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Carlos Fuentes: Los laberintos de (la) Constancia " … desde su nacimiento hasta nuestros días, la literatura hispanoamericana ha sido una incesante invención de fábulas que son reales aún en su misma irrealidad. (Octavio Paz) Rodica Grigore La narrativa latinoamericana contemporánea fluctúa a veces entre el violento desprendimiento de la tradición y una muy evidente tendencia de continuar, al menos en ciertos niveles, las líneas más características del " canon occidental " , en el sentido que Harold Bloom, por ejemplo, da a dicho término. Además, la prosa del continente suramericano intentó solucionar, durante el último decenio, todos los conflictos teórico-prácticos determinados por un problema muy debatido en las letras latinoamericanas (y no solo por aquí): el de la representación (más o menos mimética) y la " cantidad " de originalidad que una obra literaria debería afrontar. En principio, la cualidad más importante de la literatura latinoamericana contemporánea,-desde la época del " boom " de los años '60 y '70 y hasta los escritos del presente-, es su capacidad casi milagrosa de trasformar y subvertir todas las antiguas convenciones, modas y modelos literarios, empezando, evidentemente, con el realismo mismo. Con el tiempo, escritores importantes del continente tales como Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias y Gabriel García Márquez entre otros, van a utilizar todas las experiencias estéticas o literarias de la vanguardia artística poniéndolas, quizás paradójicamente,-pero no difícil de entender en esta parte del mundo-, al servicio de lo " real ". En este contexto debe ser incluida y discutida también la obra narrativa tan diferente de Carlos Fuentes, un autor que intenta desde sus inicios literarios, es decir desde la publicación de su primera novela, La región mas transparente (1958), reconstruir el antiguo sistema de valores de la civilización mexicana, llenando los vacíos de la misma apoyándose en la literatura, y por consiguiente reestableciendo la comunicación con una tradición cultural mas antigua que posteriormente aparece en cada una de sus obras.
Los signos del laberinto: Terra nostra de Carlos Fuentes, Guadalajara, Universidad de Guadalajara. ISBN 968-7846-61-5, 2004
Estudio de la intertextualidad en la más destacada novela del escritor mexicano Carlos Fuentes.
Revista Chilena de Literatura, 1971
This article was written in memoriam Carlos Fuentes, and it is a reflection about Carlos Fuentes' contribution to Mexican and Latin American culture; it takes into account the polemical image of the author as a diplomat and as an intelectual in order to emphazise the originality, the range, and the variety of his work, as a rupture writer in both the Mexican and de Continental literature. The article also mentions Fuentes' passion for writing in different genres and categories. Finally, some of his works are discussed under the scope of "La edad del Tiempo" to emphazise the author's taste for fantastic literature and the way he treated social issues that go against equity and freedom.
Tema y variaciones de literatura, 2008
El México imaginado b realidad todo lo corrompe, m e ll OS la imag inación: "Cambiará el universo pero yo no", escribía Borgcs en El leph. Si como alegaba Salvador Elizondo, la imaginación comienza donde la razón termina, para Carlos Fuentes. la imaginación es la in vención de lo que pudo haber sido. Así, describir la realidad se convierte en tarea del histori ador, y aun del filósofo; oponerl e sus posibilidades, la del narrador de ficciones. La realidad y sus bifurcac iones. Una rea lida d imaginada que, la mayor part e de las veces, la sitúa el esc rit or en algún cort e temporal en el ámbi to de la Ciudad de Méx i-CO, pues fuera de Méx ico, en su imag in ari o, "todo es Cuautitlán". Y no porque Méx ico sea una Ítaca, para nada, sino porque es el lugar donde in fie rno, purgatori o y paraíso se encuentran superpuestos. El Méx ico real y el México imag inado. Tal es la tensión que se adviert e no sólo en el escritor, sino en el curso de nuestra historia, en el mito de nuestra historia. A México lo inventan, primero, Bern al Díaz del Castillo, desde su doble exilio, de Es paña y la Nueva España, y el ind io Ju an Diego, o quien cuenta sus peripecias, donde contempla, desde el abismo y la intemperie de su soledad y desvalidez humanas; desde su marginalidad-" Dios sólo se le aparece al más indigno de los hombres", diría Filopáter en La voluntad y la. Depart ame nto de Hum an idades, uAM-A zcapotzalco.
Latinoamérica es mestizaje. Latinoamérica es mezcla y su literatura es mestiza como ella misma. La voz de Carlos Fuentes es hoy una de las cuatro o cinco figuras más destacadas de la narrativa hispanoamericana de aquellos años 60; ahora, lo que diferencia a Fuentes del resto del grupo del envidiado boom es sobre lo que versará este ensayo que desde ahora se plantea límites: no pretende ser otro exhaustivo estudio sobre la vitalidad narrativa del autor, como sugiere el título a primera vista, sino que busca analizar la utilización del lenguaje narrativo que hizo que el autor en cuestión, incluso desde su primer libro Los días enmascarados (1954) mostrase una versatilidad atípica, casi que invadiéndolo todo: cuento, novela, periodismo, crítica, ensayo, teatro y hasta guiones de cine. En todas estas disciplinas, valga recalcar que más en unas que en otras, encontró Fuentes algo vibrante qué decir.
