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Diseño de aplicación de técnicas de dinamización grupales en base a un caso Descripción del caso Se ha dado el caso que yo soy psicólogo de una Asociación que trabaja con jóvenes en el barrio de Aluche y trabajo equipo de profesionales está formado por mí, una educadora social y una monitora de ocio y tiempo libre. Tenemos a nuestro cargo todas las tardes (de lunes a viernes), un grupo de jóvenes formado por 6 chicos de 12 años, 3 chicas de 13 años, 2 chicas de 15 años, 1 chico de 16 años y 3 chicos de 17 años. Básicamente los problemas que se nos plantean son:-Situaciones familiares complicadas con dificultades económicas de sus familias (extranjeras y españolas).-Mal rendimiento en el instituto y absentismo aún dominando el idioma. Nuestras labores como equipo de intervención social van mucho más allá del apoyo escolar formal, y realizáis actividades de todo tipo, cercanas al ocio y el tiempo libre, pero con vocación por la búsqueda de la igualdad social y el empoderamiento de las comunidades (de vez en cuando, lleváis a los chicos y chicas a visitar otras zonas de Madrid, como el centro o el Parque del Retiro, al que no suelen ir por su cuenta ni con sus padres; también juegan a menudo a fútbol; las chicas no suelen jugar a fútbol y se quedan en una esquina hablando). Nos planteáis la necesidad de fomentar la cohesión social del grupo. También veis necesario realizar alguna actividad que trascienda el ocio, en el que los chicos y chicas puedan empoderarse como personas individuales, como endo-grupo y como miembros de una comunidad barrial. Las técnicas de dinamización grupal serán "los instrumentos que aplicados al trabajo en grupo, servirán para desarrollar su eficacia y hacer realidad sus potenciales". (1)Mediante éstas pretendemos llevar a cabo nuestros objetivos (no esperáis resultados inmediatos muy intensos, pero sí dar pie a que se pueda comenzar en esta línea) y analizar qué tal han ido las actividades que habéis realizado en esta nueva implementación. Presentación del proyecto Para escoger las técnicas grupales hemos tenido en cuenta:-unos objetivos claros, que son crear un grupo de en el que exista cohesión, eliminando las diferencias étnicas y de género, y en el que se empodere al individuo para superar su situación desfavorable y poder alcanzar sus metas. Si al final de la intervención conseguimos mejorar la productividad del grupo y elevar el grado de satisfacción grupal, las técnicas alcanzaran sus propósitos instrumentales.
A lo largo de este capitulo se explica y detalla las bases teóricas que sustentan las distintas técnicas y métodos a aplicarse a lo largo del proyecto. CAPITULO 2: MARCO TEÓRICO INTRODUCCIÓN PROYECTO DE FACTIBILIDAD PLANTA PILOTO DE PROCESOS INDUSTRIALES MARCO TEÓRICO
Adquirir los conocimientos básicos sobre espectrofotometría de absorción visible, incluyendo la Ley de Lambert-Beer y sus aplicaciones en Química. Para ello se realizará un experimento en el laboratorio que muestre cómo utilizar un espectrofotómetro para llevar a cabo la determinación cuantitativa de un compuesto.
La Revolución Mexicana es uno de los acontecimientos histórico más relevantes de nuestra historia nacional. Fue un movimiento armado en contra del gobierno del General Porfirio Díaz, quien gobernó al país por más de treinta años. El periodo durante el cual el General Díaz estuvo a la cabeza del poder Ejecutivo, es conocido como el "porfiriato", y abarcó de 1877 a 1880 y de 1884 a 1911. El porfiriato es una etapa histórica de grandes contrastes, debido a que durante la misma, en México se gestaron importantes cambios positivos, así como retrocesos, principalmente en el ámbito social, mismos que, a la postre, gestarían la Revolución Mexicana, primera de las grandes convulsiones de siglo XX. Desde que México se constituyó como país independiente, en 1821, no había podido consolidarse un gobierno capaz de llevar a cabo las reformas necesarias, que permitieran al país entrar en una fase de estabilidad política, desarrollo so-
La dimensión ambiental y de la sustentabilidad como elemento enriquecedor en la formación del desarrollador de capital humano.
La problemática de la responsabilidad médica no es reciente, no es de hace 20 años, ni de este siglo, sino que nace con la historia del hombre, pues todas las legislaciones escritas que han llegado hasta nuestros días tienen perfectamente determinada esta situación. Si estaba contemplada en esas legislaciones era porque realmente ocurría, les preocupaba y generaba situaciones que la justicia, a su manera y dentro de sus posibilidades y criterios, tenía que resolver.
