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Suena duro, la verdad. Eso de «Madre de Dios», suena duro. Hay que reconocerlo.
Suena duro, la verdad. Eso de «Madre de Dios», suena duro. Hay que reconocerlo.
2022
Llamado Teóforo «el que lleva a Dios», probablemente fue un converso, discípulo de San Juan Evangelista. Luego, por orden de San Pedro y San Pablo, sucedió a San Evodio como Obispo de Antioquía por cerca de cuarenta años, siendo un pastor ejemplar. La paz que gozaron los cristianos al morir Domiciano duró muy poco y bajo Trajano se reanudó nuevamente la persecución. Rápidamente, el obispo fue capturado y luego de proclamar su fe en Cristo, fue condenado a ser devorado por las fieras en las fiestas populares en Roma. Las numerosas paradas durante su penoso viaje dieron oportunidad al santo de confirmar en la fe a las iglesias cercanas a la costa de Asia Menor, así como también escribir cuatro cartas: a los Efesios, a quienes exhortaba a seguir luchando por la fe en Jesús nuestro Señor; a las iglesias de Magnesia y Tralles; a los cristianos a Roma y a San Policarpo, a quien también exhorta a seguir trabajando por Cristo. Al llegar Roma, y antes de ser conducido al anfiteatro, rezó junto con sus hermanos por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la caridad y concordia entre los fieles. Después se ordenó sacerdote: por su vida ejemplar, fue elegido obispo de Sebaste, su ciudad natal-la actual Sivas-, en Armenia. En toda Asia Menor se hablaba de Blas, el varón santo, el obispo que realizaba milagros. Y ante la evidencia de su santidad, muchos paganos se convirtieron. Llegó la última y más cruel de las persecuciones promovidas por el Imperio Romano contra el cristianismo. Sabiendo que perderían al obispo, los cristianos le propusieron que se ocultara en el desierto. Allí vivió Blas en una gruta. Hacia el año 315, Agrícola, gobernador de Capadocia y Armenia Menor, por mandato del emperador Licinio, llega a Sebaste con orden de exterminar a los cristianos. Enterado de la existencia de Blas, Agrícola envía soldados para prender al obispo y a todos los cristianos que se hallaran ocultos en los montes. Ante esta peregrinación que se dirigía hacia el lugar del martirio, apareció suplicante una madre con su hijo que agonizaba por habérsele atravesado en la garganta una espina de pescado. Blas signó la garganta con la señal de la cruz, oró, y el joven volvió a estar sano y salvo. Después de atroces torturas, san Blas murió decapitado el 3 de febrero, se cree que del año 316 Febrero 4 San Andrés Corsini Andrés Corsini pertenecía a una aristocrática familia. Sus padres, ya mayores y por muchos años sin descendencia, había pedido a Dios un hijo. Prometieron que si les concedía esa gracia y era varón, lo dedicarían al servicio de Dios. El hijo llegó el 30 de noviembre de 1302, día de la fiesta del apóstol san Andrés; de ahí su nombre, que significa «varonil». Unos días antes del nacimiento, un sueño enturbió la felicidad de Peregrina Corsini, la futura madre. Soñó que en lugar del hijo esperado le había nacido un lobo, el cual, entrando en la iglesia de los padres carmelitas, poco a poco se convertía en cordero. Peregrina Corsini, al principio no entendió el sueño. Pero comenzó la incertidumbre y un malestar espiritual fue su gran secreto durante muchos años. Con el correr del tiempo, Andrés, el hijo tan esperado, se convirtió en un joven pendenciero, desprejuiciado, sin voluntad para el estudio y jugador.-»¿Cuál será tu futuro?», le preguntaban los apesadumbrados padres. Él no escuchaba y continuaba con sus amigos frecuentando fiestas y casas de juego. Un día se suscitó una disputa con su madre quién desesperada exclamó:-»Verdaderamente eres tú aquel lobo carnicero que se me presentó en sueños» Durante un tiempo Andrés anduvo meditativo y de tal modo fueron eficaces aquellas palabras que, avergonzado de su disipada vida, cambió su proceder. Fue un despertar, un rehacerse. Se sintió otro hombre. Se encaminó al convento de Nuestra Señora del Carmen y pidió ser admitido en la orden. Estudió en París y en Aviñón, se dedicó a las letras y fue un religioso ejemplar en la comunidad. Después de haberse graduado en teología, se lo eligió prior de convento del Carmen de Florencia; más tarde, obispo de Fiésole y nuncio de su santidad Urbano V, quien lo envió a Bolonia, entonces dividida en dos partidos, en misión de paz. Tenía el don de profecías; convirtió a muchos y realizó milagros. Era la nochebuena del año 1372. Andrés oficiaba misa. Un bienestar desconocido se apoderó de él. El altar de la Virgen se iluminó con un resplandor nunca visto. Nuestra Señora se le presentó hablándole: «Feliz Navidad, Andrés Corsini». Y continúa la leyenda: «La madre de Dios le anunció que el día de reyes disfrutaría de la compañía del Rey de reyes». Andrés Corsini tenía setenta y un años de edad y cuarenta de apostolado. Murió el 6 de enero, día de la Epifanía en el año 1373. Febrero 14 San Cirilo († 869), monje, y San Metodio († 885), obispo Cirilo, nacido en Tesalónica, hizo brillantes estudios en Constantinopla. En unión de su hermano Metodio evangelizaron los pueblos eslavos. Entre los dos publicaron los textos litúrgicos en lengua eslava escritos en caracteres «cirílicos». Cirilo murió en Roma el 14 de Febrero del año 869. Metodio marchó a Panonia como obispo; allí desarrolló una infatigable labor de evangelización, teniendo que superar grandes dificultades. Murió el 6 de Abril del año 885 en la ciudad de Vellherad. El papa Juan pablo II nombró a estos dos hermanos, junto con San Benito, patronos de Europa. Febrero 15 San Claudio de la Colombiere En la ciudad de Viena, en el Delfinado, antigua provincia de Francia cuya capital es Grenoble, nació en 1641 Claudio de la Colombiere, en un hogar muy cristiano y de posición acomodada. Los primeros estudios los realizó con los jesuitas, en su ciudad natal. Ingresó después en el colegio de la Santísima Trinidad que los mismos padres tenían en Lyon.
