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Es un cuento escrito para una cumpleañera, como regalo simbólico.
Cátedra Paralela
El texto que a continuación se presenta se construye a partir del análisis del trabajo doméstico remunerado y de las condiciones en que las mujeres desarrollan este tipo de trabajo en un tránsito de exclusión y sometimiento; pero que, al mismo tiempo, les hace creer que son parte relevante de los espacios donde desarrollan sus labores: el hogar de esos otres, de les patrones. Metodológicamente, para este escrito, se replantearon las lógicas hegemónicas con las que se desarrolló la investigación original, para subvertir el análisis con un enfoque de conocimiento situado y sentipensante, lo que nos lleva a transitar en una mirada general del trabajo doméstico remunerado, para luego encontrarnos con la dimensión desconocida de este tipo de trabajo. Peregrinaremos sucintamente en las lógicas de la colonialidad del poder y cómo se visibiliza en las trayectorias laborales de estas mujeres y su relación con la familia que atienden. Se presentan sentidos compartidos de las trabajadoras acer...
¿Cuáles son los factores que afectan al correcto registro de enfermería en las historias clínicas en el Centro Municipal de Salud de Tres Arroyos en el último trimestre del año 2015? 1 JUSTIFICACIÓN:
Librodot 2 2 ...Espero, en todo caso, que la presentación de una serie de observaciones, de esta índole y de la que seguirá sea adecuada para precipitar a algunos hombres a la calle, después dé haberles hecho cobrar conciencia, si no de la nada, por lo menos dé la grave insuficiencia de todo cálculo supue stamente riguroso sobre ellos mismos, de toda acción que exige una aplicación continuada y que ha, podido ser premeditada. El viento se lleva el menor h echo que se produce, si es verdaderamente imprevisto. Y que no se me hable, después de esto del trabajo, quiero decir del valor moral del trabajo. Me veo obligado a aceptar la idea del trabajo como necesidad material; a ese respecto, me inclino decididamente en favor de su mejor, es decir, de su más justa repartición. Que las siniestras obligaciones de la vida me lo impongan, sea; pero que se me pida que crea en él, que reverencie el mío o el de los demás, nunca. Prefiero, una vez -más, caminar durante la noche a creerme aquel que anda durante el día. De nada sirve estar vivo si es necesario trabajar. El acontecimiento del cual cada uno está en el derecho de esperar la revelación del sentido de su propia vida, ese acontecimiento que tal vez yo aún no he hallado pero por cuya senda voy, no se logra al precio del trabajo. Pero advierto que me adelanto, porque tal vez ahí está, por encima de todo, lo qué a su tiempo me ha hecho comprender y lo que justifica, sin más demora, la entrada en escena de Nadja. Por fin, la torre del Manoir d'Ango salta por los aires y una nieve de plumas, que cae de sus palomas, desciende hasta el suelo del gran patio, empedrado, poco ha, con fragmentos de tejas y ahora cubierto de verdadera sangre. El 4 dé octubre último, al final de una de estas tardes completamente ociosas y tristes, cuyo secreto de saber pasarlas yo tengo, me encontraba en la calle Lafayette. Después de haberme detenido unos minutos ante el escaparate de la librería dé L'Humanité y haber comprado la última obra de Trotsky, seguí andando en dirección de la ópera. Las oficinas y talleres empezaban a vaciarse. De arriba abajo de las casas se cerraban puertas, algunas personas se estrechaban la mano en las aceras, que empezaban a bullir de animación. Sin quererlo, observaba yo los