En un proceso cuyo comienzo podría situarse en el mismo principio de la tradición, en el momento en que se inauguró la notación musical, los compositores fueron, gradualmente, pautando cada vez con más precisión un número mayor de aspectos relacionados con el hecho musical. Y como todo proceso en el que el saber es acumulativo, su velocidad y magnitud de alcance fueron crecientes en proporción geométrica. Los artistas de la Edad Media pautaron con exactitud los ritmos y las duraciones de los sonidos; en el Barroco tardío se inició la costumbre de indicar algunas articulaciones de expresión, y en el final del Siglo XVIII cuestiones como la velocidad (por el uso del metrónimo), los matices y los cambios fueran graduales o súbitos, y las ornamentaciones melódicas dejaron de estar libradas al buen gusto del intérprete. Y la situación durante el Siglo XX fue, en ese sentido, explosiva, llegando a necesitar formas de pautación nuevas: cantidades de símbolos nunca antes utilizados para indicar maneras de articulación del sonido, e incluso partituras totalmente distintas de las tradicionales. Además de esta tendencia ya mencionada, podemos señalar otras situaciones que derivaron en la conformación de los estilos de la Segunda mitad del Siglo XX, como lo son el Serialismo Integral.El Neoclasicismo, que en sus diferentes versiones había dominado la música durante un cuarto de siglo, fue visto con cierta sospecha y aversión por parte de la mayoría de los compositores jóvenes, que lo vieron como un intento de descarriado de reconciliar las revoluciones técnicas de la era postonal con los fundamentos estéticos heredados de un lenguaje musical anterior. Era necesario llevar a cabo una ruptura total con las nociones musicales anteriores referentes a cómo se debía componer y cómo debía sonar. A partir de la revolución planteada por la poética sonora de Anton Webern, en que todo el desarrollo de una obra provenía, o parecía provenir de las transformaciones a las que se sometía una serie de sonidos original, surgió entonces la corriente denominada Serialismo Integral que se convirtió en dominante dentro de los ámbitos académicos y que estuvo representada por compositores como Olivier Messiaen, Pierre Boulez, Karlheim Stockhausen y Luigi Nono, quienes delinearon un cuerpo teórico de fuerte cuño matemático y en el que se abrazaba como ideal la obra predeterminada totalmente.