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Un museo se identifica como “vivo” cuando nos referimos a “un área silvestre natural en la que el hombre no ha intervenido directamente”. Es un espacio exterior donde las plantas nativas y la vida animal se mantienen a sí mismas de forma natural y biológica. Un lugar donde aún se puede disfrutar de la naturaleza para aprender algunas de sus lecciones y secretos” (BSPS, 2016)...
Los responsables de los museos más importantes del mundo están de acuerdo en que, en un futuro muy próximo, dichos museos estarán obligados a alcanzar un equilibrio más sólido entre las colecciones y sus visitantes. Las tareas más importantes para la creación de exposiciones se implicarán, cada vez más, en involucrar más y más a los visitantes en la participación y en el diálogo dentro del museo. En el futuro, únicamente aquellos museos que realmente se conecten con sus visitantes serán sostenibles. Por lo tanto, se debe facilitar que estos visitantes participen activamente. Una de las formas de conseguirlo – entre otras – es la inclusión de las nuevas tecnologías en las exposiciones de los museos. Las TICs pueden ser una parte importante en la interacción entre los visitantes y las colecciones del museo.
El aumento de la popularidad en el uso de las tecnologías móviles, como pueden ser los teléfonos inteligentes y las tabletas, está obligando a las organizaciones culturales, especialmente a los museos, a pensar de forma estratégica y creativa sobre la mejor forma de aprovechar estas herramientas de comunicación en red para poder conectar de una forma más efectiva con sus visitantes. La gran capacidad de los dispositivos móviles de mano para acceder a la información, en cualquier lugar, en todo momento y en todo tipo de contexto, está transformando las expectativas y los comportamientos de los individuos con relación a la comunicación de la información.
No existe acuerdo en la literatura con respecto a la definición de un museo móvil en el campo de la museología. Suple (1974), hizo una distinción precisa entre un museo móvil y una exposición itinerante: el primero es “una unidad […] equipada para llevar a cabo las actividades de un museo dentro o alrededor de esa unidad”; la segunda es portátil, pero se instala dentro de una sala de exposiciones.
Los departamentos de nuevos medios se han ido estableciendo lentamente dentro de algunas instituciones culturales, aunque a menudo las más grandes y mejor dotadas son las únicas que pueden permitirse el lujo de crear equipos y departamentos. Si nos apoyamos en el ejemplo de los ingleses, que han sido los precursores en la creación de estos departamentos de nuevos medios, en instituciones como la Royal Opera House, la Tate cuenta con un gran equipo destinado a la Tate Media y al Instituto de Arte Contemporáneo (ICA); todos ellos están desarrollando una estructura de gestión para potenciar los departamentos de nuevos medios.
Vivimos en un mundo tecnológicamente muy desarrollado, por lo que estamos acostumbrados a llevar nuestros teléfonos móviles inteligentes a todas partes y a todas horas, utilizándolos a diario en nuestra vida cotidiana para enviar mensajes de texto, navegar por Internet, jugar, hacer fotos, compartirlas en redes sociales, etcétera. Ocasionalmente, hacemos llamadas telefónicas con ellos. Al mismo tiempo, el Internet móvil ha cambiado la forma en que percibimos el mundo: no somos simplemente consumidores de medios sino que también nos hemos convertido en productores y editores activos. Cuando vemos objetos y vivimos eventos que encontramos interesantes, tomamos una fotografía, la editamos, la enviamos a las redes, la comentamos y la vinculamos con otro material sobre el mismo tema. Cualquier cosa que sea divertida, informativa, perspicaz, emocional, provocativa, útil o fascinante para cada cual, se comparte inmediatamente en línea con conocidos y extraños a la velocidad de la luz.
