Academia.eduAcademia.edu

3.4 DIRECCION VISUAL EGOCENTRICA

Abstract

Comencé refiriéndome a aspectos monoculares, sabiendo que hablar de éstos no tiene más interés que didáctico. La monocularidad no existe en el individuo normal. Todo es biocular, coexistiendo dentro de esta disposición sensorial la binocularidad, que precisa dos funciones monoculares adecuadas y en asociación armónica para conseguir la visión única (haplopía). Galeno de Pérgamo (129-200) dice en su libro X, capítulo XII, tomo 1º, pág. 640: «... un objeto no es visto en el mismo lugar por uno y otro ojo, sino que el derecho ve en un sitio, el izquierdo ve en otro, y los dos juntos ven en un tercer lugar, como en un punto intermedio». El genial filósofo continúa escribiendo: «... si miramos una columna con un ojo, la vemos en un lugar y en él se ordena, en relación con ella, todas las cosas del espacio; y si la vemos con el opuesto, aparentemente se desplaza en otro sentido y también en relación con él se hace la ordenación espacial del fondo. Si la miramos con ambos ojos, la visión se regula y ordena como lograda desde un punto intermedio». Resulta evidente, que Galeno se había adelantado en más de mil quinientos años a la concepción del «ojo doble» de Hering u «ojo cíclope» de Helmholtz. La primera pregunta que debemos hacernos es ¿por qué tenemos dos ojos? El sistema visual es el mejor sensorio de que dispone el hombre para interpretar el mundo que le rodea, colaborando con él el resto de los sentidos. Mediante el sistema visual y a partir de dos imágenes percibidas, traducimos nuestro entorno en imagen única. En esencia, ésto es la visión binocular, mediante la cual el individuo se orienta, percibe y sitúa los objetos no sólo en determinada dirección, sino, además, a distancia precisa, con perfección no conseguida monocularmente. François D'Aguilon, en 1613, diferenció la estereoscopia monocular de la binocular cuando dijo «... una cosa es la distancia y otra la cantidad de distancia». Para poder tener justa idea de la posición que un objeto ocupa en el espacio, deben conocerse los parámetros de dirección y distancia con respecto al individuo. Con la «visión monocular» se conoce la dirección exacta en la que se encuentra un objeto. Bajo este punto de vista exclusivamente direccional, la «visión monocular» es la forma más adecuada para esta competencia. Sin embargo, con la «visión binocular» es posible ubicar el objeto en el lugar preciso, concretando distancia y profundidad, en base al lugar donde convergen y se encuentran los ejes de proyección de los dos ojos. La binocularidad es facultad visual adquirida, consecuencia y compendio de dos direcciones visuales oculocéntricas asociadas. La aportación coordinada por el cerebro de dos imágenes ligeramente distintas, viendo un mundo sensiblemente diferente con cada uno de nuestros ojos, al no presentar la misma situación espacial debido a la distancia interpupilar, nos aporta otro concepto al sistema. Este hecho fundamental, posibilita poder relacionar los objetos del espacio no con cada uno de los ojos de forma aislada, sino con los dos ojos en su conjunto, con la cabeza y con el cuerpo del individuo. Sería como si del eje central de cada sujeto partiera lo que François D'Aguilon (1613) llamó el «rayo común», que, sin tener materialidad física alguna, tendría, no obstante, realidad sensorial con capacidad para organizar los objetos en el espacio visual. Es el orden ficticio y subjetivo que singulariza a cada persona, mediante el cual quiméricamente cada uno interpreta el mundo que le rodea. Todo queda sintetizado, al menos desde el punto de vista didáctico, en ese estado de un solo órgano que conocemos como «egocentro», «ojo cíclope imaginario» de Hermann von Helmholtz, «ojo doble» de Ewald Hering o «binóculo» de Walter Lancaster, situado en posición centrada entre ambos ojos, y que contiene superpuestas las dos retinas, como si de una sola común a los dos ojos se tratara, de tal manera que la nasal del ojo derecho se sobrepone a la temporal del ojo izquierdo y la retina temporal del ojo derecho a la nasal del ojo izquierdo. En la parte central del ojo cíclope estarían superpuestas ambas fóveas. Su ubicación se encontraría inmediatamente por detrás de la línea de unión de los dos centros de rotación de los ojos. Así, la percepción proyectiva o identificación en el espacio del objeto fijado, se hará no en relación a cada uno de los ojos (dirección visual oculocéntrica), sino con respecto a