CAPITULO 2: MARCO TEORICO En este capítulo se expondrá lo que es la metodología Seis Sigma, cuáles son sus objetivos, sus fases y las herramientas involucradas en su desarrollo. En la primera parte se describe que es Seis Sigma y cuáles son sus objetivos. Posteriormente se da una
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La investigación sobre el sentido y la historia del «espacio público» y la «opinión pública» ha sido una parte muy importante de la obra de Habermas. Desde sus primeros trabajos hasta Facticidad y validez, vincula la dinámica del mundo simbólico a la interacción comunicativa, generadora de opinión, consenso, voluntad común y acciones cooperativas frente a los conflictos sociales. El conocimiento y la crítica de la concepción de Hannah Arendt ha modelado en gran medida su propia posición, y por ello se tiene en cuenta en este texto. Finalmente, se muestra el carácter fundamental del espacio de la opinión pública en el modelo de Estado de derecho y de política deliberativa propuesto por este autor. Palabras clave: espacio público, opinión pública, acción comunicativa, política deliberativa, Habermas, Arendt.
Una pregunta tal sólo se formula desde el psicoanálisis. La medicina no se la plantea. En medicina el síntoma es algo que se trata de hacer desaparecer: la angustia es un síntoma que debe desaparecer como cualquier otro. Por un lado, psa sólo considera la eliminación de los síntomas una vez establecida su función, y por otro, distingue la función de la angustia de la del síntoma. En psa de niños, para AFreud, el S es difícil de angustias, para que haya una dinámica de la cura, es necesario establecer la T y la amenaza de la pérdida de amor que instaura. El analista debía hacerse ent superyó transitorio para angustiar al niño que no lo estaba suficientemente, al no tener aún sy. Para Klein al contrario, el S está angustiado desde siempre, asaltado por su angustia paranoide precoz, aún cuando ni el yo, ni a fortior el superyó, en el sentido freudiano, están formados. Por medio de la culpabilidad se trata de alcanzar la división del sujeto. El psa constata que el S neurótico es siempre culpable de gozar y de existir, la culpabilidad icc de Freud. Así separa de modo psicoanalítico de psicoterapia cuando esta se reunía con el ideal médico, buscando reducir la culpabilidad. La Angustia es un afecto que no engaña. Guía al S neurótico hacia lo real. Si no hubiese angustia, todo sería un teatro de sombras para él. El S histérico reduce el mundo a sus semblantes e intrigas, el obsesivo ve el mundo detrás de un velo. Ambos se encuentran exiliados del sentimiento de la vida. Estamos angustiados cuando no sabemos lo que el Otro quiere de nosotros. En este sentido la angustia no es sin objeto. Es presencia del deseo del Otro como tal. Desangustiar quiere decir a la vez introducir una pregunta sobre el deseo y de interpretar el deseo que está en juego. Consiste en hacer surgir la pregunta por el deseo. Para interpretarlo es hacer consistir al síntoma. A la inversa, cuando el síntoma no consiste, no viene a capitonar la angustia. Ejemplos:-Angustia capitonada por el síntoma: viene un h con angustias diversas y rumiaciones. El S es taladrado por una inquietud instala por un profesor que le dijo " ud no será homosexual? ". Se lo desangustia favoreciendo la sistematización del síntoma obs al interrogarlo acerca de su pensamiento, sus rumiaciones, lo que permite poner en marcha el síntoma y hacer retroceder la angustia. Esto permite al S encontrar una mujer. Se encuentra impotente y eyaculador precoz, lo que relanza su angustia. Los recuerdos evocados en análisis giran alrededor del padre que lo abandonó de joven dejándolo en manos de mujeres. Con la mujer encontrada, el S se plantea sin cesar la cuestión del abandono. Vacila en tener relaciones sex. La carga de la demanda cae entonces sobre el partenaire, y esta demanda del Otro encuentra su ausencia de deseo. Aprendió de su madre que todos los hs son cobardes, ent teme huir como su padre. Paralizado por los múltiples mandamientos. EL obj amoroso se vuelve un deseo imposible. Se pregunta si no dice todo esto para procurarme placer, y el problema de sexualidad vuelve ligeramente desplazado, ya q se piensa como masoquista. Cambia de partenaire y el síntoma se alivia notablemente. Se autorizó a abandonar, sin abandonar su análisis, y el analista se vuelve entonces el objeto que estorba. Este depósito en el analista a través de la T alivia su angustia y sus sentimientos de impotencia.
