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Para 1914 muchos de los deportes introducidos por los británicos durante el siglo anterior se habían convertido en prácticas de tiempo libre diseminadas a lo largo del territorio nacional (Olivera 1932). En ese proceso un conjunto de pruebas hípicas tradicionales como el pato, la cinchada, la pechada, la corrida de la bandera y el juego de cañas habían desaparecido o habían sido prohibidas y reemplazadas por los deportes ecuestres británicos (Slatta 1986). En esta incorporación hubo, como era de esperar, una selección de prácticas que hicieron posible la expresión de identidades, no solo masculinas sino de clase y nacionales. Sobre esto volveré más adelante pero lo más importante es constatar que la apropiación étnica exclusiva de algunos de los deportes más practicados, aún en el caso del polo, había dejado de ser tal con una sola excepción que confirmaba la regla: el cricket. Este era el deporte británico más antiguo en la Argentina, introducido a comienzos del siglo XIX, y con el primer partido internacional entre la Argentina y Uruguay jugado en 1868, mucho antes del primer enfrentamiento en fútbol que se dio en 1904 (Graham-Yooll 1999: 177). En los comienzos de la Primera Guerra Mundial, este deporte era practicado solo en los clubes británicos y en los lugares de trabajo en donde los británicos eran mayoría, y su escaso éxito entre los argentinos nativos e inmigrantes no británicos era, para muchos, algo que debía explicarse.
detenerse un coche. De él se baja su esposa. Ella entra en el apartamento y a pesar de ver las copas, no parece enterarse de nada. -¿Por qué te quedas de pie, no puedes hablar? El combate, ¿lo has perdido? … -No. -¿Entonces el champán es por eso? Jack toma la foto de Bob y la rompe. La pareja discute. Está furioso. Le quita el brazalete y le desgarra el vestido. Ella se encierra en la habitación -Me habría gustado ir al club con Bob y… -Tengo que hablar con él. ¡Voy a buscarlo ahora mismo! Jack entra en un restaurante. Saluda a algunos conocidos. "Debes ser un hombre feliz esta noche" le dicen. Él toma a una de las chicas más simpáticas y la invita a bailar. Bob está con otra. Cuando el baile acaba, Bob, Jack y el manager van a sentarse a una mesa. -Tenemos que celebrar tu victoria, muchacho. Pero cuando Bob le llena su copa, él se la tira, Bob levanta la mesa. Jack lo sorprende con un derechazo que lo tumba en el suelo delante de todos. -Puede intentar devolverme el golpe en el ring, si quiere. Ya de vuelta en el apartamento, su mujer le ha dejado una nota: "Me he ido con gente que sabe tratarme adecuadamente". Jack se pasea por el apartamento, triste, de repente, descubre el cartel. Y nos enseña que su nombre arriba, con letras grandes, es el primer combate: JACK SANDERS VS. BOB CORBY. En el Royal Albert Hall. El patio de butacas está lleno, sus amigos ven de entrar a su mujer y deciden evitar que Jack sepa que está allí. En los vestuarios, Jack está concentrado, descansado. Su mujer se dirige directamente a ver a Bob. Le desea suerte y se sienta en primera fila. Mientras, en los vestuarios de Jack, el dice: "Es curioso, soñé que ella venía esta noche". Pero está animado. Los jueces comprueban el cuadrilátero, y Jack aparece por uno de los pasillos. Todos aplauden, le desean suerte. Él se ha rodeado de sus amigos de siempre en la esquina. Después aparece Bob por el pasillo, un ejército de atletas y preparadores lo acompañan en el rincón. Y dos chicas lo saludan. Se anuncia el combate: "El árbitro de esta contienda será el señor Eugene Corri". Reúne a los dos en el centro del cuadrilátero y les recuerda las reglas. Bob empieza atacando pero Jack evita los golpes. Consigue enchufarle varias combinaciones. 2º ROUND. Jack sale al ataque. Se nota que Bob está más desgastado. Entonces Jack ve a su mujer en las gradas. Su vista se nubla. 