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Los libros de viajes medievales castellanos

Abstract

Introducción al panorama crítico actual: ¿cuóntos libros de viajes medievales castellanos? RAFAEL BELTRÁN «conde don Henrric natural en tierra de Constantinopla, et cormano del conde Remondo, padre dell emperador et casó, como dixiemos con donna Teresa,fija daquel don A~/jfonsso.. .» (más ampliamente en PC G, pp.648-5 1). El rey Alfonso VI tuvo con su amiga Jimena Muñoz dos hijas: Elvira y Teresa. La primera, Elvira, casó con el conde don Raimundo IV, llamado de Saint Gilles («Sant Gil» en la PC G) y tuvieron un hijo llamado «Alfon Jordán». La segunda, Teresa, fue la que casó con «don Enrique», connano del padre del Emperador de Constantinopla. Si Tafur dice que el rey le dio en matrimonio a una hija suya, legítima, habría de tratarse del matrimonio de este Enrique (no don Pedro) y de su matrimonio con Teresa, del que nacería el futuro Alfonso 1 de Portugal. Fue este «don Enrique» el que ganó a Solín y a Tortosa (de Siria) (incluso hay un recuerdo de él en el L.C., p.136). Las noticias que ofrecen las genealogías no sabemos hasta qué punto están condicionadas por los propios datos transmitidos por el Tratado. Los principales datos al respecto los recoge Jiménez de la Espada,

Key takeaways

  • El hallazgo ya de por síjustificaría la necesidad de una edición crítica del L.C., que además de fijar definitivamente el texto, ordenara y actualizara, tras más de un siglo, las notas de Jiménez de la Espada.
  • El hecho de que sólo tres años de la vida de Pero Niño ocupen más de la mitad de labiografia es algo que debe ser explicado más global y profundamente, teniendo en cuenta el contenido de toda la obra, pero obviamente está relacionado con el deseo de dar prioridad narrativa a los hechos de la vida del conde que más cercanos se hallaban de la visión «heroica» que del personaje pretendía dar el autor: hechos de armas, habidos en lugares muy distantes para el castellano del XV (las islas italianas o la costa africana) y, sobre todo, amén lejanos -y casi remotos-, indudablemente exóticos (Inglaterray Gales).
  • Es decir, anotaría ni más ni menos que aquellos incidentes que más frecuentemente encontramos (si bien en ocasiones recreados y sublimados) en las campañas de Pero Niño en El Victorial.
  • Era también, de seguro, lo que más atraía la atención y lo que generosamente venía ofreciendo el relato de viajes desde sus primeras muestras medievales...» (Pérez Priego, 1984: 229).
  • La confrontación no sólo con aquellos procedimientos, en las crónicas oficiales y particulares y en los libros de viajes, sino también con los presupuestos ideológicos y objetivos pragmáticos de lanarrativa histórica más o menos coétanea, puede seguir siendo de gran interés, iluminando a unas y a otras obras.