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It is about cut made with lubricants
Los globos aerostáticos usan aire caliente, que es menos denso que el aire que lo rodea, para crear una fuerza de flotación. De acuerdo con el principio de Arquímedes, la fuerza de flotación es igual al peso del aire desplazado por el globo. (Foto por Paul E. Tippens.) Plomo Madera 1 cm3 m -11.3 g 1 Plomo® 1 cm3 fTTTTVn -í] n = 11.31 14 cm I i A \ j ¡ / j Madera 1 cm3
Para hallar la viscosidad absoluta, se va a utilizar el método de Lee -Gonzalez -Eakin, donde hay que calcular en primera instancia X, Y y K, los cuales se obtienen de las siguientes ecuaciones:
vecino y regidor de la muy leal ciudad de Santiago de Guatemala, uno de los primeros descubridores y conquistadores de la Nueva España y sus provincias y Cabo de Honduras e Higueras que en esta tierra así se nombra, natural de la muy noble e insigne villa de Medina del Campo, hijo de Francisco Díaz del Castillo, regidor que fue de ella, que por otro nombre le llamaban ¡el Galán!, y de María Díez Rejón, su legítima mujer, que hayan santa gloria, por lo que a mí me toca y a todos los verdaderos conquistadores mis compañeros que hemos servido a Su Majestad así en descubrir y conquistar y pacificar todas las provincias de la Nueva España, que es una de las buenas partes descubiertas del Nuevo Mundo, lo cual descubrimos a nuestra costa, sin ser sabedor de ello Su Majestad. Como mis antepasados y mi padre y un hermano mío siempre fueron servidores de la corona real y de los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, de muy gloriosa memoria, quise parecer en algo a ellos. En aquel tiempo, que fue año de 1514, vino por gobernador de Tierra Firme un caballero que se decía Pedrarias Dávila, acordé venir con él a su gobernación y conquista. Y por acortar palabras no diré lo acaecido en el viaje, sino que, unas veces con buen tiempo y otras con contrario, llegamos a Nombre de Dios. Desde tres o cuatro meses que estábamos poblados, dio pestilencia, de la cual se murieron muchos soldados, y además de esto todos los más adolecíamos y se nos hacían unas malas llagas en las piernas. También había diferencias entre el mismo gobernador con un hidalgo que en aquella sazón estaba por capitán y había conquistado aquella provincia aquella provincia, el cual se decía Vasco Núñez de Balboa, hombre rico, con quien Pedrarias Dávila casó una hija suya; y después que la hubo desposado, según pareció, y sobre sospechas que tuvo del yerno que se le quería alzar con copia de soldados, para irse por la mar del Sur, por sentencia le mandó degollar y hacer justicia de ciertos soldados. Desde que vimos lo que dicho tengo y otras revueltas entre sus capitanes, y alcanzamos a saber que era nuevamente poblada y ganada la isla de Cuba, y que estaba en ella por gobernador un hidalgo que se decía Diego Velásquez, natural de Cuellar, acordamos ciertos caballeros y personas de calidad, los que habíamos venido con Pedrarias Dávila, demandarle licencia para irnos a la isla de Cuba y él nos la dio de buena voluntad, porque no tenía necesidad de tantos soldados como los que trajo de Castilla para hacer guerra, porque no había qué conquistar, que todo estaba en paz, que Vasco Núñez de Balboa, yerno de Pedrarias, lo había conquistado, y la tierra de suyo es muy corta. Pues desde que tuvimos la licencia nos embarcamos en un buen navío, y con buen tiempo llegamos a la isla de Cuba y fuimos a hacer acato al gobernador; y él se holgó con nosotros y nos prometió que nos daría indios, en vacando. Como se habían ya pasado tres años, así en lo que estuvimos en Tierra Firme e isla de Cuba, y no habíamos hecho cosa ninguna que se contar sea, acordamos juntarnos ciento diez compañeros de los que habíamos venido de Tierra Firme y de los que en la isla de Cuba no tenían indios y concertamos con un hidalgo que se decía Francisco Hernández de Córdoba, que era hombre rico y tenía pueblo de indios en aquella isla, para que fuese nuestro capitán, porque era suficiente para ello, para ir a nuestra ventura a buscar y descubrir tierras nuevas para en ellas emplear nuestras personas. [La expedición de Hernández de Córdoba zarpó de La Habana el 8 de febrero de 1517. Como dice Bernal Díaz, la componían algo más de un centenar de hombres que viajaban en tres navíos, cuyo piloto principal era Antón de Alaminos. Desembarcaron en la península de Yucatán, a la altura del cabo de Cotoche y
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