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En Búsqueda de una integración más fuerte entre las ciencias de la computación, la neurociencia y el psicoanálisis)
La relación mente-cerebro aunque ha sido estudiada por los filósofos durante varios siglos, continúa siendo hoy en día motivo de controversia. En el discurso psiquiátrico, con frecuencia nos referimos a “mente” y “cerebro” como dos entidades independientes, aunque un buen número de los psiquiatras post-cartesianos, concibe la mente como resultado de las funciones cerebrales. GABBARD (2005) señala que “la persistencia de estos términos en la psiquiatría contemporánea refleja el hecho de que al referirnos a “mente” y “cerebro”, estamos adoptando una especie de código que se refiere a dos maneras distintas de pensar acerca del paciente y de su tratamiento. Así, polaridades como genes versus ambiente, medicación versus psicoterapia y biológico versus psicológico, con frecuencia están implícitas en las categorías cerebro y mente”. Por lo tanto, antes de desarrollar el tema de cerebro y mente, deseo consignar algunas posiciones iniciales, que obviamente, pueden ser objeto de controversia para algunos filósofos de la ciencia. Sin embargo, debo resaltar que el objetivo de este capítulo no es desarrollar los aspectos filosóficos de lo que denominamos mente, sino que en el marco de un objetivo integracionista, revisamos las relaciones del cerebro y la funciones mentales, teniendo en cuenta los aportes de la neurociencia, que como lo señala KANDEL (1998) “gracias a las innovaciones en neurociencia de los últimos años, tanto la psiquiatría como la neurobiología están en una mejor situación para aproximarse entre sí, acercamiento mediante el cual los conocimientos de la perspectiva psicoanalítica facilitarán una mejor comprensión del fundamento biológico de la conducta”.
En el presente trabajo desarrollo dos de los temas que me llamaron la atención en el libro " El señor que confundió a su esposa con un sombrero " de Oliver Sacks; el perro bajo la piel y el asesinato. Estas dos historias desarrollan el tema del olfato y el lóbulo frontal. Son casos que son poco comunes y los desarrollo desde la parte neurofisiológica del cerebro. El perro bajo la piel En el caso del " perro bajo la piel " relatado por el doctor Sacks, explica la transformación de un joven de 22 años llamado Stephen quien era adicto al consumo de drogas tales como cocaína, PCP y anfetaminas. La transformación que padeció este joven fue el incremento del sentido del olfato causado por un sueño que tuvo de ser un perro. Al despertarse del sueño, Stephen tuvo un incremento en su sentido del olfato tan fuerte que podía oler las emociones de las personas como miedo, angustia y excitación sexual. El sentido del olfato, según Clemente (2009), es el sentido más primitivo del ser humano y el que menos se tiene información. El autor explica que el olfato ha mantenido la relación con distintas áreas del cerebro, las cuales se convirtieron en el archivo de clasificación de nuestras respuestas emocionales ligándose con los olores. En los primates y animales, el olfato es el sentido más importante porque es así que detectan la atracción sexual y de esa manera pueden seguir reproduciendo su especie por lo que el cuerpo de los animales no está erguido como el de los humanos. En cambio, las funciones del olfato en seres humanos funcionan de alarma, por ejemplo detectar un incendio, o ante un peligro y recolecta información valiosa del mundo exterior. Desde el punto de vista neurológico, el olfato pasa por un proceso de interpretación de la información, según López, (2017) de la siguiente manera: Una partícula en el aire llega al órgano externo del olfato el cual es la nariz, atorándose en las fosas nasales. La pituitaria amarilla1 disuelve la partícula y ésta actúa químicamente sobre los receptores olfativos. Los impulsos de los receptores olfativos son captados por el bulbo olfatorio y llega a la corteza cerebral para ser una sensación, siendo alcanzada por el centro olfatorio. 1 1 La pituitaria amarilla se refiere a la zona sensible de detectar olores.
Multiciencias, 2010
En la presente conferencia se analiza el conocimiento actual aportado por la neurociencias básica y clínica sobre la relación cerebro mente. Se describe la organización submicroscópica de la neurona, la función transductora de la membrana plasmática neuronal y la génesis de la cognición a nivel subcelular. Se analiza el papel de las macromóleculas, especialmente ARN y ADN en la codificación de la memoria (Hyden, Altman, Cameron, Bonner), el probable rol de los microtúbulos según la hipótesis quántica de Penrose y Hameroff. Se destaca el papel de los axones mielínicos, dendritas y espinas dendríticas en la conducción del impulso nervioso y su relación con alteraciones en enfermedades neurológicas y mentales. Se describen las sinapsis químicas excitatorias e inhibitorias, la formación de circuitos y redes neuronales, la plasticidad sináptica a nivel submicroscópico y los cambios observados en traumas, tumores y malformaciones congénitas cerebrales. Se bosqueja brevemente el aprendizaje y la memoria según Kandel, el misterio de la conciencia según Beck y Eccles, Crick y Cock, Edelman y Damasio, y las teorías sobre la mente de Eccles, Crick, Searle, Edelman, Llinás y Damasio. Se describen las emociones y su conceptualización de acuerdo a las contribuciones de Darwin, Cannon, Delgado y Old y Milner. Los progresos futuros de la investigación científica en neurogenética molecular, la tomografía de emisión de positrones, la neurocomputación, la neurolingüística, la neuroteología, la sicología experimental y la neurofilosofía auguran una contribución trascendente de la revolución cognitiva en una mejor y más profunda comprensión de la relación cerebro mente.