Son ya un buen número de profesionales de los museos y del patrimonio que han dado un “giro afectivo” en los últimos años, con teorías apuntando hacia los lenguajes del afecto y la emoción. Estas coordenadas emocionales pretenden remarcar las formas en que los sitios del patrimonio y los museos podrían “actuar en el ámbito social” (Bennett 2005: 525). Se trata de cambios conectados con las ideas reductivas sobre el impacto de los museos y sitios patrimoniales y relacionados con la forma, a menudo inesperada, en que el compromiso con estas instituciones afecta a personas individuales y a grupos sociales.
La revolución digital que vivimos actualmente nos está proporcionando una gama increíble de herramientas, posibilitando oportunidades para que las instituciones de enseñanza de todo el mundo se vuelvan cada vez más visibles y accesibles. Esta revolución proporciona los medios para compartir información vital, permitiéndonos aprender más, tener opiniones basadas en la información y tomar decisiones en nuestra vida cotidiana; todo el mundo puede tener acceso a una información que antes sólo estaba disponible para los expertos. Ahora podemos participar en algunos procesos creativos de museos que los proponen. Sin embargo, este cambio sin precedentes y continuo ha provocado que algunos museos luchen por adaptarse, obligándolos a repensar cómo mantener sus cualidades únicas y cómo agregar valor. Hoy en día, todos los museos, sin excepción, son sensibles a los avances y cambios causados por la innovación tecnológica.
Laboratorio de Arte 3, 1990
Con este título se presenta un resumen de la labor hechas por los museos andaluces de Arte Contemporáneo y especialmente por el localizado en la ciudad de Sevilla, relacionando el interés por la adquisición de obras de artistas de nuestro tiempo, y como las adquisiciones del useo han permitido un mejor y mayor conocimiento de estos artistas. Asimismo se mencionan algunas de las galerías que se han destacado en el descubrimiento de valores artísticos contemporáneos. This article offers a brief account of the work and achievements of the Andalusian museums of Modern Art, in particular that of the city of Seville; it reports on its interest in the acquisition of works by contemporary artists, and explains how the museum's purchases have led to a deeper and more widespread knowledge of these artists. In addition, mention is made of sorne of the galleries which have played an importan! role in the discovery of new modern artists.
Desde hace unos años para acá, los museos tradicionales se han ido transformando en lugares de ocio, enfrentándose al desafío de diseñar y producir exposiciones atractivas para un gran número de visitantes, al mismo tiempo que conservan los objetos y contenidos de las colecciones. “Con el objetivo de gestionar mejor este desafío, algunos museos están recurriendo al uso de la tecnología para ayudar a lograr el equilibrio entre el ocio y el aprendizaje, para poder ser más efectivos de cara a los visitantes en la divulgación de la historia y su interpretación” (Sparacino, Davenport y Pentland, 2000). Varios estudios demuestran que cuando la tecnología es sencilla de usar, facilita a la integración social del visitante, propiciando que se puedan utilizar espacios pequeños de manera eficiente. La tecnología que no se adapte al modelo mental del visitante será difícil de asimilar para la mayoría, un fracaso casi asegurado.
La interacción social entre los visitantes del museo puede relacionarse con la forma en la que entran en contacto con las exposiciones, marcando una clara influencia en su experiencia general del museo (McManus, 1987). La interacción puede ser intencional o no, y puede darse tanto entre miembros del mismo grupo que ya se conocen como entre "extraños". Algunos estudios sobre museos han enfatizado en el aprendizaje derivado de la interacción social durante la visita (Falk y Dierking, 2000) y, más recientemente, en cómo los visitantes emplean esa actividad social en el entorno del museo para dar sentido a las exposiciones (vom Lehn, 2002). Pero, existen otros aspectos sociales que deberían ser analizados y que se hallan relacionados con los "visitantes remotos", aquellos que solo visitan el sitio web de los museos. Estos sitios a menudo se parecen a los folletos o bases de datos digitales, y descuidan la necesidad del visitante remoto de adquirir un compromiso más profundo con las colecciones y la experiencia del museo (Galani, 2003).
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Revista Arqueoweb, Vol. 2(3): 1-18, 2000