Ensayo y reflexión sobre "El Príncipe" de Maquiavelo.
Key takeaways
El Príncipe es la guía para ser un héroe -y más en nuestra sociedad actual, y quizá en todos los tiempos-, un personaje exitoso, un líder carismático y poderoso, un jefe respetado y temido, un político sabio, acertado y eficiente, una figura pública capaz de guiar a las masas, un icono o ídolo de los jóvenes.
Es decir, sin duda se podría escribir otro "El Príncipe" en el que tras un estudio exhaustivo -como el que, en efecto, Nicolás hace-de los personajes políticos y líderes sociales que han obrado y vivido, que han gobernado y triunfado a partir de virtudes y estrategias distintas a las que se narran y sugieren en el método maquiavélico.
En cambio, los favores e indulgencias han de suministrarse de manera gradual para que el populacho no se empalague y, disfrutando poco a poco el dulce sabor de la miel, se mantenga tranquilo y agradecido, esperando recibir siempre un poco más del príncipe.
De entre las actividades y cualidades primeras que ha de practicar un príncipe, según Maquiavelo, es conocer, estudiar, repasar, ejercitar, y dominar el arte de la guerra.
De modo pues -y así concluyo-, que la obra maquiavélica tiene una doble utilidad: 1)marcar la pauta a los gobernantes de cómo ser lo más astutos y profesionales en su labor, y 2)que aquellos ciudadanos que se atreven a estudiar a Nicolás Maquiavelo, tendrán una mejor comprensión del porqué de las cosas, y conociendo las artimañas de los "príncipes de este mundo", podrá, por el puro conocimiento, ser más libres…, o, al menos, menos ciegos.
Los que desean congraciarse con un príncipe suelen presentársele con aquello que reputan por más precioso entre lo que poseen, o con lo que juzgan más ha de agradarle; de ahí que se vea que muchas veces le son regalados caballos, armas, telas de oro, piedras preciosas y parecidos adornos dignos de su grandeza. Deseando, pues, presentarme ante Vuestra Magnificencia con algún testimonio de mi sometimiento, no he encontrado entre lo poco que poseo nada que me sea más caro o que tanto estime como el conocimiento de las acciones de los hombres, adquirido gracias a una larga experiencia de las cosas modernas y a un incesante estudio de las antiguas. Acciones que luego de examinar y meditar durante mucho tiempo y con gran seriedad, he encerrado en un corto volumen, que os dirijo.
Los que desean congraciarse con un príncipe suelen presentársele con aquello que reputan por más precioso entre lo que poseen, o con lo que juzgan más ha de agradarle; de ahí que se vea que muchas veces le son regalados caballos, armas, telas de oro, piedras preciosas y parecidos adornos dignos de su grandeza.
4 -CAPÍTULO I DE LAS DISTINTAS CLASES DE PRINCIPADOS Y DE LA FORMA EN QUE SE ADQUIEREN Todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados. Los principados son, o hereditarios, cuando una misma familia ha reinado en ellos largo tiempo, o nuevos. Los nuevos, o lo son del todo, como lo fue Milán bajo Francisco Sforza, o son como miembros agregados al Estado hereditario del príncipe que los adquiere, como es el reino de Nápoles para el rey de España. Los dominios así adquiridos están acostumbrados a vivir bajo un príncipe o a ser libres; y se adquieren por las armas propias o por las ajenas, por la suerte o por la virtud.
Comenzaré estableciendo una distinción: o estos Estados que, nuevamente adquiridos, se reúnen con un Estado ocupado mucho tiempo hace por el que los ha conseguido se hallan ser de la misma provincia, tener la misma lengua, o esto no sucede así.
La idea original de este trabajo era comparar las acciones de Federico II, "el Grande", en sus años como rey de Prusia, con las máximas que aporta Nicolás Maquiavelo en su obra "El Príncipe", sobre cómo se debe gobernar. Tratando de buscar las fuentes y la bibliografía para acometer esta investigación, fue cosa del azar que me encontrara con el libro del "Antimaquiavelo", escrito por Federico II, corregido y publicado por Voltaire. En ese momento decidí que prefería comparar el ideal de príncipe y de gobierno de estos dos autores. Debo decir que la lectura del "Antimaquiavelo" fue interesante y muy entretenida, teniendo en cuenta que la comparé con la vida de su autor, para encontrar en ella una cantidad de contradicciones entre lo escrito y lo hecho, que dieron como resultado, que Federico se pareciera mucho al príncipe maquiaveliano, al que trató de destruir y condenar. Ha sido muy enriquecedor poder comparar a los príncipes ideales de un hombre italiano que nació en el siglo XV, que además pertenece a una familia noble pero sin aspiraciones a ningún trono y la versión del mismo, para un futuro monarca germano del siglo XVIII. Las diferencias en el pensamiento de uno y otro autor son fácilmente identificables y espero que este trabajo pueda arrojar un poco de luz sobre los cambios que se gestaron entre un siglo y otro en torno a la idea del buen príncipe y del buen gobierno.
