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"La Celestina y el origen converso de Rojas"

Abstract

A partir de diversos artículos atinentes a judíos y conversos en relación con la literatura medieval desde 1977, se me plantearon algunos problemas metodológicos que intento resumir en este artículo de forma sistemática y ordenada, ejemplificándolos con el caso de Fernando de Rojas, autor de “La Celestina”. El primero de esos problemas se refiere a la improcedente equiparación entre los conceptos de <<judío>> y <<converso>>, la inadecuada asignación del sintagma <<judeoconverso>> y el empleo del término <<israelita>> para calificar a un converso de hace cuatro o cinco siglos. El segundo problema se relaciona con la indistinción con que se usa el vocablo <<converso>>, como si siempre aludiera a la misma realidad unívoca. El tercer problema tiene que ver con las conjeturas que se vierten sobre presuntos comportamientos de un autor en función de los parentescos de sus hijos o familiares. El cuarto problema concierne a las interpretaciones forzadas de una obra, en su totalidad o en algún aspecto, basadas en la patente o presunta condición judía o conversa de un autor. Un último problema consiste en la tendencia a presentar como típicas del judío o del converso determinadas actitudes, profesiones o formas de sensibilidad y, una vez asentadas como tales con mayor o menor certeza, etiquetar como judíos o conversos a aquellos escritores en que tales notas aparecen o insistir en que las mismas se explican por tal condición. Tras aplicar estas reflexiones a la figura de Fernando de Rojas y a “La Celestina”, concluyo, en primer lugar, que, al ocuparse del autor, se ha cometido un rosario de errores metodológicos, repetidos en muchos críticos, a la hora de indagar sobre el nexo de judíos y conversos con la actividad literaria en la España medieval. En segundo lugar, el mismo paradigma prueba las deducciones violentas que pueden cometerse en la interpretación de una obra cuando se pretende que el carácter converso de un autor debe reflejarse necesariamente en sus creaciones. Este artículo guarda relación con los siguientes artículos recogidos en academia.edu: - “Huellas de “La Celestina” en <<La Lozana andaluza>>”, en Estudios sobre el Siglo de Oro. Homenaje al profesor Francisco Ynduráin, Madrid, 1984, pp. 429-459. - “El presunto judaísmo de <<La Celestina>>”, en The Age of the Catholic Monarchs, 1474-1516. Literary Studies in Memory of Keith Whinnom, Liverpool, 1989, pp. 162-177. - “Animales fantásticos en <<La Celestina>>, en Diavoli e mostri in scena dal Medievo al Rinascimento, Viterbo, 1989, pp. 283-302. - “La identidad de Fernando de Rojas”, en La Celestina. V Centenario (1499-1999). Actas del Congreso Internacional, ed. F. Pedraza et alii, Cuenca, 2001, pp. 23-47. - “De nuevo sobre el presunto judaísmo de <<La Celestina>> (con unas gotas de sociología crítica)”, en El legado de los judíos al Occidente europeo. De los reinos hispánicos a la monarquía española [Cuartos encuentros judaicos de Tudela. Tudela, 11-13 de septiembre de 2000], Pamplona, 2002, pp. 83-102.

Key takeaways

  • Asi, en el caso de Rojas, conocemos, como dato incontestable, su condición de converso, ya que, en el proceso que, entre mayo de 1525 y octubre de 1526, siguió la Inquisición contra su suegro, Álvaro de Montalbán, por judaizante, éste intentó nombrar, sin conseguirlo, «por su letrado, al bachiller Fernando de Rojas, su yerno, vecino de Talavera, que es converso» 3.
  • En consecuencia, la denominación de Rojas como converso ni siquiera significa que lo hubiera sido su padre, porque la sugerencia de Gilman, según la cual fue hijo de un Hernando de Rojas, condenado por judaizante en 1488 15, amén de no fundamentarse más que en la tardía alegación de un fiscal hostil, en 1616, deja sin explicar, entre otros pormenores, cómo Rojas pudo ejercer como abogado y Alcalde Mayor de Talavera en febrero y marzo de 1538 16, contradiciendo los decretos establecidos por Torquemada en noviembre de 1484 17.
  • C. Unos cuantos críticos, por fin, a partir del origen converso de Rojas, han buscado una interpretación totalizadora de la obra como el reflejo de un problema sociorreligioso tipico del momento: las dificultades para unirse en matrimonio un caballero cristiano viejo (Calisto) con la hija (Melibea) de un poderoso judío converso (Pleberio) 39; si bien, para alguno, tal explicación sucede con los personajes intercambiados: así, Calisto sería el converso y Melibea la cristiana 4°.
  • Asi, en el caso de Rojas 47, se ha relacionado, repetidas veces, con su origen converso el pesimismo de la Tragicomedia 48, sobre todo tal como se plasma en el monólogo de Pleberio 49.
  • En segundo lugar, el mismo paradigma prueba las deducciones violentas que pueden cometerse en la interpretación de una obra cuando se pretende que el carácter converso de un autor debe reflejarse necesariamente en sus creaciones Así, solo desde 1902, fecha en que apareció documentado el origen converso de Rojas, se desataron los estudios en que se pretendía iluminar la obra o distintos aspectos de la misma como consecuencia de tal índole.