rostros, los atavíos rid ículos, el modo de andar de la gente. Vaya -pensaba -, no eran ésos los que estarían dispuestos a hacer la Revolución. Acababa de cruzar una plaza cuyo nombre he olvidado o ignoro, allí, dela nte de una iglesia. De repente, cuando ella se encontraba a unos diez pasos de distancia de mí, andando en dirección inversa a la mía, veo a una joven, muy pobremente vestida, y ella ta mbién me ve ó me ha visto. Camina con la cabeza levantada, contrariamente a todos las demás transeúntes. Es tan frágil que diríase que, al andar, apenas roza el suelo con los pies. Una imperceptible sonrisa aflora talvez en su rostro. Va maquillada de una manera extraña, como si, tras haber empezado por los ojos, no hubiera tenido tiempo de terminar de arreglarse; pero los bordes están muy cargados de negro para una rubia. Los bordes, no los párpados (tal brillo sólo se obti ene si se pasa con cuidado el lápiz bajo los párpados. Es interesante decir, a ese respecto, que Blanche Derval, en el papel de Sola nge, incluso vista muy de cerca, no parecía haberse maquillado. ¿Hay que manifestar que lo que es apenas permitido en la calle pero recomend able en el teatro sólo vale para mí en tanto que trasciende lo que está prohibido en un caso y prescrito en otro? Tal vez. Nunca había visto unos ojos como aquellos. Sin vacilar, dirijo la palabra a la desconocida, esperando, convengo en ello, lo peor. Ella sonríe, pero -muy misteriosamente y, diría yo, como con conocimiento de causa, por más que entonces no pudiese sospecharlo. Se dirige, según afirma, a una peluquería del bulevar Magenta (digo: según afirma, porque después ha reconocido que no iba a ninguna parte). Me habla con cierta insistencia de sus dificultades de Librodot Nadja André Bretón Librodot 3 3 dinero, pero esto, al parecer, más bien como una excusa y para explicar la indigencia de su atavío. Nos detenemos en la terraza de un café cercano a la estación del Norte. La miro con más detenimiento. ¿Qué es lo extraordinario de aquellos ojos? ¿Qué se refleja en ellos de tristeza oscura y de luminoso orgullo a la vez? Tal es también el enigma que plantea el comienzo de confesión que, sin más, con una confianza que podría (¿o bien no podría?) ser burlada, ella me hace. En Lila, su ciudad de origen y que abandonó hace solamente dos o tres años, amó tal ve z a un estudiante que estaba enamorado cíe ella. Un buen día, insospechadamente para él, ella decidió dejarlo, y eso "por t emor a molestarlo". Fue entonces cuando ella vino a París, desde donde le ha escrito a intervalos cada vez más espaciados y sin darle nunca su dirección. Poco más o menos un año después, sin embargo, lo encontró casualmente, con gran sorpresa de ambos. Tomándole las manos, él no pudo evitar confesarle que la hallaba muy cambiada, y luego, mirando aquellas manos, se sorprendió al verlas tan cuidadas (ahora no lo están nada). Entonces, maquinalmente, ella a su vez clavó los ojos en una de las manos que tenían cogidas las suyas y no pudo reprimir un grito al darse cuenta de que los dos últimos dedos estaban inseparablemente unidos. "¡Te has herido!" Fue absolutamente necesario que el joven le mostrara su otra mano, que presentaba la misma malformación. Tras eso, ella me interroga largamente, presa de gran emoción: -¿Es posible? ¡Haber vivido durante tanto tiempo con un ser humano, haber tenido todas las ocasiones posibles para observarlo, haberse dedicado a descubrir sus menores particularidades físicas y de otra índole, para llegar a conocerlo tan mal, para ni siquiera haberme dado cuenta de eso! ¿Usted cree, cree de veras