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Rogers y Gendlin

He escuchado durante muchas horas entrevistas terapéuticas grabadas y he procurado hacerlo con toda la ingenuidad de que soy capaz. Me he esforzado por absorber todos los indicios reveladores del proceso que pude detectar, todos los elementos que inciden significativamente en el cambio. Luego he tratado de glosar, a partir de esas sensaciones, las abstracciones más sencillas que permitieran describirlas. En esta tarea he recibido el estímulo y la colaboración del pensamiento de muchos colegas, entre los que quisiera mencionar especialmente a Eugene Gendlin, William Kirtner y Fred Zimring, cuya conocida capacidad de pensar de manera original acerca de estos asuntos me ha sido sumamente útil, y en quienes me he inspirado muy a menudo. (Carl. R. Rogers) 1. Llegué a la psicoterapia cuando estaba finalizando mi doctorado en filosofía. Carl Rogers me admitió en su 'practicum'. Pensó que un filósofo podría aportar algo distinto. Sólo me preguntó si yo pensaba que era una persona obtusa en relación con la gente, como carente de sensibilidad con relación a las personas. (Esto era algo que él había observado en algunos filósofos). Le contesté: 'No, no creía que fuera así, ya que la gente solía acercarse a mí y contarme sus problemas a todas horas; sólo quería poder ayudarlos'. En todos estos años –desde aquel día-siempre que cometo un error particularmente estúpido durante la terapia, todavía sigo diciéndome a mí mismo: 'tal vez sea un obtuso total, un torpe de tomo y lomo...' Pero sé que fui lo suficientemente afortunado como para ser una persona sensitiva y lo suficientemente removida interiormente, como para ser capaz de sentir junto a las personas que hablan desde ese lugar más intrincado y complejo en donde las soluciones simplistas ya no sirven para nada. (Eugene T. Gendlin). 2