El objeto de esta rama de la psicología es la descripción, explicación e interpretación de las diferentes y múltiples transformaciones psíquicas y comportamentales que se presentan a lo largo del proceso de desarrollo humano. Estos cambios que ocurren en las capacidades, facultades y procesos psíquicos a lo largo de la vida han generado interés científico durante toda la historia de la humanidad. Pero los progresos más relevantes y significativos han ocurrido en el curso de los últimos dos siglos y a raíz de que la psicología logra consolidarse como disciplina científica. En la psicología de desarrollo convergen aportes de diversas corrientes (psicoanálisis, neuropsicología, psicología cognitiva, enfoque sistémico entre otros.) y se incorporan en forma articulada avances de disciplinas como la lingüística, sociología, biología, antropología entre otras. " La psicología del desarrollo tiene por objeto el estudio de los cambios que tienen lugar en los niños y adolescentes a lo largo de su evolución y crecimiento. A pesar de que, durante mucho tiempo, los debates se centraron en la naturaleza de esos cambios, hoy día sabemos a ciencia cierta que tanto la naturaleza biológica, como la influencia de los contextos socioculturales y de crianza influyen en la orientación que va a tomar el desarrollo de un niño o niña " (Sadurí i B, Rostán S, & Serrat S, 2003, pág. 225) " El desarrollo es un fenómeno que está indisolublemente ligado a la vida pues todos los seres vivos pasan por diferentes etapas desde el nacimiento hasta la muerte. Si queremos entender el funcionamiento de la mente humana que es la tarea propia de la psicología resulta muy esclarecedor seguir el proceso de desarrollo y tratar de entender cómo se produce pues ello nos ayudará a entender la naturaleza de los seres humanos. Si comparamos el desarrollo de un ser humano que tengamos próximo, de nuestra hija o de un sobrino, con el desarrollo de un pollito o de un perro, podemos apreciar fácilmente algunas diferencias importantes, y posiblemente la más llamativa de todas ellas sea que los seres humanos nacemos muy desvalidos y con pocas de las características que llegarán a tener los adultos. Esto supone que durante un largo período estamos necesitados continuamente de la atención de los mayores, generalmente de nuestros padres. Por el contrario, algunos animales a los pocos minutos de haber nacido son capaces de procurarse la comida y pueden sobrevivir por sí mismos sin la ayuda de los progenitores. Así pues una de las características de los seres humanos es tener una infancia muy prolongada. Por eso algunos autores han señalado que nacemos como sin terminar, que debiéramos permanecer más tiempo en el útero, que nacemos prematuros. Esto podría verse como una desventaja pero sin embargo nos proporciona una gran ventaja, la de tener un período de desarrollo extrauterino mucho más largo. La inmadurez con la que nacemos nos hace dependientes durante más tiempo pero a la vez nos permite ser más plásticos y hace posible aprender más cosas y disponer de una mente más flexible. " (García Madruga, 2010, pág. 25) El aparato mental-emocional se entiende como la conjugación de funciones biológicas, cognoscitivas, emocionales, representacionales, lingüísticas y sociales que, en un momento dado, se organizan, se integran en un todo, y tienen un modo de funcionamiento que se puede llamar "personalidad". Este modo de funcionamiento no se da con las mismas características desde el