que el amor puede ser la causa de una cosa así? Él se enfadó mucho, y yo, ¿qué quiere usted?, me callé en seguida, pero aquellas manos... Luego dijo algo que no entendí, con una palabra cuyo sentido ignoro: "¡Qué jollín¡ Regresaré a Alsacia y Lorena: Sólo allí saben amar las mujeres." ¿Por qué dijo jollín? ¿Lo sabe usted? Como es de suponer, reaccioné vivamente -No importa. Pero considero odiosas esas generalidades sobre Alsacia y Lorena; sin duda, ese individuo era un perfecto idiota... ¿Así, pues, se fue y no lo ha vuelto a ver? Tanto mejor. . Me dice su nombre, escogido por ella misma. -Nadja, porque en ruso es el principio de la palabra esperanza, y precisamente porque es sólo el principio. Y ahora se le ocurre preguntarme quién soy yo (en la acepción más restringida de estas palabras). Se lo digo. Luego ella se refiere otra vez a su pasado, me habla de su padre y de su madre. Se enternece con el recuerdo de aquél.., -¡Es un hombre tan débil! Si supiera usted lo débil que ha sido siempre! Cuando era joven, ¿sabe usted?, casi nada le era negado. Sus padres eran gente acomodada. En aquella época aún no había automóviles, pero un hermoso carruaje con cochero... Sin embargo, se le esfumó todo, claro está. ¡Lo quiera tanto! Cada vez que pienso en él, que me digo hasta qué punto es débil:.. ¡Oh, mi madre es otra cosa! Es una buena mujer, sí, como se dice vulgarmente hablando, una buena mujer. De ninguna manera la mujer que hubiera necesitado mi padre. En casa, todo brillaba como una patena, pero él, ¿comprende usted?, no era hombre, cuando regresaba -al hogar, que le gustara verla en delantal. Aunque es verdad que encontraba una mesa servida, o que ya era hora de -que lo fuese, no hallaba en cambio lo que se llama (con una expresión irónica de avidez y un gesto divertido) una mesa adornada. Amo mucho a mi madre, y por nada del mundo quisiera apenarla. Así, cuando vine a París, llevaba una carta de recomendación para las monjas de Vaugirard. Naturalmente nunca hice uso de ella. Pero cada vez que le escribo termino mi carta con estas palabras: "Espero verte pronto", y añadió: "Si Dios quiere como dice sor.. ." Y aquí pongo un nombre cualquiera. ¡Qué contenta debe estar ella con esto! En las cartas que me Librodot Nadja André Bretón Librodot 4 4 Librodot Nadja André Bretón Librodot 5 Librodot Nadja André Bretón Librodot 7 7 Librodot Nadja André Bretón Librodot 19
Estreno: en el Teatro Lasalle de Buenos Aires el 12 de agosto de 1.977.-Cossa, Roberto -La Nona 3 ACTO PRIMERO La acción transcurre, fundamentalmente, en una casona antigua, de barrio. A la vista del espectador aparece una espaciosa cocina, donde hay una mesa para ocho personas, sillas, un aparador y una enorme heladera. A la derecha, la pieza de Chicho: una camita, un ropero y otros datos del típico «bulín» 1 porteño. A la izquierda se insinúa la pieza de la Nona, una cueva por donde este personaje aparecerá y desaparecerá constantemente. El espectador tiene que tener la sensación de que, fuera de esos ambientes, la casa posee otros cuartos, un fondo etc. Oportunamente, la acción se trasladará a la trastienda del quiosco de don Francisco. La obra se inicia un día de semana, aproximadamente a las ocho de la noche. Están en la cocina: María, que pela arvejas frente a una enorme olla; Anyula, que ceba mate, y la Nona. Esta última está sentada en una silla y come pochoclo en forma continuada. Finalmente, Chicho, en su pieza, está tirado en la cama leyendo el diario del día. Anyula le tiende un mate a María. MARÍA.-No quiero más. ANYULA.-Le voy a llevar a Chicho. Anyula se dirige a la pieza de Chicho. MARÍA.