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ELISA para la detección cuantitativa y cualitativa de anticuerpos contra el antígeno de superficie del virus de la hepatitis B (anti-HBsAg o HBsAb) a. Definición de antígeno y anticuerpo y fuerzas que median su interacción.
El RAST (Radio Allergo Sorbent Test, Phadebas, laboratorios Pharmacia), es un procedimiento para cuantificar los niveles de IgE sérica específica, contra un determinado alergeno. Múltiples moléculas de este alergeno, unidas de forma covalente a un disco de papel, reaccionan con los anticuerpos IgE específicos presentes en la muestra de suero del paciente. Posteriormente se lava el disco de papel para eliminar todos los componentes del suero, excepto la IgE específica que permanece unida al disco de papel a través del enlace con el alergeno. Seguidamente se añaden anticuerpos anti-IgE marcados radioactivamente. Estos se enlazan con la IgE específica, formando un complejo (anti-IgE marcada-IgE específica-alergeno-disco de papel). Tras un nuevo lavado del disco para eliminar la anti-IgE radioactiva sobrante (no enlazada), se mide la radioactividad del complejo mediante un contador gamma. Los recuentos se comparan con unas muestras de referencia estudiadas en paralelo con las muestras problema y de esta forma pueden valorarse los resultados. Estos se expresan en PRU/ml [ver valores de RAST en Análisis de Laboratorio (IgE sérica específica). Limitaciones sobre las pruebas cutáneas
La necesidad de reconocer lo propio El sistema inmunitario humano (conjunto de mecanismos defensivos que identifican y neutralizan estas amenazas) es capaz de distinguir los organismos y moléculas "extraños" frente a los "propios". Las amenazas pueden entrar al organismo desde el exterior (organismos infecciosos) o generarse dentro del cuerpo (una célula cancerígena). El sistema inmunitario consiste en tres líneas de defensa, la primera consiste en una serie de barreras mecánicas, químicas y biológicas que protegen el organismo, si estas barreras sufren una ruptura, se activan la 2da y 3a líneas de sistemas protectores. (Primero el sistema inmunitario innato, y después el adaptativo). Los sistemas inmunitarios innatos y adaptativo utilizan receptores tanto solubles como anclados en la superficie de las células. Algunos sistemas reconocen y se unen a moléculas propias, mientras que otros reconocen y se unen a moléculas extrañas. Receptores de reconocimiento de patrones (RRP) se conocen aproximadamente un centenar y forman parte del sistema inmunitario innato, la segunda línea de defensa. Las células y las moléculas del sistema inmunitario innato responden a una invasión microbiana con rapidez y, a menudo, son suficientes para una defensa eficaz. Después de las barreras y del sistema inmunitario innato, el sistema inmunitario adaptativo, representa el tercer nivel de defensa. Durante su desarrollo, los linfocitos derivados de la médula ósea y del timo (linfocitos B, y T respectivamente) generan distintos receptores. Cada linfocito genera de forma aleatoria un receptor único. Estos receptores, denominados receptores de origen somático, se generan al azar antes de cualquier contacto con lo propio o lo extraño. Durante encuentros posteriores contra la misma amenaza, hay respuestas aumentadas o reprimidas. Esta habilidad para modular la respuesta inmunitaria frente a sustancias encontradas en múltiples ocasiones, es la base de la memoria inmunológica. Las células del sistema innato puede actuar por sí mismas para resistir la invasión de organismos infecciosos, sin embargo, algunas de ellas también desempeñan un papel fundamental en la activación de las células del sistema adaptativo. El sistema inmunitario emplea diversos mecanismos de defensa contra los agentes extraños: muerte, consumición o aislamiento. Con el tiempo, los hospedadores y microbios han cambiado sus técnicas varias veces, algunos microbios desarrollan maneras de evadir algunas respuestas inmunitarias, los hospedadores en consecuencia desarrollan estrategias defensivas adicionales. El reconocimiento de lo propio Las células del cuerpo utilizan el reconocimiento de lo propio para determinar si una molécula o célula que acaba de detectar tiene las estructuras adecuadas que demuestran que es una parte del propio cuerpo. Reconocer lo propio permite que las células de los organismos multicelulares sepan si otras células, con las cuales han entrado en contacto, pertenecen al mismo organismo y si es seguro interactuar con ellas. Estas estructuras propias, normalmente están ausentes en las células microbianas invasoras y también pueden estarlo en células del cuerpo anómalas como células
1.-Cuál de las siguientes afirmaciones NO es correcta.
