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RESUMEN: Este artículo se ocupa del problema de cuál pueda ser la naturaleza de la creencia y cuál la mejor explicación de su normatividad. Se analizan diversas teorías que desarrollan el modelo "estado más contenido", y se presenta como alternativa una concepción de filiación wittgensteiniana que entiende la creencia como acción simbólica y expresiva. ABSTRACT: This paper is devoted to the question of the nature of belief, and what the best explanation of its normativity is. Several theories based on the model "state plus content" are analysed, and is presented a wittgensteinianan conception which understands belief as symbolic and expressive action.
Traducción castellana y notas de José Vericat (1988) * I. Ciencia y lógica 1. Hay pocas personas que se preocupen de estudiar lógica, porque todo el mundo se considera lo suficientemente experto ya en el arte de razonar. Observo, sin embargo, que esta satisfacción se limita a la capacidad de raciocinio de uno mismo, no extendiéndose a la de los demás hombres.
CREENCIA 2 TRINIDAD, 2020
Esta investigación se desarrollo tomando en cuenta comentarios y posiciones atacando esta creencia .
Definen y limitan los espacios de una edificación.
Capítulo contenido en "Celebrando a Tono Castorina: Construcción de conocimientos en el campo psicológico", 2024
Este capítulo versa sobre el conocimiento humano. Es una somera exposición de algunos elementos que consideramos fundamentales para lograr una caracterización del conocimiento humano que atienda a las formas a través de las cuales los saberes se desarrollaron a lo largo de la historia. Si bien es incompleto –ya que debería ser complementado con otros elementos históricos, filosóficos, epistemológicos, sociológicos, psicológicos, económicos, etc.– estimamos que puede resultar útil como una aproximación alternativa a la problemática en cuestión. Se tratan tres aspectos que consideramos fundamentales para el conocimiento y, en particular, para el conocimiento científico: 1) de qué manera el conocimiento requiere de creencias; 2) el por qué de la extraordinaria diversidad de puntos de vista respecto de los fundamentos que reciben las teorías y de numerosas cuestiones específicas y fundamentales que las involucra y 3) y por qué la participación constituye un motivo fundamental para adherir a toda actividad relacionada con el conocimiento.
El araucano no desconoce del todo una divinidad suprema o por lo menos elevadísima, que supone creadora del mundo de su concepción, bastante infantil y del hombre con todas sus virtudes y flaquezas. E s ésta, en el occi: dente (Chile) azul y negra o azul y blanca y, entre los pampeanos propios argentinos, blanca y alazana. Así, doble ya, es además czcaternaria, como lo son todos los dioses grandes y pequeños; de modo que al fin resultaría octonarz'a, aunque es inútil, en busca de luces, insitir acerca del asunto en el indio. No nos aclarará el secreto, cuya llave creo que no guarda y todo -acerca de la esencia de aquella magna divinidad-debe deducirse d e sus rogativas. E n éstas, la invoca en el primer lugar como el czcaternario, 7-et~ de m-7-iba o del cielo.