Ciencias Sociales y Educación
El cerebro humano es considerado con frecuencia como la estructura más compleja del universo. ¿Cómo un neurobiólogo, especializado en cerebro, puede afrontar esa complejidad? Ante todo hay que desprenderse de un uso de la noción de complejidad que serviría para cubrir nuestra ignorancia. No se puede utilizar ese término para justificar el hecho de que no sabríamos nada, que la complejidad escapa al entendimiento porque hay demasiados factores en juego. * Tomado de Jean-François Dortier (dir.). El cerebro y el pensamiento. La nueva edad de las ciencias cognitivas. Auxerre: Sciences Humaines éditions, 2014 ‹ed. revisada y aumentada del libro de 2012›. pp. 95-101. Traducción del francés al español de Luis Alfonso Palau Castaño, Medellín, noviembre 15 de 2016.
"Mente - cerebro". En Diccionario Interdisciplinar Austral, editado por Claudia E. Vanney, Ignacio Silva y Juan F. Franck., 2017
Lo que con frecuencia se denomina problema mente-cerebro no es sino una variante de una dificultad clásica, que se puede expresar del siguiente modo: existen al menos dos perspectivas para acceder al conocimiento de lo humano, una, que cabe denominar externa y objetiva, que lo considera como un ser más entre los seres de la naturaleza, sometido a las mismas leyes que el resto de esta; la otra, que algunos denominan interna o de primera persona, ante la cual aparecen experiencias y objetos que difícilmente parecen encontrar lugar en el mundo natural tal como es descrito del primer modo. Entre estas ocupa un lugar especial la conciencia, es decir, la autopresencia que tenemos de nosotros mismos y de nuestros actos cuando nos encontramos en estado de vigilia. Esta conciencia se encuentra unida a muchos otros fenómenos como el conocimiento, los deseos, los sentimientos, la experiencia de actuar con iniciativa libre, etc.
Studia Poliana, 2009
Seguramente cada uno de nosotros se jacta de pensar y a muchos les gustaría saber cómo es que piensan como piensan. Pero parece claro que la cuestión ha cesado de ser puramente teórica. Pues creemos comprender que cada vez más poderes están interesados por nuestro poder de pensar. Luego, si intentamos saber cómo sucede que pensamos como pensamos, es para defendernos de la incitación, disimulada o declarada, a pensar tal como se querría que pensáramos. Son numerosos en efecto, aquellos que se interrogan sobe los manifiestos de algunos círculos políticos, sobre ciertos métodos de la psicoterapia llamada del comportamiento, sobre los balances de ciertas sociedades de informática. Ellos han creído discernir allí la virtualidad de una extensión programada de técnicas que apuntan, en último análisis, a la normalización del pensamiento. Para simplificar, según creo, sin deformar, basta citar un nombre: el de Leonid Pliochtch, y una sigla: la de I.B.M. Del mismo modo que los biólogos han creído que no podían hablar del cerebro humano sin situarlo en el término de una historia de los seres vivientes, me parece útil comenzar una exposición sobre el cerebro y el pensamiento situando esta cuestión en la historia de la cultura. Hoy ya es de notoriedad pública que el cerebro humano es el órgano del pensamiento. Hay que recordar, sin embargo, que uno de los más grandes filósofos del la Antigüedad, Aristóteles, ha enseñado que la función del cerebro, antagonista de la del corazón, era de de enfriar el cuerpo del animal. Es Hipócrates quien ha enseñado que el cerebro es la sede de las sensaciones, el órgano de los movimientos y de los juicios, de lo cual da fe el tratado hipocrático De la enfermedad sagrada (cf. la epilepsia). Esta doctrina, retomada, por Platón en el Timeo, se impone en la cultura occidental gracias a Galeno. El aristotelismo militante de Galeno no le impidió realizar investigaciones que confirmaban la tesis hipocrática, llevando a cabo experiencias muy ingeniosas sobre el sistema nervioso y el cerebro. El problema, hoy, habiendo recibido de sus orígenes y conservado a lo largo de los siglos, la cuestión concerniente a la sede del alma, ha recibido, a partir de la filosofía cartesiana, una filiación de teorías y una sucesión de polémicas de las cuales nosotros somos los herederos. Un rápido cuadro histórico es indispensable para delimitar el lugar del cual nuestro examen debe proceder. Es en el siglo XIX, el campo de combate del positivismo contra el espiritualismo, a saber: la teoría de las localizaciones cerebrales. Demasiado frecuentemente se ha querido que esta historia comenzara por Descartes. Se trata de un perfecto contrasentido. Descartes enseñaba que el alma indivisible esta unida al cuerpo en su totalidad por medio de un órgano único, y por así decirlo, físicamente puntual, la glándula pineal (el conarion de los antiguos, nuestra epífisis). Es imposible por lo tanto intentar unir un pensamiento dividido a un órgano federal. Aquellos que no han comprendido que la función de la glándula pineal era una función metafisiológica han criticado a Descartes buscando en otra parte del cerebro la sede del sensorium commune. La lista es larga, de Willis a La Peyronie. Incluso la invención de la guillotina ha dado lugar a argumentos a favor de tal o tal teoría por parte de médicos eminentes como Soemmering, corresponsal de Kant. Cabanis (1795), según quien el cerebro secreta el pensamiento como el hígado secreta la bilis, ha tomado parte en la controversia y discutió, él también, el caso de Charlotte Corday decapitada.
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Naturaleza y Libertad. Revista de estudios interdisciplinares
Quark Ciencia Medicina Comunicacion Y Cultura, 2001
Revista Médica de la Universidad Veracruzana, 2013
Radford, L. & André, M. (2009). Cerebro, cognición y matemáticas. Relime, 12(2), 215-250., 2009
La teoría del conocimiento de Leonardo Polo, 2018
Teoria De La Educacion Educacion Y Cultura En La Sociedad De La Informacion, 2013