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Colección Filosofía y Teoría Social
I,1. Grandes eres, Señor, y muy digno de alabanza; grande tu poder, y tu sabiduría no tiene medida. Y pretende alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación; precisamente el hombre, que, revestido de su mortalidad, lleva consigo el testimonio de su pecado y el testimonio de que resistes a los soberbios. Con todo, quiere alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación. Tú mismo le estimulas a ello, haciendo que se deleite en alabarte, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en ti (quia fecisti nos ad te et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in te).
Librodot 2 Tú viste, Señor, cómo cierto día, siendo aún niño, fui presa repentinamente de un dolor de estómago que me abrasaba y me puso en trance de muerte. Tú viste también, Dios mío, pues eras ya mi guarda, con qué fervor de espíritu y con qué fe solicité de la piedad de Librodot Confesiones de San Agustín San Agustín Librodot 6 6 mi madre y de la madre de todos nosotros, tu Iglesia el bautismo de tu Cristo, mi Dios y Señor. Se turbó mi madre carnal, porque me daba a luz con más amor en su casto corazón en tu fe para la vida eterna; y ya había cuidado, presurosa, de que se me iniciase y purificase con los sacramentos de la salud, confesándote, ¡oh mi Señor Jesús!, para la remisión de mis pecados, cuando he aquí que de repente comencé a mejorar. En vista de ello, se difirió, mi purificación, juzgando que sería imposible que, si vivía, no me volviese a manchar y que el reato de los delitos cometidos después del bautismo es mucho mayor y más peligroso.
Grande eres, Señor, y laudable sobremanera 1 ; grande tu poder, y tu sabiduría no tiene número 2 . ¿Y pretende alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación, y precisamente el hombre, que, revestido de su mortalidad, lleva consigo el testimonio de su pecado y el testimonio de que resistes a los soberbios? 3 Con todo, quiere alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación. Tú mismo le excitas a ello, haciendo que se deleite en alabarte, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.
Librodot 2 Tú viste, Señor, cómo cierto día, siendo aún niño, fui presa repentinamente de un dolor de estómago que me abrasaba y me puso en trance de muerte. Tú viste también, Dios mío, pues eras ya mi guarda, con qué fervor de espíritu y con qué fe solicité de la piedad de Librodot Confesiones de San Agustín San Agustín Librodot 6 6 mi madre y de la madre de todos nosotros, tu Iglesia el bautismo de tu Cristo, mi Dios y Señor. Se turbó mi madre carnal, porque me daba a luz con más amor en su casto corazón en tu fe para la vida eterna; y ya había cuidado, presurosa, de que se me iniciase y purificase con los sacramentos de la salud, confesándote, ¡oh mi Señor Jesús!, para la remisión de mis pecados, cuando he aquí que de repente comencé a mejorar. En vista de ello, se difirió, mi purificación, juzgando que sería imposible que, si vivía, no me volviese a manchar y que el reato de los delitos cometidos después del bautismo es mucho mayor y más peligroso.
Libro IV Pocos años más tarde, Agustín comenzó su labor como docente de retórica enseñando, como él mismo dice, a «vender a los demás una palabrería llena de triunfos». No tanto, como pueda ocurrírsele al mal pensado, para engañar al inocente, sino más bien para defender al culpado. Aun así, su excesiva petulancia y amor por el dinero hacían deshonesta su actitud como docente. Además, durante estos años, nuestro autor convivió con una mujer a la que fue fiel y amó. No en el sentido matrimonial, sino en el sentido más carnal y lascivo. Otra actividad indecorosa llevada en esto años, que Agustín no duda en confesar, consiste en su creencia en las supersticiones, en especial en la astrología. Fue Nebridio, un joven médico amigo de Agustín, quien le convencería de lo insostenible de la astrología. Nebridio le contó a Agustín que él también llegó a creer en la astrología, pero poco a poco fue desechando la lectura de esos libros para dirigirse a los de la medicina. Ante la pregunta de por qué en ocasiones los astrólogos, si se trata esta de una falsa ciencia, predicen con acierto el futuro, Nebridio contesta que se trata simplemente del azar, una cuestión de mera suerte.
I,1. Grandes eres, Señor, y muy digno de alabanza; grande tu poder, y tu sabiduría no tiene medida. Y pretende alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación; precisamente el hombre, que, revestido de su mortalidad, lleva consigo el testimonio de su pecado y el testimonio de que resistes a los soberbios. Con todo, quiere alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación. Tú mismo le estimulas a ello, haciendo que se deleite en alabarte, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en ti (quia fecisti nos ad te et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in te).
