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En un país donde estamos acostumbrados a hablar más que a oír, vale la pena prestar atención a un hombre que ha dedicado su vida a escuchar y a contar las historias de la guerra.
En los agradecimientos al libro Trochas y fusiles (1994), el escritor colombiano Alfredo Molano (1940-) escribe: "Escuchar es una manera olvidada de mirar" (11). En tal desplazamiento de los sentidos se cifra su poética. El oído que ve es una doble imagen desde la cual escenificar, por una parte, una crítica al Estado colombiano y, por otra, dibujar un retrato del intelectual en guerra. El Estado colombiano como una entidad que es ciega, pero también sorda y muda frente a sus zonas de colonización y de guerra es un viejo tópico de la literatura colombiana. Desde los viajes de Honda a Cartagena de J. M Samper en su tránsito hacia Europa (1962), o la fuga del letrado Santiago Pérez Triana en de Bogotá al Atlántico (1897), pasando por el envío literario al centro capitalino escenificado en La vorágine (1924) y la vuelta del imaginario riveriano a las selvas del Putumayo en la guerra colombo -peruana (1932-1933) en 180 días en el frente (1934), de Arturo Arango Uribe, el cuerpo carente del Estado colombiano se ve reflejado en la proliferación de cuerpos que exhiben la pérdida: de la tierra hasta la vida.
Boletin Cultural Y Bibliografico, 1998
Biography, 2020
This is the portrait of a traveler who journeyed through forests and mountains, wide rivers, and plains to create a saga of the tribulations of colonized peasants threatened with displacement and violence. This is the portrait of a sociologist with an inimitable style of writing life stories that owes as much to the social sciences as it does to literature. This is the portrait of an intellectual who was the victim of censorship and abuses of power that sent him into exile. This is the portrait of the life of a defender of peace and human rights in Colombia, a country that resists abandoning its endless war.
Donde no habite el olvido, 2017
El espacio está oscuro, el público en silencio, expectante. Suena una melodía sutil, casi imperceptible. De repente, el escenario queda con fondo de tierra seca, que se alterna con otro fondo que pareciesen ser ruinas de la antigua Grecia, proyectadas sobre fondos blancos. De inmediato me remito al nombre de la obra, o más específicamente, a la mujer que está referenciada en el nombre de la obra: Antígona. La protagonista de una de las tragedias de Sófocles -quizás por eso las ruinas-pienso. Entran a escena un grupo de mujeres con vestidos negros y una cinta vino tinto en la cintura. Cada una de ellas lleva un objeto en sus manos y con miradas ineludibles, cargadas de intención, dirigen el objeto a los espectadores en señal de ofrecimiento. Unos segundos después, el contacto visual con el público se torna intermitente, mientras realizan algunos movimientos precisos, fuertes, contundentes. Todas hacen lo mismo, moviéndose por todo el escenario. Cada paso se siente marcado por un propósito, ningún movimiento está vacío, cada acción carga un motivo. Avanzan hacia el público en una sincronía perfecta. Una de ellas da un paso hacia adelante sosteniendo en su mano un manojo de hierbas secas y rosas amarillas y dice: "Buenas noches señoras y señores, estoy en este tribunal de mujeres, vengo a protestar, vengo a denunciar, vengo a reclamar". sobresaliente, puesto que el ente reparador -que por excelencia debe ser el Estado-es también, en este caso, el victimario y esto resulta primordial a la hora de comprender la razón de ser y la línea distintiva del montaje. Las mujeres que aquí confluyen no se sienten reparadas por la institucionalidad y es por esto que buscan otras formas de catarsis y denuncia. Adicionalmente, Antígonas Tribunal de Mujeres es una obra que, desde su creación, tuvo acogida no sólo a nivel nacional, sino también a nivel internacional, contando, entre su historial, con la participación en diversos festivales en países como México, España, Canadá y Estados Unidos. En Colombia, la obra se ha presentado en diferentes ciudades como Cali, Medellín, Pasto, Bogotá, y en esta última, ha tenido múltiples funciones en festivales independientes y en múltiples escenarios, de tipo