El nombre Gil es derivado de Egidio, al igual que su equivalente francés Gilles. Según la etimología popular, significa «el protegido», «el que está bajo la égida». Las actas que se refieren a san Gil son de dudosa autenticidad, pero a través de los siglos se ha trasmitido su leyenda, que procede de la edad media (siglo X), y es como sigue. Childeberto, rey de los francos (otros dan el nombre de Wamba, o de Flavio, rey de los godos, o el de Teodorico), «salió un día de caza. Cabalgando por una gran selva del sur de Francia, divisó de pronto una magnífica cierva. En su persecución atravesó montes y cañadas-imposible darle alcance-, hasta que el animal se detuvo ante una cueva excavada en la roca y al instante una flecha atravesó los aires. «El rey se aproximó. Sus ojos fueron testigos de un espectáculo inesperado: la cierva se hallaba acurrucada y temblorosa a los pies de un anciano de larga cabellera y hábito de monje, puesto en oración. La herida, ocasionada por la flecha, manchaba de sangre el rostro y el hábito del ermitaño. «Childeberto pidió perdón a tan raro personaje y ordenó a un caballero de su séquito que curase la herida. Nació así entre ambos una sólida amistad. El rey de los francos le pidió que dejase su ermita y viviera con él, para hacer las veces de consejero, en el palacio. Aunque el anciano, cuyo nombre era Gil (se trata precisamente del santo del día), no aceptó la propuesta, en agradecimiento por su amistad el monarca le construyó en ese mismo lugar un monasterio, que nunca abandonó». Gil era natural de Atenas. De niño, era conocido por sus amigos y vecinos por la bondad de su corazón. En invierno, recorriendo las calles, muchas veces se despojó del abrigo para cubrir los harapos de los desdichados. Entre sus milagros se cuenta que un mendigo enfermo, al abrigarse con su manto, súbitamente se sintió curado. Pertenecía a una familia adinerada. Al morir sus padres, el joven repartió la cuantiosa herencia entre los necesitados. Por este hecho y por tantas obras de caridad, comenzó a ser popular. Por humildad, abandonó entonces su patria, Grecia, y se dirigió a! sur de Francia, donde llevó vida solitaria, alimentándose de hierbas y raíces silvestres, y de la leche de una cierva que todos los días acudía a su refugio. El encuentro con el rey Childeberto alteró el curso de sus días. Llegaron jóvenes deseosos de imitarlo y se pusieron bajo su dirección. Oraban largas horas del día, cantaban salmos y él los adiestraba en trabajos manuales. El cultivo de la tierra fue fructífero; además abrían caminos por los desiertos y así formaron, poco a poco, pueblos a los que evangelizaban. Gil regía con inteligencia y cariño el monasterio, dedicado a san Pedro y san Pablo, del cual fue abad hasta el fin de su vida. Murió un 1 de setiembre. No se sabe con exactitud el año: puede ser el 700, como algunos escriben, o el 725, como sostienen otros autores. Se halla sepultado en Tolosa (Francia) en la iglesia abacial de San Fermín. Septiembre 2 San Brocardo Poco es lo que se sabe de él. Fue un carmelita muy observante, de profunda piedad y de gran sabiduría para dirigir las almas. Tal experiencia lo llevó a redactar y a poner en práctica una constitución estable para el monasterio, consultando previamente a san Alberto Avogadro, legado papal en Palestina, quien le dio, en e1 año 1209, una regla para los eremitas del monte Carmelo. Brocardo era hombre de lucha y de mucha fe. Supo hacer de los días, que transcurren con rapidez, un canto al trabajo, al silencio y a las plegarias. Se lo eligió prior. ¿Qué debía prescribirse a los monjes para agradar más al Señor? La constitución que redactó imponía los votos de pobreza y castidad. Seguían las jornadas de absoluto silencio; luego, plegarias y penitencias. El silencio no debía ser ocioso; se trabajaba según las fuerzas físicas de cada uno, y cada uno debía aportar diariamente el producto de su labor. «Todo para todos», tal era la norma del Carmelo, que después se difundió por todos los conventos de la orden cuando éstos se pro-pagaron también en Occidente. Brocardo fue, él, la regla misma, el conductor, el guía. La regla, constitución, las leyes vigentes debían ser, para el monasterio, la matriz del diario vivir. Un vivir no pesaroso; el monje, en su silencio, se sentía inundado de Dios. Tal fue la misión de Brocardo para las leyes estables de los carmelitas; ardió en deseos de dar y de darse, y supo aceptar con humildad lo injusto y lo doloroso. Los carmelitas desde tiempos remotos se encontraban en eI monte Carmelo viviendo en el espíritu que les dejara Elías. Desde la agrupación de los primeros monjes floreció la devoción a la Virgen, que está en el centro de la devoción carmelitana.