Puede que no haya ningún aspecto de la mente que sea más ordinario ni más desconcertante que la conciencia y la experiencia consciente del yo y del mundo. Se puede decir que el problema de la conciencia es el tema central de las teorías actuales de la mente. A pesar de no haya ninguna teoría compartida sobre la conciencia, hay un acuerdo muy amplio, si no universal, en que una explicación adecuada de la mente exige una comprensión claro de ella y del lugar de la conciencia en la naturaleza. Tenemos que comprender lo que es la conciencia y cómo se relaciona con otros aspectos, no conscientes, de la realidad. 1. Historia del tema Probablemente, las preguntas sobre la conciencia son tan antiguas como los seres humanos. Las prácticas funerarias del neolítico parecen expresar creencias espirituales y suministran indicios antiguos de un pensamiento al menos rudimentariamente reflexivo acerca de la naturaleza de la conciencia humana. Igualmente se ha hallado que las culturas sin escritura adoptan alguna forma de visión espiritual o por lo menos animista que indica un alto grado de reflexión sobre la naturaleza de la percepción consciente. A pesar de esto, ha habido quien ha argumentado que la conciencia tal como hoy la conocemos es un desarrollo histórico relativamente reciente que tuvo lugar algo después de la era homérica. Según esta opinión, los seres humanos más antiguos, incluidos los que lucharon en la guerra de Troya no tenían una experiencia de sí mismos como sujetos unificados de sus pensamientos y acciones, o, por lo menos, no de la manera como hoy día tenemos esa experiencia. Otros han afirmado que ni siquiera durante el período clásico había en griego una palabra que correspondiera a " conciencia ". Aunque los antiguos tenían muchas cosas que decir acerca de la mente, está menos claro que tuvieran conceptos especiales para lo que ahora concebimos como la conciencia ni que les interesara. Aunque las palabras " consciente " y " conciencia " se usan hoy día de manera muy diferente, es probable que la insistencia de la Reforma en la primera como origen interno de la verdad desempeñara algún papel en el giro hacia lo interno tan característico de la moderna concepción reflexiva del yo. El Hamlet que se movía en el escenario en 1600 ya veía su mundo y a sí mismo con ojos profundamente modernos. En el siglo XVII la conciencia se había convertido en el centro del pensamiento acerca de la mente. En efecto, desde mediados del siglo XVII hasta finales del XIX la conciencia se consideraba esencial o definitoria de lo mental. René Descartes definía la noción de pensamiento (pensée) en términos de la conciencia reflexiva o darse cuenta de sí mismo. En Los Principios de la Filosofía (1640) escribía, Por la palabra " pensamiento " (" pensée ") entiendo todo aquello de lo que somos conscientes que opera en nosotros. A finales del siglo XVII John Locke ofrecía una tesis parecida aunque ligeramente más refinada en su Ensayo sobre el Entendimiento Humano (1688). No digo que no haya alma en un hombre porque no la sienta durante el sueño. Digo que no puede pensar en ningún momento, despierto o dormido, sin tener sensación de ello. Y tener sensación de ello no es necesario para nada sino para nuestros pensamientos, y para ellos es y siempre será necesario. Locke renunció explícitamente a proponer ninguna hipótesis acerca de la base sustancial de la conciencia y su relación con la materia, pero claramente la consideraba esencial para el pensamiento y para la identidad personal. G.W. Leibniz, contemporáneo de Locke, inspirándose posiblemente en su obra matemática sobre la diferenciación y la integración, ofreció una teoría de la mente en el Discurso de Metafísica (1686) que permitía que hubiera infinitos grados de conciencia y quizá incluso que hubiera algunos pensamientos inconscientes, las llamadas " petites perceptions ". Leibniz fue el primero en distinguir explícitamente entre percepción y apercepción; es decir, más o menos entre conciencia y autoconciencia. En la Monadología (1720) expuso su famosa analogía del molino para expresar su creencia de que la conciencia no puede originarse en la mera materia. En ella pedía al lector que se imaginara a alguien que caminara por dentro de
Como se dijo, el tema de la percepción es reconocido como el primer paso para cualquier experiencia psicológica, pero no por esto es un proceso sencillo, por lo contrario, éste es difícil de abarcar y sobre todo si se toma en cuenta la diversidad de posturas teóricas que existen y que cada una de ellas hace un estudio específico desde sus propias visiones. Retomando las palabras de Travieso y Blanco " […] el tipo de estructura psicológica de la percepción propuesta va a depender del tipo de concepción teórica sobre la naturaleza humana que se ponga en juego". 1 De esta forma, se realizará un pasaje por estas diferentes posturas y definiciones, tomando en cuenta que cada una, a pesar de ser distintas, hacen aportaciones significativas al ámbito de la percepción.
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CRÓNICA DE UN RENACIMIENTO, 2023
Síntesis. Revista de filosofía, 2020