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Las primeras comunidades de creyentes
Los discípulos retoman la misión de Jesús
El contenido de la predicación apostólica
Relaciones de origen entre los Evangelios
Hoy en día proliferan sitios y videos en la web, y algunos escritos de dudoso valor histórico que pretenden, descaradamente y con inusitada presunción, reescribir la historia de Jesús, el personaje fundamental de la civilización occidental que, además, marcó la historia de la humanidad más que cualquier otro, dando origen incluso a una nueva era. En algunos escritos se sostiene incluso la teoría de la inexistencia histórica de Jesús (la llamada teoría del "mito de Jesús"); en otros, que el Jesús descrito por los evangelios no existió nunca, sino que, en cambio, existió un "Jesús exaltado" o un "Jesús zelote", que tenía por objetivo la independencia del pueblo hebreo del yugo de los romanos. Es extraño que los autores de estos escritos, ignorando el debate histórico sostenido a lo largo de casi dos mil años por miles de filósofos, pretendan apropiarse de su historia, la mayoría de las veces sin basarse en estudios serios, como si fuera una nueva verdad, obviamente irrefutable. Aparte de eso, no está claro por qué estos presuntos "expertos historiadores" se interesan en Jesús; si este no existió nunca, o era solo un exaltado o un zelote, ¿por qué dedican tanto tiempo intentando desacreditar su figura? Los autores de estos escritos no comprendieron, de hecho, el mensaje de Jesús: una idea revolucionaria, ciertamente no en el sentido "militar" del término, sino en sentido interior y espiritual. Un mensaje que indica un cambio de paradigma, una idea de paz, de respeto por los demás y de amor incluso por quien se declara tu enemigo. Según las estrafalarias teorías de los detractores de Jesús, nunca confirmadas por fuentes históricas, pero impulsadas por un profundo odio anticlerical (confundiendo, por otro lado, el anti-clericalismo con el mensaje original de Cristo), los escritores de los Evangelios y los Apóstoles divulgaron un Jesús que nunca existió con el fin de crear una religión nueva, absorbiendo cultos preexistentes (ver Horus, explicado más adelante en el artículo), que socavara las bases mismas del imperio romano. A los defensores de este extraordinario complot les recuerdo que los apóstoles murieron todos en el patíbulo (con excepción de Juan), por no renegar de la Divinidad de Jesucristo, en la cual creían firmemente. Los primeros cristianos,por ejemplo Esteban, Pablo, Bernabé, Policarpo, Justino, Orígenes, Cipriano, etc., murieron también en el patíbulo, culpables de no haber renegado de la Divinidad de Jesucristo. Si tienes por objetivo un siniestro y torcido complot antiromano, no te haces matar después de atroces torturas (como las infligidas a Bartolomé, por ejemplo, que fue desollado vivo), sino que reniegas, salvas tu vida y llevas adelante tus ideas de otra manera. Pero aquí, normalmente, los detractores de Jesús y de su
2017
Fortunatae, 6, 1994