Veritas, 2014
Resumen El presente artículo tiene como objetivo mostrar que las Confesiones no solamente pueden ser leídas como una autobiografía, como un itinerario espiritual o como una exhortación divina; sino que, además, puede ser entendida como el despliegue de un pensamiento ávido de trascendencia que posibilita la revitalización de la prudencia como saber moral. Aunque san Agustín no explicita una definición de prudencia en el texto, creo, sin embargo, que es posible construir a partir de su pensamiento una noción de sabiduría que sirva para comprender «el drama interno» que padece el hombre.
Hace más de 1600 años comenzó la intrépida búsqueda de San Agustín. Su inquietud por conocer la verdad lo llevó a explorar las más hondas vetas de la interioridad humana. La agudeza de sus escritos ha hecho que a través de los siglos los hombres -no sólo cristianos-lo reconozcan como un maestro de la introspección y de la realidad del ser humano.
artesyhumanidades.unab.cl
En el libro XI de las Confesiones de San Agustín se encuentra uno de los tratamientos fi losófi cos clásicos del tiempo. El obispo de Hipona hace una caracterización claramente contraintuitiva del mismo, sosteniendo la inexistencia real y solamente mental de pasado y futuro, y real sólo del presente. El tiempo es medida del movimiento. Es, asimismo, obra de Dios y surge con la creación, no la antecede, por lo que Dios es anterior al tiempo, aunque no en sentido cronológico.
¿Quién podrá desatar este nudo tan tortuoso e intrincado? Feo es y no quiero verlo, ni siquiera poner en él los ojos.
es una gran obra que habla de la vida misma
En las Confesiones encontramos una considerable cantidad de cuestiones que han sido objeto de numerosos estudios y comentarios por parte de reconocidos especialistas. Sin embargo, hay un elemento de notable importancia no sólo dentro de la obra sino para la vida misma de Agustín que ha pasado casi inadvertido para la gran mayoría de dichos expertos, éste es el concepto de “comunidad”. De esta manera, en el presente texto quiero proponer una lectura de la obra del Doctor de Hipona en donde se explore el elemento comunitario, para mostrar finalmente que las Confesiones es un texto entretejido de principio a fin por dicho concepto.
¿En qué momento fue creado el tiempo?, ¿existe un tiempo anterior a la creación?, ¿qué puede haber antes del mundo, sino tiempo?. ¿Porqué el universo no fue creado antes, sobre un único comienzo de todo?, ¿cuál es el origen del tiempo?, ¿existe un tiempo antes del tiempo en que fue creado el mundo? y si es así, ¿qué ocurría antes de que todo fuese creado?
En el siguiente trabajo abordaremos uno de los conceptos fundamentales dentro de la soteriología del Nuevo Testamento: la Predestinación. A continuación, abocaremos nuestros esfuerzos en explicar el sentido con que “Predestinación” es empleado en el esquema teológico del Santo de Hipona, a partir de algunas de sus obras, en especial, De la predestinación de los santos. Luego, centraremos nuestra atención en la manera en que tales convicciones teológicas se ven plasmadas en su propio relato biográfico, presente en Las Confesiones.
Escolar y Mayo Editores SL Avda. Ntra. Sra. de Fátima 38 5ºB 28047 Madrid © De la traducción, José Manuel Ruiz Vila isbn: 978-84-18093-15-9 depósito legal: m-0000-2020 Impreso en España / Printed in Spain
Nuestro objetivo es determinar si puede clasificarse como dualista al pensamiento antropológico subyacente de Las Confesiones (decimos “subyacente” en tanto que no es la intención de Agustín hacer una antropología). Para ello, mostraremos lo que Agustín entiende por hombre desde sus menciones y referencias a este, luego las compararemos con lo que constituye un dualismo antropológico. Los resultados mostrarán que el dualismo antropológico cartesiano en Las Meditaciones Metafísicas y el sentido que le otorga Dussel al término no se adapta completamente al pensamiento antropológico de Las Confesiones.
2021
Los vínculos entre literatura y revelación resultan cambiantes a lo largo de la vida intelectual de san Agustín: desde el convencimiento de la centralidad de las Artes Liberales para discernir los significados de la Revelación, hasta su abandono, a partir de <em>Confesiones</em> en adelante, cuando centró sus esfuerzos en el desarrollo de la exégesis bíblica. En este contexto de distancia de la cultura clásica, ubicamos su interpretación, de nítidos tintes racionalistas, del mito de Dánae y, en estrecha relación con esta, una crítica al sistema educativo romano de la Antigüedad Tardía y una reflexión acerca del escaso control de la razón sobre las pasiones.
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