In this exposition I order and expose step by step each one of the chapters of the famous work of Maquiavelli, "Il Principe". Besides, I expand and connect the different proposals and ideas that he wrights.
L L LI I IB B BR R RO O Od d do o ot t t.. .c c co o om m m Digitalizado por: René Contreras NICOLÁS MAQUIAVELO AL MAGNIFICO LORENZO DE MÉDECIS Los que desean congraciarse con un príncipe suelen presentd sele con aquello que reputan por más precioso entre lo que poseen, o con lo que juzgan más ha de agradarle; de ahí que se vea que muchas veces le son regalados caballos, armas, telas de oro, pledras preciosas y parecidos adornos dignos de su grandeza. Deseando, pues, presentarme ante Vuestra Magnificencia con alglún testimonio de mi sometimiento, no he encontrado entre lo poco que poseo nada que me sea más caro o que tanto estime como el conocimiento de las acciones de los hombres, adquirido gracias a una larga experiencia de las cosas modernas y a un incesante estudio de las antiguas.¹ Acciones que luego de examinar y meditar durante mucho tiempo y con gran seriedad, he encerrado en un corto volumen, que os dirijo. Y aunque juzgo esta obra indigna de Vuestra Magnificencia, no por eso confío menos en que sabréis aceptarla, considerando que no puedo haceros mejor regalo que poneros en condición de poder entender, en brevísimo tiempo, todo cuanto he aprendido en muchos años y a costa de tantos sinsabores y peligros. No he adornado ni hinchado esta obra con cláusulas interminables, ni con palabras ampulosas y magníficas, ni con cualesquier atractivos o adornos extrinsecos, cual muchos suelen hacer con sus cosas; ² porque he querido, o que nada la honre, o que só1o la variedad de la materia y la gra-vedad del tema la hagan grata. No quicro que se mire como presuncióne el que un hombre de humilde cuna se atreva a examinar y criticar el gobierno de los príncipes. Porque asi como aquellos que dibujan un paisaje se colocan en el llano para apreciar mejor los moties y los lugares altos, y para apreciar mejor el llano escalan los montes,³ así para conocer bien la naturaleza de los pueblos hay que ser príncipe, y para conocer la de los príncipes hay que pertenecer al pueblo. Acoja, pues, Vuestra Magnificencia este modesto obsequio con el mismo ánimo con que yo lo hago; si lo lee y medita con atención, descubrirá en él un vivísimo deseo mío: el de que Vuestra Magnificencia llegue a la grandeza que el destino y sus virtudes le auguran. Y si Vuestra Magnificencia, desde la cúspide de su altura, vuelve alguna vez la vista hacia este llano, comprenderá cuán inmerecidamente soporto una grande y constante malignidad de la suerte.
Comenzaré estableciendo una distinción: o estos Estados que, nuevamente adquiridos, se reúnen con un Estado ocupado mucho tiempo hace por el que los ha conseguido se hallan ser de la misma provincia, tener la misma lengua, o esto no sucede así.
Esta magnífica edición se completa con los estudios prologales del doctor Ignacio Iturralde, que ofrece un retrato de Maquiavelo en el eje de la sociedad florentina y la síntesis de su teoría política; con el estudio del pensamiento maquiaveliano y su influencia en España y en el nacimiento de las repúblicas Iberoamericanas presentado por el doctor Ambrosio Velasco Gómez; el arduo trabajo de traducción y anotaciones llevado a cabo por Mauro Armiño; y la visión creativa de los pintores Manuel Alcorlo, Vicente Arnás y Pedro Osés que muestran sus refinadas interpretaciones artísticas de Maquiavelo y aquel mundo de luchas e intrigas en pleno Renacimiento.