3º ROUND. En la esquina, su equipo le hace reaccionar. Pero algo no va bien. Por fin salen al centro. Y con varias combinaciones Jack cae a la lona. A duras penas consigue levantarse. Y cuando lo hace, Bob vuelve a tumbarlo. Ahora es cuando su mujer llora. Sin explicarse cómo, Jack vuelve a levantarse. Continúa la pelea, la furia de Jack se -Eres fuerte, ¿verdad? -No -contestó Nick. -Todos los muchachos son fuertes a tu edad. -Usted debe de haber sido fuerte, entonces. -Claro. El hombre miró a Nick y sonrió. A la luz de la hoguera, el muchacho observó que su rostro estaba desfigurado. Tenía la nariz hundida, los labios eran una masa deforme y los ojos simples hendiduras. Nick no lo vio todo de golpe. Sólo advirtió que el hombre tenía la cara mutilada. Por el color parecía cal o cemento. Provocaba una impresión horrible a la luz de la hoguera. -¿No te gusta mi cara? -preguntó su interlocutor. Nick estaba desconcertado. -¿Cómo no? -respondió. -¡Mira esto! -el hombre se sacó la gorra. Sólo tenía una oreja, muy gruesa y aplastada por completo, y un muñón ocupaba el lugar que le correspondía a la otra. -¿Viste algo parecido alguna vez? -No -dijo Nick. Estaba un poco descompuesto. -Pues yo he tenido que soportarlo. ¿No te parece que lo he soportado, muchacho? -¡Ya lo creo! -Todos se rompían las manos golpeándome -dijo el hombre-. No podían lastimarme. Miró a Nick. -Siéntate. ¿Quieres comer algo? -No se moleste -manifestó el muchacho-. Voy a seguir andando hasta la ciudad. -¡Escucha! -dijo el otro-. Llámame Ad. -¡Estupendo! -Oye. No estoy muy sano. -¿Cómo? ¿Qué tiene? -Estoy loco. El hombre se puso la gorra. Nick se hubiera reído de buena gana. -A mí me parece que está usted perfectamente sano. -No, no lo estoy. Estoy loco. Oye, ¿te has vuelto loco alguna vez? -No -respondió Nick-. ¿Y cómo le ocurrió eso? -No sé -dijo Ad-, cuando se vuelve loco, uno no sabe nada. Pero tú debes conocerme, ¿verdad? -No. -Soy Ad Francis. -¿Se atrevería a jurarlo por Dios? -¿No lo crees? -Sí. Nick se dio cuenta de que debía ser cierto. -¿Sabes cómo los vencía? -No -dijo el muchacho. -Mi corazón atrasa. Sólo late cuarenta veces por minuto. ¿Quieres comprobarlo? Nick vaciló. -Vamos -el hombre le tomó la mano-. Apriétame la muñeca. Apoya los dedos aquí. La muñeca del hombre era gruesa y los músculos presentaban una inflexión encima del hueso. Nick sintió el lento pulso bajo sus dedos. -¿Tienes reloj? -No. -Yo tampoco -dijo Ad-. Si no tienes reloj no vale la pena. Nick dejó caer la mano. -Oye -dijo Ad Francis-. Aprieta de nuevo. Cuenta los latidos hasta que yo llegue a sesenta. Nick empezó la cuenta, sintiendo por los dedos las lentas pulsaciones. Oyó que el hombre contaba, despacio: uno, dos, tres, cuatro, cinco, y etc… en voz alta. -Sesenta -concluyó Ad-. Un minuto. ¿Hasta cuánto llegaste? -A cuarenta. -Perfecto -expresó aquél con alegría-. Nunca adelanta. En aquel momento, otro hombre bajó del terraplén del ferrocarril y atravesó el claro rumbo a la hoguera. -¡Hola, Bugs! -saludó Ad. -¡Hola! -contestó el recién llegado. Era la voz de un negro. Nick se dio cuenta de que era un negro, por la manera de andar. Se agachó junto al fuego, dándoles la espalda. Al cabo de un instante, se enderezó. -Este es mi compañero Bugs -dijo Ad-. También está loco. -Mucho gusto en conocerle -expresó Bugs-. ¿De dónde dijo que viene? -De Chicago -respondió Nick. -Hermosa ciudad -dijo el negro-. Pero todavía no sé cómo se llama usted. -Adams. Nick Adams. -Dice que nunca se ha vuelto loco, Bugs. -Todavía es muy joven -manifestó el negro mientras desenvolvía un paquete junto al fuego. -¿Cuándo vamos a comer? -preguntó el que había sido boxeador profesional. -Enseguida -contestó Bugs. -¿Tienes hambre, Nick? -Un hambre del demonio. -¿Has oído, Bugs? -Oigo todo lo que viene después, también. -Eso no es lo que te pregunté. -Sí. Oí lo que dijo el señor. Estaba poniendo lonchas de jamón en una sartén. La grasa chisporroteaba al calentarse, y el negro de largas piernas, arrodillado junto al fuego, le dio la vuelta al jamón y rompió varios huevos en la vasija, inclinándola de un lado a otro para pringarlos de grasa caliente. -¿Quiere cortar un poco de pan, señor Adams? Está