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El objetivo de la Ilustración, según nos dicen Horkheimer y Adorno iniciando su texto sobre el Concepto de Ilustración, es “liberar a los hombres del miedo y constituirlos en señores”. El programa ilustrado, como anotan los autores, consistía en desencantar al mundo mediante la disolución de los mitos y la imaginación, que se llevaría a cabo a través de la ciencia. Sin embargo, durante el escrito los autores nos harán ver que mientras más intentaba alejarse la Ilustración del mito, más caía en prácticas míticas. Esta dialéctica de la Ilustración puede ser evidenciada en dos planos: el conceptual y epistemológico, y el plano “real” o social.
Caja de herramientas para una filosofía práctica, 2023
La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor par a servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón! : he aquí el lema de la ilustración.
La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. El mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración. La mayoría de los hombres, a pesar de que la naturaleza los ha librado desde tiempo atrás de conducción ajena (naturaliter maiorennes), permanecen con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía. Por eso les es muy fácil a los otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con sólo poder pagar, no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea. Como la mayoría de los hombres (y entre ellos la totalidad del bello sexo) tienen por muy peligroso el paso a la mayoría de edad, fuera de ser penoso, aquellos tutores ya se han cuidado muy amablemente de tomar sobre sí semejante superintendencia. Después de haber atontado sus reses domesticadas, de modo que estas pacíficas criaturas no osan dar un solo paso fuera de las andaderas en que están metidas, les mostraron el riesgo que las amenaza si intentan marchar solas. Lo cierto es que ese riesgo no es tan grande, pues después de algunas caídas habrían aprendido a caminar; pero los ejemplos de esos accidentes por lo común producen timidez y espanto, y alejan todo ulterior intento de rehacer semejante experiencia. Por tanto, a cada hombre individual le es difícil salir de la minoría de edad, casi convertida en naturaleza suya; inclusive, le ha cobrado afición. Por el momento es realmente incapaz de servirse del propio entendimiento, porque jamás se le deja hacer dicho ensayo. Los grillos que atan a la persistente minoría de edad están dados por reglamentos y fórmulas: instrumentos mecánicos de un uso racional, o mejor de un abuso de sus dotes naturales. Por no estar habituado a los movimientos libres, quien se desprenda de esos grillos quizá diera un inseguro salto por encima de alguna estrechísima zanja. Por eso, sólo son pocos los que, por esfuerzo del propio espíritu, logran salir de la minoría de edad y andar, sin embargo, con seguro paso. Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a sí mismo, siempre que se le deje en libertad; incluso, casi es inevitable. En efecto, siempre se encontrarán algunos hombres que piensen por sí mismos, hasta entre los tutores instituidos por la confusa masa. Ellos, después de haber rechazado el yugo de la minoría de edad, ensancharán el espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación que todo hombre tiene: la de pensar por sí mismo. Notemos en particular que con anterioridad los tutores habían puesto al público bajo ese yugo, estando después obligados a someterse al mismo. Tal cosa ocurre cuando algunos, por sí mismos incapaces de toda ilustración, los incitan a la sublevación: tan dañoso es inculcar prejuicios, ya que ellos terminan por vengarse de los que han sido sus autores o propagadores. Luego, el público puede alcanzar ilustración sólo lentamente. Quizá por una revolución sea posible producir la caída del despotismo personal o de alguna opresión interesada y ambiciosa; pero jamás se logrará por este camino la verdadera reforma del modo de pensar, sino que surgirán nuevos prejuicios que, como los antiguos, servirán de andaderas para la mayor parte de la masa, privada de pensamiento. Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la más inofensiva de todas las que llevan tal nombre, a saber, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio.
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LA FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN 1.-CONTEXTO HISTÓRICO. El s. XVIII es una época de grandes transformaciones, sobre todo a partir de 1750. Se produce una auténtica revolución demográfica, llegándose casi a duplicar la población mundial, gracias a las mejores condiciones de higiene, vivienda, vestido y a la alimentación: en el campo (la economía seguía siendo fundamentalmente agraria) se produce una revolución agrícola (introducción de la rotación de cultivos, mejores herramientas, etc) que sirve de antesala a la revolución industrial, que sólo se iniciará en algunos países como Inglaterra o Francia. 2.-FACTORES SOCIALES Y POLÍTICOS. El Antiguo Régimen (la sociedad estamental, los privilegios nobiliarios y eclesiásticos, junto al poder absoluto y arbitrario del rey) va a entrar en una crisis de la que saldrá triunfante una clase social: la burguesía. Con su creciente protagonismo económico, aspiraban a una mayor influencia política. Las Revoluciones burguesas van a proclamar en Inglaterra, EE.UU. y Francia los derechos del ciudadano frente a cualquier despotismo o privilegio que esté basado en la tradición o en la fuerza y no en el consentimiento (libertad, igualdad, fraternidad). Dichos cambios no se producirán de forma simultánea en toda Europa: Inglaterra, más adelantada política y económicamente, hace su revolución liberal un siglo antes y sirve de modelo a Montesquieu y Voltaire, inspiradores, junto a Rousseau, de la Revolución Francesa (simbolizada en el asalto de la Bastilla, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y el rey Luis XVI guillotinado), verdaderos símbolos de los nuevos tiempos.
La Ilustración fue una época histórica y un movimiento cultural e intelectual europeo, especialmente en Francia e Inglaterra, que se desarrolló desde fines del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces.
Aunque solemos dar por sentado que tenemos derecho a ser felices, se trata de una idea bastante reciente, como explica el historiador Darrin McMahon en Una historia de la felicidad (Taurus, 2005). Esta idea procede de la Ilustración, en el siglo XVIII. Sin embargo, del concepto de felicidad se empezó a hablar mucho antes. La mención más antigua que se conserva es del siglo VIII a. C., y, como ocurrió durante toda la antigüedad, estaba ligada a la tragedia. De llegar a alcanzarla, era algo que simplemente sucedía, no se podía hacer nada por conseguirla, de manera que la gente, impotente, esperaba resignada.
Características fundamentales del pensamiento ilustrado. -Definición y antecedentes -Caracteres del movimiento en sí mismo -Marco cultural y social II.-Temas de la Ilustración: razón, naturaleza... III.-Pensadores de la Ilustración. I. CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DEL PENSAMIENTO ILUSTRADO I.1.-DEFINICIÓN Y ANTECEDENTES
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Cuadernos Salmantinos de Filosofía, Vol. 40, págs. 307-321, 2013
SOBRE EL CONCEPTO DE INSTITUCIÓN, 2018
ALGO MÁS QUE ILUSTRACIÓN PARA LA CONSERVACIÓN