académico, relacionados con el conflicto armado. Las mujeres de esta obra han tenido la oportunidad de llevar sus relatos por múltiples lugares, generando así, una suerte de mapa de trayectorias de los dolores femeninos, producto de la guerra vivida en el país. El teatro de la Candelaria, tanto en su sala principal, como en la sala Seki-Sano, ha sido la locación más frecuente del montaje, dado el trabajo conjunto de la compañía Tramaluna Teatro con la Corporación Colombiana de Teatro, dirigida por la actriz, dramaturga y militante del partido Unión Patriótica, Patricia Ariza. Esta exposición de la obra ha sido sumamente importante, puesto que los relatos que habitan en ella han logrado llegar no sólo a otras víctimas del conflicto -que al verla se sienten representadas-, a instituciones que deben responsabilizarse por los hechos y académicos que se dedican a estudiar estos fenómenos, sino también -y de manera especial-esta ha sido una pieza artística que ha tenido sentido en particulares: civiles que al acercarse a esta creación se ven interpelados y generan nuevas narraciones acerca del país al que pertenecen. El contenido de la obra acoge la emblemática tragedia griega Antígona, escrita por Sófocles, quien hace uso de su nombre y las cualidades que su protagonista representa; la figura de Antígona ha sido retomada en esta obra para representar a la mujer valiente, que resiste y que denuncia; cualidades encarnadas por cada una de las mujeres de este montaje. La Antígona descrita por el poeta griego, logra tener vigencia hasta hoy en las participantes de la obra, quiénes se han atrevido no sólo a hablar, sino que lo han hecho Actriz 3: Era el gobierno de Álvaro Uribe Actriz 2: Y el colectivo de abogados era perseguido por el DAS. Actriz 3: El DAS era la policía de política del gobierno. Actriz 2: Sus agentes recopilaron información de la vida pública y privada de Soraya.
Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 2020
Mauricio Archila Neira https://revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/86134 Alfredo Molano Bravo nació en 1944, en una familia bogotana de clase media alta que conservaba algunas tierras en el altiplano cundiboyacense y en los Llanos, y que tenía refinados gustos con dejos aristocráticos. De allí salió el amor por el campo y sus trabajadores, así como por las corridas de toros, a las que seguiría asistiendo hasta sus últimos días, a pesar de la creciente controversia en torno a esta afición. En cambio, ante la tierra siempre mantuvo una distancia crítica, especialmente por su desigual distribución en el país, de manera que prefirió inclinarse por los desposeídos. Como muchas veces lo narró, Molano conoció la violencia a los cuatro años, cuando desde su casa en La Calera vislumbró en el rojo atardecer del 9 de abril de 1948 a la Bogotá que ardía tras la muerte del caudillo. Días después, presenció la ejecución de unos “nueveabrileños” por parte del alcalde de ese municipio. La experiencia traumática de ver los cadáveres de “chusmeros” liberales, se repetiría en los pueblos en los que pasaba vacaciones en las tierras calientes de Cundinamarca y Tolima. Pero en él, esa experiencia, que para cualquier niño sería paralizante, se convirtió en motor de búsqueda de las causas de nuestra violencia y la raíz de su profunda esperanza en las bondades de la paz para Colombia.
Sobre guerra y polémica en Leonardo Castellani.
Revista de Estudios Sociales, 2019
En el marco del proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, la Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas (CHCV) propuso doce lecturas sobre el origen, el desarrollo y los efectos de la guerra en Colombia. Tal informe permite rastrear la disputa por la narrativa del conflicto, en la que chocan una visión rupturista amalgamada con la justificación de la violencia y una visión reformista que se amalgama a su vez con la crítica de la violencia del sistema político y la historia del país de los últimos sesenta años. A partir del análisis de tres lugares comunes históricos, esto es, el Frente Nacional como sistema antidemocrático, las causas objetivas de la violencia y el altruismo revolucionario, el texto describe cómo el revisionismo de estos lugares comunes inclina la balanza en favor de la tesis reformista.
