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DERECHO Y ACCION

La distinción entre sucesos y acciones, es decir, entre cosas que suceden pero no han sido provocadas por nosotros y cambios que nosotros provocamos, es uno de los pilares de nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos. Nos vemos no sólo como sujetos pacientes zarandeados por factores incontrolables, sino fundamentalmente como agentes, como sujetos que actúan e interfieren en el curso natural de los acontecimientos. Tenemos tan arraigada esta manera de vernos que probablemente no podemos renunciar a ella y las visiones de un mundo plenamente determinado donde los seres humanos no son más que autómatas nos resultan escasamente imaginables. Ni siquiera los escritores que han diseñado utopías negativas, como George Orwell en 1984 o Aldous Huxley en Un mundo feliz, han podido imaginar mundos sin un resquicio de libertad. Han descrito sociedades terribles donde la libertad del hombre se ve impedida por una coerción brutal, tanto física como mental. Pero aun así, es una coerción ejercida por otros hombres. Lo que nos resulta inconcebible es un mundo sin ningún agente.