El tiempo se vierte, indiferente a nosotros; nos defendemos de él invirtiéndolo, revirtiéndolo, divirtiéndolo, subvirtiéndolo, convirtiéndolo. * Escribir es combatir el tiempo a destiempo: a la intemperie cuando llueve, en un sótano cuando brilla el sol. Escribir es un contratiempo. * Quiero preguntarme si la táctica kierkegaardiana es viable en México. En primera instancia, lo dudo; la premisa del escritor europeo es la unidad de un tiempo lineal, que progresa hacia adelante digiriendo, asimilando el pasado. Entre nosotros, en cambio, no hay un solo tiempo: todos los tiempos están vivos, todos los pasados son presentes. Nuestro tiempo se nos presenta impuro, cargado de agonías resistentes. La batalla es doble: luchamos contra un tiempo que, también se divierte con nosotros, se revierte contra nosotros, se invierte en nosotros, se subvierte desde nosotros, se convierte en nombre nuestro. * La coexistencia de todos los niveles históricos en México es sólo el signo externo de una decisión subconsciente de esta tierra y de esta gente: todo tiempo debe ser mantenido. ¿por qué? Porque ningún tiempo mexicano se ha cumplido aún. Porque la historia de México es una serie de "Edenes subvertidos" a los que, como Ramón López Velarde, quisiéramos a un mismo tiempo regresar y olvidar. * Las ruinas norteamericanas son mecánicas, son ruinas de promesas hechas y cumplidas y luego abandonadas por el tiempo y al tiempo en enormes cúmulos de chatarra, cementerios de automóviles, ciudades asfixiadas y fábricas renegridas. * Mientras es progreso norteamericano ha producido basura, el retraso mexicano ha producido monumentos. Las ruinas de México son naturales: son ruinas del origen, de proyectos vitales prometidos y luego abandonados o destruidos por otros proyectos, naturales o humanos. * La paradoja de las promesas en México es que al cumplirse, se destruyen y, al permanecer incumplidas, viven eternamente. El ejemplo primario lo proporciona la conquista española, que, a los ojos indígenas significó, de entrada, el cumplimiento de un mito dorado: el regreso del dios bienhechor, Quetzalcóatl. El tiempo del México antiguo, en la conquista, cumplió su promesa sólo para encontrar su muerte. El tiempo de la colonia fue un tiempo anacrónico que prolongó ficticiamente el orden orgánico de la Edad Media, negando las razones renacentistas, fáusticas, de la propia empresa conquistadora: la colonia negó tanto el tiempo de la antigüedad indígena como el de la modernidad europea. * El clamoroso silencio de Sor Juana Inés de la Cruz significó una mutilación del tiempo que habría de pagarse con una independencia (de España) que no aseguró nuestra independencia ni del pasado indígena entonces desconocido o despreciado, ni del presente moderno que llenó el vacío de la mutilación hispánica con multiplicadas dependencias en los órdenes político, cultural y económico. Las promesas de la modernidad mexicana en el siglo XIX -el liberalismo y el positivismo-se cumplieron a expensas de los lazos comunitarios del derecho, de la dignidad y de la cultura de la población campesina e indígena del país. * La voluntad de actualidad de los hombres de la Reforma, la importación de los esquemas de Adam Smith y Auguste Comte, desconoce la simultaneidad de los tiempos mexicanos. * Sólo la Revolución -y por eso, a pesar de todo, merece una R mayúscula-hizo presente todos los pasados de México. Lo hizo instantáneamente, como si supiera que no sobraría tiempos para esta fiesta de las encarnaciones. La pesada tradición del poder centralista, la inveterada enajenación mental al paternalismo y la razón de ser burguesa pronto convirtieron a la Revolución en Institución; una Institución que rinde homenaje al pasado indígena y revolucionario con palabras y al presente "progresista" y burgués con actos. Nuevamente el culto a la actualidad se traduce en dictadura interna y en hegemonía económica de un imperialismo externo. * Pero el culto retórico a la simultaneidad de nuestra historia es un arma de dos filos: por un lado, justifica, adormece, despolitiza; por el otro, aunque sus promotores no lo desean, mantiene vigentes viejas aspiraciones del pueblo mexicano: el tigre nacional está cloroformado, pero no muerto. * André Breton llamó a México tierra de elección del surrealismo. * El surrealismo es una revuelta contra este orden de cosas; es un ejercicio fulgurante y desesperado de la memoria y de la imaginación por redescubrir todo lo olvidado: las razones del origen y de la unidad. "Todo hace creer -afirma Breton en uno de sus Manifiestos-que existe un cierto punto del espíritu desde el cual la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable dejan de ser percibidos contradictoriamente. * Todas las antinomias que, habiendo preexistido a la forma de régimen social bajo la cual vivimos, corren el riesgo de no desaparecer con ella. * En la vida popular mexicana, en sus actos definitivos de amor