Academia.eduAcademia.edu

La imagen de Martí en la época revolucionaria

La historia de la recepción de la obra de Martí no es comparable a la de ningún otro literato o intelectual de la América Hispánica, y las consecuencias literarias y extraliterarias de la repercusión y la recepción de su vida y escritos han determinado categóricamente ciertas evoluciones culturales e ideológicas de la Isla. Se puede decir, en palabras de Ortmar Ette, que "la recepción de los textos de Martí y la historia de esa recepción se han convertido, al menos para un público lector latinoamericano, en parte esencial y siempre presente de su obra" (Ette, 27) l. Hay que partir, sin embargo, de la base de qúe los cubanos insulares apenas conocían e! nombre de Martí e! 19 de mayo de 1895, y mucho menos su obra literaria. El exilio norteamericano era propiamente su lugar de acción y ahí sí era apreciado y adamado como líder. y fue precisamente e! regreso de los emigrados, durante y después de la guerra, junto con su temprana muerte, lo que dio a conocer su figura en la Isla. La primera iniciativa para guardar su memoria fue la colocación de una placa conmemorativa en la casa natal de La Habana e! 28 de enero de 1900, idea y ejecución de los exiliados residentes en Cayo Hueso. Poco después, una asociación compró la casa y la entregó a su madre. En esa época comienza e! verdadero culto a Martí dentro de la Isla, que cristaliza en la colocación de una estatua en la calle del Prado, en 1905, primera piedra de un conjunto de monumentos y placas que se colocarán por todo el país en esos años, y ante los que desfilarán multitud de personas cada 28 de enero, aniversario de su natalicio. En las primeras décadas del siglo XX, e! interés se centrará en su vida, y en el lamento por la pérdida de un líder que podría haber guiado los destinos de una nación recién independizada r con serios problemas políticos. Por ello, la obra literaria de Martí queda en un segundo plano y apenas se tiene en cuenta. No obstante, en los primeros años de! siglo se comenzaron a publicar los primeros tomos de las obras completas, recopiladas por Gonzalo de Quesada, que tuvieron po,a acogida en e! público general, a pesar de su importancia. H"sta los años 30 no se apreció en Cuba la necesidad de dar a conocer la obra escrita del poeta nacional, por lo que Quesada)' otros buscaron su difusión fuera del país.