-Dígale que es el último. Anyula golpea suavemente la puerta de la pieza de Chicho. Este, rápidamente, deja el diario y comienza una especie de tarareo, simulando cantar un tango. Anyula entra en puntas de pie, le tiende el mate y se sienta en la cama. Chicho da dos o tres sorbos. CHICHO.-Está medio 2 frío, tía. ANYULA.-Caliento el agua. ¿Vas a tomar más? CHICHO.-Eh... estoy componiendo. Y cuando compongo... Anyula le acaricia la cabeza. ANYULA.-¿Algo nuevo? CHICHO.-Hoy empecé otro tango. (Pierde la mirada y balbucea un tarareo impreciso.) «De mi pobre corazón...» (Marca los típicos compases finales del tango.) ¿Le gusta? ANYULA.-Mucho. Sacaste el oído de papá. De toda la familia sos el único que salió músico. ¡Y a él que le gustaba tanto! Si pudiera escucharte... CHICHO.-Me escucha, tía, me escucha... A veces siento aquí... (Se señala el pecho.) Es el Nono, desde el cielo, que me dice: «Bien, Chicho, bien». Anyula queda con la mirada fija y el mate en la mano, emocionada. Chicho la mira de reojo. CHICHO.-Cébese otro, tía. Pero calentito, ¿eh? ANYULA.-Sí, querido, sí. Anyula sale hacia la cocina. Chicho toma el diario. A lo largo de la escena siguiente se irá quedando dormido. 1 Bulín: Lunfardo. Aposento de una casa, habitación. 2 Está medio frío: Uso vulgar de medio en lugar de "un poco". Cossa, Roberto -La Nona 4 Anyula, en la cocina, toma la pava y la coloca sobre el fuego. MARÍA.-¿Qué? ¿Va a seguir tomando? ANYULA.-Está componiendo. Un tango muy lindo. MARÍA.-Usted es muy buena, Anyula. ANYULA.-¿Qué querés? Es mi sobrino preferido. Carmelo es muy bueno, también, muy trabajador. Ya sabes cómo lo quiero. Pero Chicho... ¡qué sé yo! Es un artista. MARÍA.-(Irónica.) Sé... 3 Un artista. ANYULA.-Como papá. La Nona agita la bolsita de pochoclo vacía. NONA.-Má pochoclo. 4 MARÍA.-¡Qué pochoclo! Ahora vamos a cenar. La Nona agita la bolsita vacía cerca de la cara de Anyula. NONA.-Má pochoclo, nena. ANYULA.-No quedó más, mamá. (A María.) ¿Le voy a comprar? MARÍA.-¡Pero no! No tiene que comer porquerías. NONA.-(A María) ¿No tené salamín? MARÍA.-¡Qué salamín! Espere la cena, le dije. Sin que nadie lo advierta, la Nona agarra un pan y se lo mete en el bolsillo. NONA.-¿Un po de formayo? 5 MARÍA.-¡Nada, le he dicho! Aguántese hasta la cena. Vaya a su pieza, vamos. Cuando esté la cena, yo la llamo. (La toma y la encamina hacia la pieza. En ese momento María descubre el bulto que hace el pan en el bolsillo de la Nona.) ¿Qué tiene en el bolsillo? (Le saca el pan.) ¡Pero qué cosa! (Introduce a la Nona en la pieza y se vuelve. La Nona sale rezongando.) No tiene que comprarle todo lo que le pida, Anyula. Anyula comprueba si el agua está caliente y cambia la yerba del mate. Del interior de la casa sale Marta, una chica de veinte años. MARÍA.-¿Todavía no está la cena? ANYULA.-Falta todavía. MARÍA.-¿Vas a salir? MARTA.-Estoy de turno. MARÍA.-¿Otra vez? Esta semana ya van tres veces. ¿No es una vez por semana? MARÍA.-Sí... pero esta semana es así. ¿Me prestas tu reloj? María sale hacia el interior. Anyula termina de cebar un mate y se dirige a la pieza de Chicho. Golpea, espera, y al final entra. Mira cariñosamente a Chicho, que está dormido; le saca el diario de las manos, apaga la luz y sale. Marta se pasea impaciente. Mientras transcurre esta escena, la Nona sale sigilosamente, roba un pan y vuelve a su habitación. Anyula, entretanto, ya ha vuelto a la cocina y se pone a trabajar en la cena. María sale del interior con un reloj, que entrega a Marta. MARÍA.-¿No vas a comer nada, entonces? MARTA.-Como algo cerca de la farmacia. MARÍA.