Código SCPC (Sociedad Colombiana de Patología Clínica): 60700. Código CUPS (Codifica-ción Única de Procedimientos en Salud): 906819. Sección: Inmunología. Nivel de compleji-dad: Alta. Metodología: electroforesis. Sinónimos: inmunoelectroforesis. Definición La inmunofijación en suero consiste en la detección, mediante electroforesis alcalina en gel de agarosa y uso de anticuerpos, de proteínas monoclonales en suero. Las proteínas migran en la electroforesis y se inmunofijan con antisueros de diferentes especificidades: anti-gamma, para la detección de inmunoglobulina G (IgG); anti-alfa, para inmunoglobu-lina A (IgA); anti-mu, para inmunoglobulina M (IgM); anti-lambda, para cadenas ligeras lambda, y anti-kappa, para cadenas kappa. Posterior a la inmunofijación, las proteínas que se precipitan se tiñen con violeta ácido para permitir su visualización [1]. Espectro clínico de aplicación La inmunofijación en suero está indicada en los pacientes que presentan un pico en las regiones beta o gamma de la electroforesis de proteínas en suero y que tienen sospecha de neoplasia de células plasmáticas, especialmente mieloma de células plasmáticas (también conocido como mieloma múltiple). De igual forma, si no se observa la banda en la elec-troforesis en suero, pero hay sospecha clínica de este tipo de neoplasia, está indicada la inmunofijación, ya que por su mayor sensibilidad y uso de anticuerpos específicos ayuda a identificar el componente monoclonal [2-4]. Hasta en el 93% de los pacientes con mieloma se detecta una proteína monoclonal en la inmunofijación en suero y la cifra aumenta a 97% si se complementa con inmunofijación en orina. Por ello, se recomienda que la búsqueda de proteína monoclonal se realice tanto en suero como en orina [5]. Aunque no cuantifica el componente monotípico, se emplea para el seguimiento y evaluación de respuesta al tratamiento de pacientes con estas neoplasias [2, 4]. Es importante aclarar que en los resultados de inmunofijación, citometría de flujo y otras pruebas en que se detecta la expresión de inmunoglobulinas, se usa el término "monotípi-co" para aquellos resultados que sugieren monoclonalidad, pues la clonalidad solo se pue-de determinar por técnicas moleculares; de forma similar, en caso que no haya componen-te monotípico y se observe un patrón policlonal, se emplea el término "politípico" [6, 7]. Fundamento La inmunofijación es una técnica que permite que una proteína quede anclada al sitio don-de migró durante la electroforesis, lo cual se logra a partir de la formación de un complejo insoluble con anticuerpos. En términos generales, la inmunofijación consta de cuatro fases [1]: Separación de las proteínas mediante electroforesis en gel de agarosa.
Prueba de ensayo 1.-Una sola hoja de rasurar contiene un total de 8,4 10 21 átomos, de los cuales el 57% son átomos de Fe, el 14% átomos de Cr y el resto átomos de C. La masa de C que contiene la hoja es:
Pruebas de diagnóstico inmunológicas o serológicas Aglutinación: Son pruebas muy utilizadas en ensayos clínicos y de diagnóstico. Están basadas en la agregación visible de un antígeno particular cuando se mezcla con anticuerpos específicos. Las pruebas de aglutinación son 100 veces más específicas que las de precipitación. Es posible identificar el tipo de sangre humana debido mediante la aglutinación directa de los glóbulos rojos en un proceso llamado hemaglutinación. Los glóbulos rojos exhiben una gran variedad de antígenos en la superficie celular, y los seres humanos varían en estos tipos de antígenos. Los glóbulos rojos contienen principalmente los antígenos llamados A, B y D. A y B son usados para el tipado ABO. Cuando los glóbulos rojos reaccionan con un antisuero en particular, forman agregados que son visibles. Los antisueros (anticuerpos) son obtenidos de donantes humanos inmunizados con los antígenos A o B por medios naturales o artificiales. Los individuos tienden a fabricar anticuerpos para la mayoría de los antígenos sanguíneos que no poseen. Por lo que las pruebas previas a las transfusiones de sangre son importantes para prevenir un rechazo. En el rechazo los glóbulos rojos son destruidos por los anticuerpos que se unen a sus antígenos. Pudiendo causar anemia grave. La aglutinación indirecta es utilizada para identificar células de Staphylococcus aureus. En contraste con las pruebas clásicas de identificación que necesitan el cultivo y crecimiento celular, la aglutinación pasiva sólo necesita una superficie de aglutinamiento y un periodo de incubación muy corto. Este tipo de aglutinación se basa en la adsorción de antígenos o anticuerpos solubles a células o partículas insolubles como perlas de látex. Este método utiliza perlas de látex recubiertas con antígeno o anticuerpo complementario de un enfermo. Las perlas se mezclan con suero de un enfermo sobre un portaobjetos y se incuba por un periodo corto de tiempo. Las perlas cambiarán de un blanco lechoso a agregados visibles si los anticuerpos del enfermo se unen al antígeno de las perlas. Los ensayos de aglutinación pasiva son baratos, sensibles y muy específicos, además no requieren de equipos costosos ni materiales especiales, por lo que son muy utilizados en aplicaciones clínicas y de investigación (Madigan, 2009). Anticuerpos y métodos fluorescentes Existen anticuerpos químicamente modificados con colorantes que son utilizados para detectar antígenos celulares específicos. Los colorantes unidos a los anticuerpos no alteran la especificidad de estos y hace posible identificarlos con un microscopio de fluorescencia cuando ya se encuentran unidos a antígenos de superficie celular o tejidos. La fluorescencia de los anticuerpos modificados se basa en la excitación de estos con luz a una longitud de onda específica previa a la emisión de luz coloreada dependiendo del colorante con que se haya modificado al anticuerpo. Una de las aplicaciones más relevantes de este método es el conteo de células T debido a su identificación por los antígenos CD4 y CD8. Este ensayo es de suma importancia en enfermos con VIH-SIDA ya que el conteo de las células T y la proporción CD4/CD8 cambian conforme avanza la
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Revista De La Facultad De Medicina, 2011