dentro de esa bolsa -dijo Bugs, dándose vuelta. -Con mucho gusto. Nick alcanzó la bolsa y sacó una hogaza, cortando seis rebanadas. Después de observarlo, Ad se inclinó hacia él. -¿A ver tu cuchillo, Nick? -requirió. -No, no se lo dé -dijo el negro-. Guarde el cuchillo, señor Adams. El boxeador volvió a sentarse como antes. -¿Me da el pan, señor Adams? -preguntó Bugs, y Nick le entregó las rebanadas. -¿Le gusta mojar su pan en la grasa del jamón? -preguntó el negro. -¿Cómo no? -Tal vez sea mejor esperar hasta más tarde. Al acabar la comida. Vamos a ver. Bugs recogió una rebanada de jamón y la colocó sobre uno de los trozos de pan, luego colocó un huevo encima. -¿Quiere completar ese sándwich, por favor, y dárselo al señor Francis? Ad recibió el sándwich y empezó a comer. -Vigile ese huevo -le advirtió el negro-. Éste es para usted, señor Adams. El que queda es para mí. Nick mordió el sándwich. Bugs estaba sentado frente a él, al lado de Ad. Estaban sabrosísimos el jamón frito y los huevos. -El señor Adams tiene hambre de verdad -dijo el negro. El individuo por cuyo nombre Nick sabía que era un ex campeón del pugilato, permaneció en silencio. No había dicho nada desde que su compañero habló del cuchillo. -¿Aceptaría una rebanada de pan mojada con la grasa caliente? -ofreció Bugs. -Muchísimas gracias. El hombre pequeño y blanco miró a Nick. -¿Y usted también quiere, señor Adolfo Francis? -Bugs le acercó la sartén. Ad no respondió. Estaba mirando a Nick. -Le he hablado, señor Francis -volvió a decir Bugs con suavidad. Ad siguió mirando a Nick. Tenía la gorra casi sobre los ojos. El muchacho se puso nervioso. -¿Qué diablos te has creído? -dijo brusca y mordazmente, dirigiéndose a Nick. Hizo una breve pausa, y prosiguió: -¿Quién demonios crees que eres? Eres un mocoso hijo de perra. Viniste aquí sin que nadie te llamara y te has comido la ración de un hombre, y cuando éste te pidió prestado el cuchillo te hiciste el interesante. Al hablar miraba a Nick con persistencia. La cara del hombre era blanca, y sus ojos casi no se veían, debajo de la gorra. -¡Porquería! ¿Quién te dijo que te metieras aquí? -Nadie. -Claro que nadie, ¡maldición! Y nadie te ha dicho que te quedes tampoco. Vienes y te muestras insolente con mi cara, fumas mis cigarros y te tomas mi licor, y todavía te haces el interesante. ¿Y sabes cómo diablos vas a irte? Nick no dijo nada. Ad se puso de pie. -Te lo diré, cobarde bastardo de Chicago. Vas a irte con la cara rota. ¿Comprendes? Nick retrocedió. El hombre avanzó hacia él en forma lenta e inflexible, adelantando primero el pie izquierdo y arrastrando luego el derecho. -Pégame -movió la cabeza al decir esto-. Pégame. Pruébalo. -No quiero pegarle. ¿Por qué? -No creas que vas a salvarte así. Recibirás una buena paliza, ¿sabes? Ven. Hazme frente. -Cállese. -¿Ajá? Pues mira, hijo de perra. El hombre miró los pies de Nick, y entonces el negro, que lo había seguido desde que se apartó del fuego, se acercó más y lo golpeó en la base del cráneo. Ad cayó de bruces y Bugs soltó la cachiporra envuelta en un trapo. El ex boxeador quedó tendido boca abajo en la hierba. Su compañero lo levantó y lo llevó de nuevo junto al fuego con la cabeza, colgando. La cara tenía un aspecto feo. Bugs lo acostó con suavidad. -¿Quiere traerme un balde con agua, señor Adams? -dijo-. Temo haberle
Todo es Historia, 2023
Resumen histórico del boxeo en la Argentina, desde sus inicios hasta la década de 1980, contiene documentos gráficos de comienzos del Siglo XX y fotografía de cada uno de los medallistas olímpicos.
2009
RESUMEN: Como componentes fundamentales del imaginario de la masculinidad, el riesgo en el deporte y la capacidad para soportar el dolor contribuyen a configurar una cultura de género que en el boxeo tiene una impecable transparencia. Los integrantes del campo interpretan el peligro como una característica del deporte, cuyas repercusiones en la salud y la integridad corporal de los atletas pueden ser negadas o minimizadas en función del valor viril que constituyen.