-¡Nena...! Te vas a enfermar. MARTA.-La farmacia es un trabajo sacrificado. Ya lo sabés. MARÍA.-Sí, pero vos vendés perfume. ¿Por qué te tenés que quedar toda la noche? MARTA.-¡Ay, mamá...! Querés que te lo explique todo. De la calle llega el sonido de varios bocinazos. MARTA.-Ahí está el farmacéutico. Chau. (Besa a María.) Chau, tía. Al salir tropieza en la puerta con Carmelo, su padre, que ingresa desde la calle con un paquete debajo del brazo. CARMELO.-¿Te vas? MARTA.-Estoy apurada. Chau, papá. Besa a Carmelo rápidamente y sale. Carmelo la mira salir y se va hacia María. CARMELO.-Estás de turno otra vez. Pobre nena. Lo que es el farmacéutico ese debe ganar bien. Dos por tres cambia de auto. Hoy se vino con un Falcon. (Tiende el paquete a María.) Toma. Todo lo que quedó. María abre el paquete y saca unas verduras. MARÍA.-No me trajiste perejil. CARMELO.-Lo vendí todo. MARÍA.-¡Justo hoy que hice guiso! Carmelo saca un cuadernito del cajón del aparador.
Nota importante: la medicina es una ciencia en constante cambio en continuo desarrollo. La investigación y la experiencia clínica están ampliando continuamente nuestro conocimiento, en particular nuestro conocimiento sobre el tratamiento adecuado y la farmacoterapia. En la medida en que este libro mencione cualquier dosis o aplicación, los lectores pueden estar seguros de que los autores, editores y editores han hecho todo lo posible para asegurar que dichas referencias estén de acuerdo con el estado de conocimiento en el momento de la producción del libro. Sin embargo, esto no implica, implica ni expresa garantía o responsabilidad alguna por parte de los editores con respecto a las instrucciones de dosificación y formas de aplicación indicadas en el libro. Se solicita a cada usuario que examine cuidadosamente a los fabricantes'folletos que acompañan a cada medicamento y para verificar, si es necesario en consulta con un médico o especialista, si los esquemas de dosificación mencionados en ellos o las contraindicaciones indicadas por los fabricantes difieren de las declaraciones hechas en el presente libro. Este examen es especialmente importante en el caso de medicamentos que se utilizan con poca frecuencia o que se han lanzado recientemente al mercado. Cada programa de dosificación o cada forma de aplicación utilizada es totalmente en el usuario'responsabilidad y riesgo propios. Los autores y editores solicitan a todos los usuarios que informen a los editores sobre cualquier discrepancia o inexactitud detectada. Si se encuentran errores en este trabajo después de la publicación, las erratas se publicarán enwww.thieme.com en la página de descripción del producto. Algunos de los nombres de productos, patentes y diseños registrados a los que se hace referencia en este libro son de hecho marcas comerciales registradas o nombres de propiedad, aunque no siempre se hace referencia específica a este hecho en el texto. Por lo tanto, la aparición de un nombre sin la designación de propietario no debe interpretarse como una representación por parte del editor de que es de dominio público. Este libro, incluidas todas sus partes, está protegido legalmente por derechos de autor. Cualquier uso, explotación o comercialización fuera de los estrechos límites establecidos por la legislación de derechos de autor, sin que el editor's consentimiento, es ilegal y puede ser procesado. Esto se aplica, en particular, a la reproducción, copia, mimeografía, preparación de microfilmes y procesamiento y almacenamiento de datos electrónicos mediante fotostática.
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