Desde este rincón, heraldo anual de noticias e inquietudes de los hesperidianos, quiero recomendaros que vengáis a Sevilla y visitéis la Iglesia Colegial del Salvador. Situada en pleno corazón del casco antiguo sevillano, su solar y alrededores (cota catorce), siempre han sido lugar preeminente de asentamiento del centro urbano de las distintas civilizaciones que por la milenaria Sevilla han pasado. A mediados del siglo I a.C., y como se puede leer en la crónica de Julio César, La Guerra en Hispania, el foro de la ciudad acogió en sus pórticos a dos legiones completas. Esto nos da una idea de las dimensiones que evidentemente sobrepasan las del solar que hoy ocupa la propia Iglesia. En tiempos de los visigodos posiblemente fuera basílica. En el 829 el emir Abd al-Rahman II manda levantar una mezquita mayor, cuyas obras son dirigidas por el cadí de la ciudad, Umar Ibn Adbbas, de quien tomó nombre la mezquita. Una vez construyen los almohades (1184) la nueva mezquita mayor de la ciudad, hoy Iglesia Catedral de Santa María la Mayor, la mezquita de Ibn Adbbas se cierra al culto, reabriéndose con posterioridad ante la insistencia de los fieles musulmanes. Será en el 1340 cuando se instale en ella la Parroquia del Salvador. Los cristianos para darle ese rango de segundo edificio religioso de la ciudad, le dieron el carácter de Colegial. Actualmente es considerada por los especialistas en historia del arte, junto con San Luis de los Franceses, la Iglesia de la Caridad y la Capilla de San José, la expresión máxima del barroco sevillano. Sin embargo el paso de los años no perdona, y fue en la madrugada del 13 al 14 de febrero de 2003, cuando se produjo el desprendimiento de una piedra de cinco kilos de peso, del altar de la Virgen del Rocío sobre el altar de Santa Ana. Esto ocasionó que en el lugar de los hechos se instalaran tanto un andamio como una red de seguridad para la inspección del arco, aislándose las dos capillas afectadas. Con posterioridad (cuatro de marzo de 2003) el entonces arzobispo, hoy cardenal, Carlos Amigo Vallejo, decretó el cierre de la Iglesia del Salvador. A partir de ese momento se inició el proceso de restauración integral de la Iglesia. En la misma participan además de los donantes particulares diferentes organismos: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Junta de Andalucía, Arzobispado, Ayuntamiento y Gerencia de Urbanismo, Cabildo Catedral, Sevillana-Endesa, Caixa Galicia. Lo que más me ha llamado la atención es la absoluta transparencia con la que se está llevando el proceso. Sin vallas de por medio, y sin desinformación a los habitantes de la ciudad. En cierto modo, el Salvador es de todos. Es casa de Dios y bien patrimonial. La magnífica posibilidad de poder visitar previa cita las obras de restauración que se llevan a cabo, es algo que no tiene parangón en la ciudad de Sevilla. Es más, creo que es una iniciativa a tener en cuenta para aplicarla ante situaciones similares, que se dan habitualmente en lugares que tienen tanto patrimonio que preservar. Como ejemplo contrapuesto, en la misma ciudad de Sevilla, se dan casos como el del Mercado de la Encarnación, que ha sido hasta hace poco que se ha emprendido la obra una vez aprobado el proyecto, víctima del abandono y la desidia. Solar de una gran riqueza arqueológica, daba y aún da, pena de verlo. Los restos arqueológicos (paramentos y solerías) extraídos del subsuelo, llevan meses empaquetados en un rincón del solar, como si