Llamado Teóforo «el que lleva a Dios», probablemente fue un converso, discípulo de San Juan Evangelista. Luego, por orden de San Pedro y San Pablo, sucedió a San Evodio como Obispo de Antioquía por cerca de cuarenta años, siendo un pastor ejemplar. La paz que gozaron los cristianos al morir Domiciano duró muy poco y bajo Trajano se reanudó nuevamente la persecución. Rápidamente, el obispo fue capturado y luego de proclamar su fe en Cristo, fue condenado a ser devorado por las fieras en las fiestas populares en Roma. Las numerosas paradas durante su penoso viaje dieron oportunidad al santo de confirmar en la fe a las iglesias cercanas a la costa de Asia Menor, así como también escribir cuatro cartas: a los Efesios, a quienes exhortaba a seguir luchando por la fe en Jesús nuestro Señor; a las iglesias de Magnesia y Tralles; a los cristianos a Roma y a San Policarpo, a quien también exhorta a seguir trabajando por Cristo. Al llegar Roma, y antes de ser conducido al anfiteatro, rezó junto con sus hermanos por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la caridad y concordia entre los fieles.
2022
Suena duro, la verdad. Eso de «Madre de Dios», suena duro. Hay que reconocerlo. Examen de religión: «¿Jesús es Dios?» Sí.
Obispo y fundador de la congregación del santísimo Redentor, y doctor de la Iglesia, san Alfonso María de Ligorio nació en el reino de Nápoles en 1696, en el seno de una familia noble.
El nombre Gil es derivado de Egidio, al igual que su equivalente francés Gilles. Según la etimología popular, significa «el protegido», «el que está bajo la égida».
Santoral de la Diócesis de San Juan de los Lagos
Septiembre 1 San Gil, abad El nombre Gil es derivado de Egidio, al igual que su equivalente francés Gilles. Según la etimología popular, significa «el protegido», «el que está bajo la égida». Las actas que se refieren a san Gil son de dudosa autenticidad, pero a través de los siglos se ha trasmitido su leyenda, que procede de la edad media (siglo X), y es como sigue. Childeberto, rey de los francos (otros dan el nombre de Wamba, o de Flavio, rey de los godos, o el de Teodorico), «salió un día de caza. Cabalgando por una gran selva del sur de Francia, divisó de pronto una magnífica cierva. En su persecución atravesó montes y cañadasimposible darle alcance-, hasta que el animal se detuvo ante una cueva excavada en la roca y al instante una flecha atravesó los aires. «El rey se aproximó. Sus ojos fueron testigos de un espectáculo inesperado: la cierva se hallaba acurrucada y temblorosa a los pies de un anciano de larga cabellera y hábito de monje, puesto en oración. La herida, ocasionada por la flecha, manchaba de sangre el rostro y el hábito del ermitaño. «Childeberto pidió perdón a tan raro personaje y ordenó a un caballero de su séquito que curase la herida. Nació así entre ambos una sólida amistad. El rey de los francos le pidió que dejase su ermita y viviera con él, para hacer las veces de consejero, en el palacio. Aunque el anciano, cuyo nombre era Gil (se trata precisamente del santo del día), no aceptó la propuesta, en agradecimiento por su amistad el monarca le construyó en ese mismo lugar un monasterio, que nunca abandonó». Gil era natural de Atenas. De niño, era conocido por sus amigos y vecinos por la bondad de su corazón. En invierno, recorriendo las calles, muchas veces se despojó del abrigo para cubrir los harapos de los desdichados. Entre sus milagros se cuenta que un mendigo enfermo, al abrigarse con su manto, súbitamente se sintió curado. Pertenecía a una familia adinerada. Al morir sus padres, el joven repartió la cuantiosa herencia entre los necesitados. Por este hecho y por tantas
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