La humanidad sobrepasa, en todas las perspectivas, los límites de su espacio natural y la capacidad del planeta, en el cual cohabita con las demás especies. Sostener las condiciones para un desarrollo equilibrado y sustentable implica un control para el crecimiento irracional de las ciudades y las industrias, encausadas básicamente a satisfacer actitudes consumistas ante una explosión demográfica cada vez más descontrolada, ya sea por fenómenos migratorios o por planificación deficiente.
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Hoy nos encontramos insertos en la 4ta revolución industrial, que se caracteriza por una Inteligencia Artificial en rápida y constante evolución, con capacidad de procesar una infinidad de datos, entregar soluciones a problemas complejos y aprender a medida que interactúa con personas o máquinas.
Frontis de «La Postrera; en lo alto de una loma: estilo colonial, de gruesas y bastas columnas. En el centro, gran puerta que deja ver un zaguán tenebroso a cuya derecha se abre la puerta del salón donde se velan los despojos mortales de Martín Vélez. La ventana derecha, es decir, la del salón, está iluminada por la luz temblante de los cirios. Atardecer pampa. Cuando se descorre la cortina, las mujeres están a la izquierda y los hombres a la derecha. MUJER 1ª. -¡Hermano contra hermano! MUJER 2ª. -¡Muertos los dos en la pelea! MUJER 1ª. -¡Ignacio Vélez, el fiestero! MUJER 2ª. -¡Y Martín Vélez, el que no hablaba! (Un silencio.) MUJER 3ª. -¿Dónde los han puesto? MUJER 2ª. (Indicando la ventana con luz.) -Martín Vélez allá, tendido entre sus cuatro velas. MUJER 3ª. -¿Y el otro? MUJER 1ª. -No se puede hablar del Otro. MUJER 3ª. -¿Por qué no? MUJER 1ª. -Está prohibido. (Un silencio.) LA VIEJA. -Martín Vélez recibió una hermosa lanzada. MUJER 2ª. -Vieja, ¿cómo lo sabe? LA VIEJA. -Yo mismo lavé su costado roto. Con vinagre puro, naturalmente. La lanza del indio le había dejado en la herida una pluma de flamenco. CORO DE MUJERES. (Se santiguan.) -¡Cristo! LA VIEJA. -Eso pensaba yo: como Cristo Jesús, Martín Vélez tiene una buena lanzada en el costado. En fin, ahora está mejor que nosotros. MUJER 3ª. (Indicando la ventana con luz.) -¿Allá? LA VIEJA. (Que asiente.) -Sobre una mesa de pino, envuelto en una sábana limpia. MUJER 3ª. -¿Y el otro muerto? MUJER 2ª. -Nadie lo sabe. MUJER 3ª. -¿Está en la casa? MUJER 2ª. -No lo hemos preguntado. MUJER 3ª. -¡Yo le preguntaría! MUJER 1ª. -Dicen que no se puede hablar del otro muerto. (Habla el Coro de Hombres. El de Mujeres escucha y se aproxima, con gesticulaciones y movimientos de coro antiguo, según el interés de lo que va escuchando.) HOMBRE 1º. (Jovial.) -¡Ignacio Vélez! Lo llamaban «el fiestero». HOMBRE 2º. (Grave.) -Esta noche Ignacio Vélez también andará de fiesta. HOMBRE 1º. -¡Pero él solo! HOMBRE 2°. -Él solo, y los pájaros carniceros. HOMBRE 1º. -Ignacio Vélez pondrá su costillar tendido. HOMBRE 2º. -Y los caranchos el pico y la garra. VIEJO. -¿Dónde lo pusieron? HOMBRE 2º. -¿A Ignacio Vélez? Lo habíamos encontrado en el lugar de la pelea, entre una carnicería de pampas muertos. Entonces lo enlazamos de los pies y lo trajimos al galope, MOZA 3ª. (A la 1ª) -¿Te quería? MOZA 1ª. -Nunca me lo dijo. MOZA 2ª. (Vibrante.) -Ignacio Vélez era como la risa: ¡le bailaba en el cuerpo a una! MOZA 3ª. (A la 2ª) -¿Te habló alguna vez de amores? MOZA 2ª -No. MOZA 1ª. -Martín Vélez ahora está en el salón grande, tendido y sin voz. MOZA 2ª. (Con amargura.) -¡Ignacio Vélez está en la sombra de