2018, Revista Ingenierías FIME-UANL
Convencida de que ser profesor universitario es una profesión privilegiada y habiendo transitado en diversas arenas de la vida profesional, en convivencia con quienes tienen más experiencia que yo, la mía me permite opinar sobre el valor, en toda su extensión, del profesor. Partiré de un escenario sostenido de algunos planteamientos: el Maestro José Vasconcelos, intelectual mexicano quien fuera Secretario de Educación Pública de 1921 a 1924, impulsó una de las más grandes Reformas Educativas y Culturales de nuestro país y que permeó en países de América Latina con su idea de "Hacer de la escuela una casa del pueblo y del maestro un líder de la comunidad"; el poeta español, Dionisio Ridruejo escribió en 1955 sobre Ortega y Gasset, filósofo español de gran influencia conocido por sus frases agudas, "Tenemos por maestro a quien ha remediado nuestra ignorancia con su saber, a quien ha formado nuestro gusto o despertado nuestro juicio, a quien nos ha introducido en nuestra propia vida intelectual, a quien-en suma-debemos todo, parte o algo de nuestra formación y de nuestra información; a quien ha sido mayor que nosotros y ha hecho de su superioridad, ejemplaridad; a alguien de quien nos hemos nutrido y sin cuyo alimento y operación no seríamos quien somos…"; Bell Hooks, escritora, profesora universitaria y activista social americana, define en su libro "Enseñando a Transgredir", que la educación es una práctica de la libertad, y que por influencia de grandes profesores en sus años de escuela, prosiguió en la docencia convencida que podía influir en sus estudiantes a transgredir las fronteras de las diferencias (de raza y género básicamente), para generar en sus aulas un ambiente en el que cualquiera pudiera aprender; John E. Masefield, laureado poeta inglés escribió en 1965 que "hay pocas cosas terrenas más hermosas que la universidad: un lugar donde los que odian la ignorancia pueden luchar por el conocimiento, y donde quienes perciben la verdad, pueden luchar para que otros la vean". La historia ha demostrado que el escenario de hoy es distinto, porque el profesor se ha visto obligado a evolucionar necesariamente con los cambios de contexto, porque la realidad social, política y económica, en la que se desarrolla la función del profesor universitario, así como la cultura misma de las instituciones de educación, determinan la construcción de una identidad académica distinta en la actualidad que la que nosotros recordamos de hace años. En términos de Zabalza, investigador español y especialista en docencia universitaria, en los tiempos posmodernos la gestión predomina sobre la sabiduría y la rapidez sobre la quietud, por lo que no es un buen tiempo para los docentes universitarios, como lo describía Ridruejo. El entorno universitario ha cambiado al mismo tiempo que lo ha hecho el mundo.