y muerte, de pasión y revolución, de arte y celebración, los contrarios se encuentran y el deseo no es sino el reconocimiento de una extrañeza previa a la reunión y quizás condición necesaria de esa reunión: la muerte será la vida, la revolución será una fiesta, la pasión será un arte, el espíritu será materia, el accidente será esencia, el cuerpo será alma, Tú serás Yo. Bastan una máscara y una palabra, un saludo o una despedida, una manera de caminar o de mirar, toda celebración que signifique acercarse, reunirse, antes de que la enfermedad, el tiempo, la muerte, la separación puedan triunfar otra vez. * El deseo es amor de otra cosa; es transfiguración. * La nostalgia del paraíso perdido y la imposibilidad del paraíso futuro en el presente deja a la mayor parte de los mexicanos sin más posibilidad que la del paraíso en el instante. * México, el peligro, la extrañeza y la violencia de siglos hace tiempo creó en la gente la convicción de que el fin puede estar a la vuelta de la esquina, en una bala perdida, en un encuentro casual, en un estallido de cólera, en la simple enfermedad, la simple hambre, la simple esclavitud. El llamado gusto mexicano por la muerte sólo se salva en la vida, sólo es parte de la vida, si se convierte en hecho consciente, en compañero permanente, en objeto de celebración y resistencia trágica. La muerte también es el recurso de la transfiguración. * El mañana mexicano no significa aplazar las cosas hasta el día siguiente, sino impedir que el futuro intruya en la sagrada totalidad de hoy, del día presente. Cuando un pasado total late en el presente, el tiempo futuro es abstracto y carece de demasiado valor: mañana puede estar vacío, sólo hoy es plenamente seguro. Paradoja final del tiempo mexicano: el instante es retenido y eternizado dentro de su fugacidad. Todos los lugares comunes (sitios de encuentro) mexicanos nos lo dicen. * El tiempo mexicano nos llega cargado de lo que nosotros podríamos ser; pero esa carga previa es tan enorme, que a menudo nosotros quisiéramos ser tiempo puro contra un tiempo que nos niega, burla, desafía y asedia. * Kierkegaard se refería a un tiempo a escala europea, modelable, manejable. Podía burlarse del tiempo y jugar con él: esconderse del tiempo, no hacer nada y pasar por un hombre activísimo; mostrarse al tiempo, hacerlo todo y pasar por un desocupado. Ser libre. Pero en México es el tiempo el que se burla del hombre y sobre todo del escritor. * Qué lata, dice Cortázar de la Argentina: tener todo el tiempo por delante. Qué incomodidad, digo yo de México: tener todo el pasado por detrás y ser precisamente un escritor de la burguesía, pequeña y grande, capitalina. * México conoce su ruta, no hay por qué impacientarse. Hay una Malinche en su futuro; meta un Cortés en su motor. Confesión o psicoanálisis: curar el pasado. Arte: pintar el pasado. Revolución: restaurar el pasado original. Política: invocar el pasado revolucionario. Amor: monja o prostituta, el pasado define a la mujer: el hombre siempre ha sido, luego es y será siempre, macho: de Huichilobos a Negrete. Religión: el paraíso no se perdió, en él vive Adán Tenochtitlán. Canto: año de 1900, muy presente tengo yo. Inviértase: sin pasado, ¿de qué me confieso? Subviértase: sin revolución, ¿cuál estabilidad? Conviértase: también la Coatlicue ofrece corazones rojos en pleno invierno, igual que tú, Lupita, rosas. * Me muestro combatiendo al tiempo: es decir, a destiempo, a la intemperie; y luego me escondo para escribir, a sabiendas de que cada línea es sólo un contra-tiempo.
piro tratase de escapar de la noche encerrada dentro de ese cuerpo luminoso. También los pómulos, en apariencia frágiles como una cáscara de codorniz detrás de la piel sonriente, intentaban abrirse más allá del tiempo de la piel, hacia la calavera perfecta. Y por último, la luenga cabellera negra de Michelina, flotante, lustrosa, olorosa a jabón más que a laca, era, fatalmente, el anuncio estremecedor de sus demás pilosidades ocultas. Todo lo dividía, cada vez, la barba partida, la honda comilla del mentón, la separación de la piel... Todo esto lo pensó don Leonardo cuando la vio ya crecidita y se dijo en seguida: -La quiero para mi hijo.
Revista Iberoamericana, 1981
Clara, entendible y bien explicable. Sin embargo, esta novela es demasiado pedestre. Su lectura, muy accesible. Se puede compartir fAcilmente y agotar en forma un tanto conclusiva. Se cierra como un estuche. Su historia, simple. Su estructura, lineal. Su lenguaje, prosaico. Hay algo en ella que no es moderno, que hoy no funciona. Especialmente, si tomamos en cuenta que Cervantes desde hace algin tiempo escribi6 el Quijote.
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Castilla Estudios De Literatura, 2014
Anales de Literatura Hispanoamericana
Carlos Fuentes y el fin del Milenio., 1996
Glaúks - Revista de Letras e Artes (ISSN 2318-7131). Site: https://www.revistaglauks.ufv.br/Glauks, 2020