afuera y en el barro de nadie! MOZA 3ª. -¡Dónde habrá quedado su risa! MOZA 2ª. (Firme.) -En el oído y en la sangre de quien la recuerda. (Antígona se adelanta, seguida de Carmen, y enfrenta de pronto a las tres Mozas.) ANTÍGONA. (Con imperio.) -¿Qué hacen aquí, muchachas? LAS TRES MOZAS. (En sobresaltos) -¡Antígona! ANTÍGONA. (Indicando el salón.) -¡Debieran estar en el salón, cosidas a las polleras de sus madres! (Irónica.) ¡Están rezando por el alma de Martín Vélez, el elegido! Dicen que la muerte es igual a una noche oscura; pero a Martín Vélez no le importa. Él tiene cuatro luces: dos en la cabecera y dos en los pies. MOZA 1ª. (En son de reproche.) -¡Antígona, era tu hermano! ANTÍGONA. (Prosigue, sin escuchar.) -La muerte no es limpia; yo he visto en la llanura su asquerosidad tremenda. Pero a Martín Vélez lo han lavado con agua de rosas y lo han envuelto en una sábana sin estrenar. MOZA 1ª. -¡Era tu hermano, Antígona! ANTÍGONA. (En un grito.) -¡El Otro también lo era! ¿Y dónde me lo han puesto? (Se le quiebra la voz.) El barro no es una sábana caliente. MOZA 3ª. -Nada sabemos del Otro. Pero aquí hay uno, Antígona, que también es tu carne. ANTÍGONA. (A la Moza 3ª) -Si tuvieras el corazón partido en dos mitades, y una estuviese aquí, entre ojos que la ven llorando, y la otra tirada en la noche que no sabe llorar, ¿qué harías, mujer? (La Moza 3ª no responde, y Antígona insiste en un grito.) ¿Qué harías? MOZA 2ª. -No sabemos dónde buscar a Ignacio Vélez. ANTÍGONA. -¡Yo sí! LAS TRES MOZAS. (Avanzando un paso.) -¿Dónde lo han puesto? ANTÍGONA. -¡No! ¡No! (Tiende su mano al salón.) ¡Ustedes allá, junto a Martín Vélez! Hay luz en su cabecera y buen olor en sus manos. LAS TRES MOZAS. (Insisten.) -¡Antígona! ANTÍGONA. (En son de amenaza.) -¡He dicho que allá! (Las tres Mozas, intimidadas, obedecen. Antígona las sigue con los ojos, hasta que desaparecen en el zaguán.) CARMEN. (Hablará en una eterna quejumbre.) -¡Tengo miedo, Antígona! ¡La casa está muerta, pero lo demás no! ANTÍGONA. -¿Lo demás? CARMEN. -¡Hay en todas partes ojos que miran y orejas que andan escuchando! Parecería que la noche se negase a entrar y dormir. ANTÍGONA. -No se niega. ¡Es que no puede! Hoy no dormirá la noche: anda con un remordimiento. CARMEN. -Un remordimiento. ¿Cuál? ANTÍGONA. -El de Ignacio Vélez, tirado en su negrura. Y la noche, ¿qué culpa tendría? CARMEN. (Aterrada.) -¡Más bajo! ¡Más bajo! ¡Está prohibido nombrar a Ignacio Vélez! ¡Y hay oídos abiertos en todas partes! BRUJA 1ª. -Pero Antígona Vélez está despierta. TELÓN Leopoldo Marechal -Antígona Vélez 8 CUADRO SEGUNDO Explanada en la loma: tierra y cielo desnudos. En el centro, un cañón sobre su cureña. Noche cerrada. Entran por la izquierda Facundo Galván, peones armados y el Capataz que hace de corifeo. Traen faroles. DON FACUNDO. -¿Las puertas? CAPATAZ. -Están aseguradas. DON FACUNDO. -¿Y los cañones? CAPATAZ. -Listos. DON FACUNDO. -¿Vieron algo, afuera? CAPATAZ. -No, señor. Los pampas no encenderán fuego esta noche: presentarían mucho blanco. DON FACUNDO. -¿No han oído algún movimiento de caballada en la noche? CAPATAZ. -Tampoco. Ellos no han de moverse hasta el amanecer. Entonces caerán sobre la loma. (Un silencio.) DON FACUNDO. -¿Y dentro de la casa? CAPATAZ. -Están rezando allá por el difunto Martín Vélez. (Todos los hombres se descubren.) DON FACUNDO. -Hombres, mañana cavarán una tumba para Martín Vélez. CAPATAZ. -¿Dónde, señor? DON FACUNDO. -Aquí, junto a la casa que defendió. Enterrar a Martín Vélez es