza implica lógicamente el ateísmo, esto es, la negación de que Dios es, lo cual es, evidentemente, contrario a la fe católica.

Revista de Ciencias y Humanidades de la Fundación Ramón Areces, 2013

En este artículo se pone de manifiesto cómo la concepción occidental (no científica) del tiempo determina nuestra cultura; particularmente, cómo la concepción de tiempo absoluto interviene en los métodos de castigo-reinserción de nuestra sociedad. La cadena de razonamiento del autor comienza con Whorf, quien analiza la concepción del tiempo en Occidente en contraposición con otras culturas como la de los indios hopi, para luego profundizar en el análisis de Foucault sobre el castigo aplicado en la penalidad moderna y sobre las llamadas “disciplinas de dominación”; en este aspecto, muestra cómo el ejemplo más extremo y terrorífico de esta absolutización del tiempo se llevó a cabo en el campo de concentración de Auschwitz. Finalmente, se propone una reflexión sobre el peligro de la aceleración en nuestros días.

H. HYSLOP CONFRONTA EL MITO Y LA TEOLOGÍA DE LA ENCARNACION

En este trabajo de H. Hyslop se confrontan dos libros publicados a finales del siglo pasado en el Reino Unido donde se confrontan las ideas confesionales de la encarnación real de Dios y las posiciones láicas y ateas sobre el mito de la encarnación de la divinidad. Muy interesante tanto para los interesados en la teología como para los interesados en la mitología.

Un nuevo artículo del responsable de este sitio sobre los falsos conflictos entre ciencia y fe, los diferentes paradigmas de su mutua relación y una propuesta de un modelo de armonía recíprocra consonante con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.

Argumentación sobre la influencia del pecado original, como concepto antropológico, en el Derecho Penal y en el comportamiento criminal.

Resumen: En este trabajo abordamos uno de los temas centrales en el diálogo entre la ética y la religión, a saber, la relación entre la misericordia de Dios y la justicia humana. En primer lugar, aludimos a algunos de los pasajes de la Biblia más relevantes para caracterizar la misericordia de Dios y sondeamos hasta qué punto actuar con misericordia implica alejarse de la justicia. En segundo lugar, incidimos en los riesgos o incluso peligros que conlleva asumir el lenguaje de la misericordia en nuestra sociedad. Ya por último consideramos el valor incalculable del lenguaje de la misericordia en las relaciones personales, por ejemplo, en la de pareja.

A grandes rasgos es evidente que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento afirman la misma verdad: Dios es amor. Ahora bien, ¿significa esto que Dios sólo es amor? A menudo se supeditan el resto de los atributos divinos a su amor. Su amor está por encima de su justicia y santidad, por citar algunos. De tal modo que cada manifestación de su esencia divina que difiere del amor debe ser sometida a este mismo. De ahí, que no tengamos ningún reparo en decir que “Dios odia el pecado pero ama al pecador”. Pero, ¿qué pasaría si ponemos esta frase bajo el escrutinio bíblico? ¿Pasaría la prueba? La respuesta corta sería: “no”.

resumen La interpretación heideggeriana de la "muerte de Dios" que comprende no sólo a Nietzsche, sino el conjunto de la filosofía moderna, entraña la esencial significación de un movimiento según el cual la metafísica llega a ser superada. En palabras de Heidegger, después de Nietzsche "a la filosofía sólo le queda pervertirse y desnaturalizarse, de modo que ya no se divisan otras posibilidades para ella". Esta superación apunta a la consumación de la onto-teología en cuanto marca fundamental de la metafísica, de la cual Hegel habría ofrecido su exposición más radical al imponerle a lo absoluto la medida del concepto. La "muerte de Dios" evidenciaría según ello lo que Jean-Luc Marion ha sabido denominar la "idolatría del concepto". El texto examina la "muerte de Dios" a la luz del postulado de la onto-teología en cuanto esencia de la metafísica, y en la línea de una superación de la idolatría, a fin de intentar una reasunción de lo divino para el pensamiento contemporáneo.