Estudios Políticos (Medellín)
Catástrofe y comunicación: La pugna de la imágenes. Homenaje a Víctor Silva Echeto, 2020
En "El conflicto de las identidades (2013)", Víctor Silva vuelve repetidamente sobre el tópico de la guerra para reflexionar sobre los alcances de la crisis de lo real en la concepción de la otredad que tensiona el repertorio de herramientas conceptuales de carácter binómico empleadas en el esfuerzo comprensivo y de inteligibilidad: diversidad/diferencia, adentro/fuera, individual/colectivo, realidad/actualidad, visibilidad/hipervisibilidad. El ejercicio de imaginación teórica de Víctor avanza en la búsqueda de estrategias metodológicas coherentes que cuestionan los reduccionismos con pretensiones universalistas y de completitud, los que promueven la falaz persistencia de la «era de la estabilidad» en las narrativas identitarias de la contemporaneidad.
Estudios y homenajes hispanoamericanos VI (2019), 2019
Edición 2019 Ediciones Clásicas S.A. garantiza un riguroso proceso de selección y evaluación de los trabajos que publica. Este libro ha sido subvencionado parcialmente por el programa "Investigación y desarrollo
Cuál es la relación entre el conflicto armado y las comunidades indígenas? ¿De qué manera y por qué medios han buscado reivindicar su cultura, su lengua, a la vez que proteger su territorio y su identidad estos grupos? ¿Cómo se han visto afectados, usados y desprotegidos por los grupos al margen de la ley los pueblos indígenas? Tantas preguntas buscan responder esta investigación, que nos interesa analizar, entonces, su papel historiográfico en la tarea por reconstruir la memoria histórica.
Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 2011
Este libro, producto de su tesis doctoral, analiza el papel de la región del valle y el cañón del Cauca en las dinámicas de la guerra entre 1858 y 1885. Se propone abrir una perspectiva geohistórica para comprender por qué esa región es un escenario recurrente de la guerra y la violencia. El libro consta de dos partes precedidas de una introducción y está basado en fuentes primarias de archivos nacionales y regionales, en historiografía del periodo y teorías sociológicas de la formación de los Estados y las naciones.
En este artículo me propongo abordar, a modo de revisión, el panorama general sobre la violencia y el conflicto armado en Colombia y algunos de los enfoques que se advierten entre sus estudiosos. Esto me permitirá comprender los marcos sociales y políticos de los procesos de reconstrucción de la memoria que se adelantan actualmente en el país. El artículo termina con una breve alusión a los estudios y a las prácticas académicas, organizativas y estatales de la memoria en Colombia.
Notas, 2011
Por el carácter prolongado de la guerra y las violencias en Colombia estaríamos tentados a creer que estamos ante fenómenos sociales e históricos que acontecen temporal y espacialmente de forma inefable en la vida nacional. Sin embargo, nuestra perspectiva en este artículo es que tanto el "mito de la permanencia endémica", como la "tesis de la discontinuidad histórica" de nuestra guerra y violencias, nutren y atiborran el amplio campo de duelo de relatos y narrativas en el que está sumergido el país desde hace ya un buen tiempo. Lo llamativo es que ambas lecturas si bien generan disputa y litigio, también contribuyen a la construcción de marcos de sentido, o de inteligibilidad frente a hechos que resultan altamente dramáticos para el país. Con esta posición podrá notar el lector, que la guerra y las violencias son entonces asumidas aquí no sólo en sus condicionamientos económicos y políticos, estructurales u objetivos, como frecuentemente son interpretadas por los cientistas sociales, sino también en sus manifestaciones y expresiones hermenéuticas.
Temas Sociales. Revista de la Carrera de Sociología, 2021
El artículo analiza las dificultades que vivió Carlos Medinaceli para publicar sus libros entre 1931 y 1947. Este caso muestra un contexto más general de disminución del número de imprentas y títulos publicados localmente a partir de la Guerra del Chaco y evidencia una tendencia de deterioro de las condiciones de producción de los intelectuales bolivianos causada por la crisis económica y la polarización ideológica de la década de 1930
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