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Sobre árboles y madres. Lo anasémico como germinación

Felipe Larrea 2 -Sólo desbordes, toda clase de desbordes -desbordes que se calculan, se pierden, se ganan, se ignoran -podrán tocar, del nombre, su origen. 3 ¿Por qué sino sólo por esto: saber que toda "traición" es revelación, cuestión de un cierto saber, un saber, lo veremos, de Judas? 4 Francis Bacon es alguien que utilizó una palabra bastante precisa para definir aquello con lo cual se encuentra todo pintor antes de realizar su obra, pero también, en un rasgo que podría ser extensivo a cualquier trabajo de producción o creación artística. Esa palabra, prácticamente creada por Bacon, es el cliché 5 . Los clichés asedian, no sólo en la tela en blanco sino que también en la psiquis del artista, ya que él debe arremeter contra esas "imágenes", y que según la expresión de Deleuze -que acuñó este concepto, a propósito de sus estudios sobre pintura 6hace catástrofe con ellas: llevarlas a un punto indiscernible, barrerlas, para que de esa operación germine la obra, plenamente la obra. Si consideramos que Sobre árboles y madres es con todo derecho una obra o un Libro, más allá de que podamos clasificarlo como un libro de filosofía, o un estudio sobre la obra de Gabriela Mistral, nos parece, que el motivo de Árboles y madres se encuentra en su mismo despliegue. Es una obra que se sostiene por sí sola, pero que para llegar a ser lo que es, en su devenir-obra, debió vivir una singular catástrofe, o un caos-abismo, como momento preproductivo. En una palabra: no habría realmente obra que no tenga que pasar por aquello.