como plantar una buena semilla. (Se oye a lo lejos, en la noche, la algarabía de las aves carniceras. Los peones inclinan sus frentes.) CAPATAZ. -Es allá, en la cañada: el otro muerto, con sus pájaros alrededor. PEONES. -Con sus pájaros mordedores. ¡Ignacio Vélez! DON FACUNDO. (Violento.) -Dije que ni su nombre puede volver a la casa que traicionó. ¿Entienden? PEONES. -Sí, es lo dicho. DON FACUNDO. (Tras un silencio tenso.) -¿Se dice algo del Otro? CAPATAZ. -Señor, las mujeres hablan. DON FACUNDO. -¿De qué? CAPATAZ. (Molesto.) -Hablan de un muerto con luz y de otro a oscuras. DON FACUNDO. -¿Y Antígona? CAPATAZ. -No ha querido entrar en el salón. Anda por afuera, mirando la oscuridad y poniendo su oído en la noche. DON FACUNDO. -¿Nada más? CAPATAZ. -Antígona Vélez ha dejado caer una palabra y otra. DON FACUNDO. -¿Qué dice? CAPATAZ. -Que la mitad de su corazón está perdida en el barro. DON FACUNDO. -¡Bien sé yo dónde anda su corazón mañero! ¿Lo del Otro le duele? ¡A mí también! ¿O de qué madera estaría yo hecho? Este pedazo de tierra se ablanda con sangre y llanto. ¡Que las mujeres lloren! Nosotros ponemos la sangre. (Al Coro.) ¿No es así, hombres? CAPATAZ. -Así nos enseñaron, desde que supimos jinetear un potro y manejar una lanza. LISANDRO. -¡No era pobre, Antígona! ANTÍGONA. -Si no lo fue, ¿por qué sentimos luego tanta vergüenza? LISANDRO. -¿Vergüenza? ANTÍGONA. -Como si nos hubieran desnudado a tirones, allá, en el aljibe. ¡Y con tanto sol arriba! LISANDRO. -Estábamos frente a frente. ANTÍGONA. -Pero tus ojos y los míos ya no se buscaban. LISANDRO. -Y entonces hablaste, la primera. ANTÍGONA. -¡Tenía que hablar! LISANDRO. -¿Por qué? ANTÍGONA. -Porque nuestros ojos andaban con miedo. LISANDRO. -¿Y qué me dijiste? ANTÍGONA. -Que habías palidecido junto al potro. LISANDRO. -¡Era mentira! ANTÍGONA. -¿Quién lo niega? Pero algo había que decir y pelear. LISANDRO. -¿Una guerra? ANTÍGONA. -Sí, para disimular aquella otra que no se animaban a pelear nuestros ojos. LISANDRO. (La mira como iluminado.) -¡Mujer! ANTÍGONA. (Sencillamente.) -Eso. LISANDRO. -Y me dijiste que tuve miedo junto al doradillo. ANTÍGONA. -¡Y te pusiste furioso! LISANDRO. -Entonces comenzaste a reír, y me dolió. ANTÍGONA. -Yo buscaba una guerra. LISANDRO. -¿La de los labios o la otra? ANTÍGONA. -¡Era la misma! LISANDRO. -Y te fuiste riendo. ANTÍGONA. -¡Para que me siguieras! LISANDRO. -Te alcancé junto a los álamos, y te sacudí por los hombros, y ya no reías. ANTÍGONA. -Y como estábamos en guerra, me abrazaste. ¡El sol arriba estaba como loco! LISANDRO. -¡Y te besé! (Corto silencio, durante el cual ambos parecen abstraídos en sus recuerdos. De pronto, Antígona clava sus ojos en Lisandro y le dice, con una sonrisa de guerra:) ANTÍGONA. -¡Si, estabas pálido frente al doradillo! LISANDRO. -(Con pueril indignación.) ¡Antígona! (De pronto entiende y acepta el desafío. Se abrazan desesperadamente.) ANTÍGONA. (Se desase del abrazo, con tierna suavidad.) -¡Lisandro, pudo ser! LISANDRO. (La toma de las manos.) -¡Y será, corazón! ANTÍGONA. -¡No será! Pudo ser, y ya es mucho. LISANDRO. -Ahora que lo sabemos todo y que todo lo dijimos, ¿quién se opondría? ANTÍGONA. -Un caballo alazán que ha de salir al atardecer contra un horizonte de lanzas. LISANDRO. -¡Antígona, ese caballo no saldrá! ANTÍGONA. -Lo he visto anoche, y el alazán iba cubierto de sangre. LISANDRO. -Anoche, tal vez. Pero ahora no. ¡Hay tanta luz arriba y abajo! (Se abrazan.) TELÓN
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