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EL RETORNO DEL MONSTRUO ANARQUISTA

Desde 2008, los efectos de la recesión económica están mostrando la esencia criminal del régimen gubernamental español. No puede extrañarnos que gran parte de las últimas reformas legales se haya enfocado a la represión de quienes sufren las consecuencias de esa criminalidad en lugar de abordar las graves causas del descontento social. La actual reorganización de los dispositivos de control identifica sus principales objetivos entre las protestas contra el daño social generado. Las políticas públicas que producen y reparten este daño social constituyen el ‘nivel primario – político – de castigo'. El aumento de represión administrativa es paralelo al de las políticas de expulsión-daños-abandono. El nuevo Código Penal, la Ley de Seguridad Ciudadana y la Ley de Seguridad Privada, entre otras nuevas normas, proyectan una reforma legal múltiple orientada a la disuasión del minoritario movimiento anarquista, pero también a la obstaculización de cualquier tendencia radical en el movimiento social. Este es el 'nivel secundario – penal – de castigo'. Todas estas reformas están concebidas para extender el control punitivo a esas actividades y espacios públicos donde la legitimación 'democrática' sufre más. Su objetivo es criminalizar la disidencia, crear un clima de consenso, y – por el camino – luchar contra todas las organizaciones antiautoritarias, anticapitalistas, autónomas o antiestatalistas. Ellos – Nosotros – son ahora los 'chivos expiatorios adecuados'. Junto con esta reforma penal múltiple, las bases de datos de sospechosos, la inversión en materiales y cuerpos antidisturbios y las operaciones contra el 'monstruo anarquista', el 'dispositivo antiterrorista' organiza una obra de teatro populista con toda la fuerza de la razón de estado.