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Revolucio n de Reforma

(…) finalmente que en la República no haya más que una sola y única autoridad: la autoridad civil del modo que lo determine la voluntad nacional sin religión de Estado y desapareciendo los poderes militares y eclesiásticos Benito Juárez, Apuntes para mis hijos Mientras que en Estados Unidos, en 1956, se eligió como lema oficial " In God We Trust " , en México, la presencia de los candidatos a la Presidencia en 2012 en la misa ofrecida en Silao, Guanajuato causó miles de análisis y varios debates. Ciertamente, la historia de Estados Unidos y la México son diferentes, y los son en gran medida por la religión. Mientras que en Estados Unidos el protestantismo ya había permeado en sus habitantes: una idiosincrasia más individualista, más liberal, más autónoma; en México, la Iglesia y el Ejército estaban en proceso de organizar una sociedad más jerárquica, dependiente y desigual derivada de los fueros y los privilegios. Estas concepciones, en México, tienen su origen en el siglo XIX: México surgía como un país independiente muy sui géneris: la Iglesia y los grupos de poder mantendrían sus privilegios y el Estado sería confesional, otorgándole a la Iglesia Católica el monopolio de la educación, por supuesto el religioso y la erigía como un poder, a mi ver, fáctico, además de socavar la soberanía de la Nación (al tener una autoridad ajena a la que se debía tener consideración: la del Vaticano). Productos de su tiempo, la mayoría de los liberales mexicanos del siglo XIX eran católicos: habían sido bautizados, se habían casado por la Iglesia, pero, a diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, entendieron que para gobernar se necesitaba mantenerse al margen de cualquier religión, pues se debían diseñar las políticas a partir de un bien público y no del bien de una institución, Juárez era muy claro en ello: Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger la libertad que los gobernados tienen de practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueran sectarios de alguna. Esta idea, se interpretó como un ataque frontal a la religión y produjo, a lo largo de varias décadas enfrentamientos que marcaron el desarrollo del Estado Mexicano, para la Iglesia decimonónica, controlar las conciencias significaba