2016
El objetivo de este trabajo es identificar las cuatro ultimas acciones motrices emitidas (golpes) por boxeadores campeones del mundo de los pesos pesados y asi poder caracterizar el ‘Knock out’ en boxeo. Para ello, hemos desarrollado una herramienta de observacion que consta de cuatro criterios y 35 categorias. Para la seleccion de la muestra se tuvo en cuenta dos requisitos: haberse proclamado campeon del mundo del peso pesado durante el periodo que comprende 1921-2007 (desde Jack Dempsey hasta Ruslan Chagaev) y la disponibilidad digital de las imagenes para su analisis. Se obtuvieron datos relativos a la secuencia de acciones motrices que anteceden a la finalizacion de los combates en boxeo, medido a traves de los ultimos cuatro golpes lanzados por el ganador. Los resultados del estudio muestran que el ‘Knock out’ en boxeo suele darse haciendo un uso mayoritario de ciertos golpes entre los contendientes, presentando diferencias significativas.
RESUMEN A partir de la evidencia recolectada de investigaciones internacionales, se estudia cómo la práctica de boxeo en Chile se posiciona, en primer lugar, como un deporte própio de las clases populares, y en segundo término, como un elemento di-suasivo de conductas delictuales y viciosas, propias de los contextos sociales riesgosos. Estas características, convierten al boxeo en un potencial agente de inclusión social dadas las capacidades que se aprenden con su práctica. El análisis se base en el concepto de habitus elaborado por Pierre Bourdieu, proponiendo que existe una relación directa entre el habitus de individuos de contextos sociales de riesgo y su elección por el boxeo. Éste habitus popular, muchas veces expuesto a situaciones violentas y a prácticas ilícitas es transformado a través de la práctica del boxeo y produce nuevas capacidades que se traducen en un nuevo habitus, el habitus del boxeador, el cual se presenta capaz de sacar a individuos de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran. Se utilizó una metodología cualitativa, que consta de catorce entrevistas semi estructuradas a boxeadores de distintos clubes de boxeo de la región metropolitana, tanto amateurs como profesionales, quienes corroboraron fehacientemente nuestros postulados. Palabras clave: deporte, inclusión social, habitus, situación de riesgo social. ABSTRAeT Through evidence col/ected in intemational investigations, we study how the practice of box in Chile instal/s itself as a characteristic sport of the working class in one hand, and in the other, as a practice that serves as a deterrent from delictive and vicious behaviors that take place in risky social contexts. These characteristics make boxing a possible agent of social inclusion taking into account the abilities that are leamed when it is practiced. We focus our analysis on the concept of habitus developed by sociologist Pierre Bourdieu. We propase that there is a direct relationship between the habitus of individuals of the working class and their choice to box. This working class habitus, often exposed to violent situations and illegal ... , is transformed through the practice of boxing, and produces new abilities that trans/ate in a new habitus, the boxer's habitus, which presents itself as one capable of getting individua/s out of their situation of social vulnerability.
Al planificar un sistema de bombeo se debe tener en cuenta una serie de factores, desde aquellos de orden práctico como la disponibilidad de equipos en el mercado, servicio técnico y repuestos, costos, garantías, etc. y los aspectos técnicos del equipo propiamente tal. Existen tres tipos de bombas en la captación e impulsión de aguas: Centrífugas o radiales: son las más conocidas y a veces las únicas existentes en el mercado. Se caracterizan por hacer uso de la fuerza centrífuga para impulsar el agua, razón por la cual ésta sale de la bomba en forma perpendicular al eje del rodete. Este tipo de bombas proporciona un flujo de agua suave y uniforme y se adapta para trabajos a alta velocidad como los motores eléctricos. Son apropiadas para elevar caudales pequeños a grandes alturas. Bombas axiales o helicoidales: no hacen uso de la fuerza centrífuga sino que mueven el agua en forma similar como lo hace un ventilador para mover el aire, el agua sale en forma paralela al eje de rotación del impulsor. Son especialmente indicadas para elevar grandes caudales (11 m 3 /seg) a baja altura (hasta 6 m.c.a.). Bombas de flujo mixto: aprovechan las ventajas de las bombas helicoidales (sencillez y poco peso) y se modifica la forma de los álabes dándole una forma tal que le imparten al agua una
La degradación ambiental producida directamente por las actividades petroleras y por los procesos de colonización que estas impulsan se constituye en una amenaza a la seguridad de las comunidades, cuyos territorios y recursos de subsistencia se ven disminuidos. La colonización y la presión sobre los recursos naturales que esta produce son motivadas principalmente por la pobreza de poblaciones campesinas que buscan nuevas tierras para habitar, a su vez estos dos procesos son causa de degradación ambiental que empobrece a las comunidades étnicas debido a que afecta sus fuentes de sustento, situación que genera inseguridad para los indígenas. Adicionalmente, la degradación ambiental y la disminución de los territorios ponen en riesgo la cultura de estos grupos humanos, pues afecta sus valores, tradiciones, autoridades y, en general, su forma de vida lo que constituye una amenaza a su seguridad.
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Lecturas Educacion Fisica Y Deportes, 2012