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New Left Review, Spanish Edition, 2022
Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0) t s d new left review 136 septiembre-octubre 2022
Los trabajos largamente citados de Pierre Vilar y base de prolíficas contribuciones a lo largo del siglo XX, desde su tesis doctoral sobre la Cataluña en la España Moderna, sus exquisitos aportes sobre la crisis del siglo XVII, hasta su breve pero significativa Historia de España, lo convierten en un autor cuyo abanico de problemáticas abordadas resulta no sólo de sus diversas preocupaciones, sino producto a la vez de su propio método. La sumatoria de temas, de objetos parciales de estudio, no puede ser considerada como una superposición de inquietudes oscilantes, sino como parte de una indagación de la totalidad contradictoria que se expresa en el devenir del complejo desarrollo histórico.
Ciencias Sociales Y Educacion, 2012
El libro, Pierre Vilar: una historia total una historia en construcción, es el resultado del taller realizado en Nanterre, Francia, el 1 de octubre de 2004, elaborado por varios historiadores franceses y españoles de reconocida trayectoria, entre ellos, Josep Fontana 2 y Michelle Vovelle 3 , quienes en conjunto, discutieron en torno a la propuesta de análisis histórico, planteada por el historiador Francés Pierre Vilar 4 .
Los diversos contenidos del termino Historia: Quizas el peligro mas grave en la utilización del termino historia sea el de su doble contenido : historia designa a la vez el conocimiento de una materia y la materia de este conocimiento". La historia-conocimiento es una construcción en grado mucho mayor que una construcción de los físicos, puesto que toda afirmación de éstos puede experimentarse, mientras que en la historia, en el mejor de los casos (es decir, cuando existe documentación suficiente), se puede verificar un hecho, pero nunca la interpretación. Un físico puede decir, en presente condicional: "si hiciera esto, sucedería aquello" y puede verificar la validez de su hipótesis. En cambio el historiador, en situación semejante, tendría que utilizar el pasado condicional: "si se hubiera hecho esto, hubiera sucedido aquello" y, además, no tiene medio de probarlo. Sin embargo, si la historia quiere ser una disciplina científica ha de superar la fase de "constatar" hechos, que no es un oficio enaltecedor, para "entender-explicar", "con el fin de poder actuar". El problema se plantea pues ¿de que manera razonar sobre una materia en la que no se puede intervenir experimentalmente? Vilar, antes de abordar esta cuestión capital de si la historia puede ser una ciencia explicativa, razonada analiza una expresión que se dice con frecuencia: "la historia me juzgará...". Fidel Castro, en la defensa que hizo de sí mismo ante el tribunal encargado de juzgarle por el intento de asalto al cuartel Moncada empleó una serie de alegatos que se resumían en la afirmación: "La historia me absolverá". Esta expresión, puede encerrar dos sentidos: el principal, el de que el tribunal va a condenarme, pero el "recuerdo colectivo" que acabará conservándose de este hecho me será favorable. Este sentido, para Vilar, corresponde a un juicio moral, que puede cambiar, pues refleja el criterio de la "historiografía dominante" en cada momento, y, por tanto, se sitúa en el mismo terreno de la mera historia-tradición o historia-recuerdo. Pero también cree Vilar que tiene otro segundo significado: "como todo juicio moral tiene implicaciones políticas que surgen a su vez de las luchas concretas, en especial de las luchas de clases"; por ello, la mayor parte de las acciones de los hombres que han desempeñado un papel importante, han originado dos corrientes históricas opuestas, adversa una, y favorable otra. Y puede ocurrir que la causa triunfante llegue a eliminar toda la historiografía adversa. En efecto, escribe Vilar, la revolución cubana triunfó y la revisión del juicio actual sobre la actuación de Castro no ha dependido únicamente de los que escriben historia, sino también de los que la hacen. Vilar cree que "el alegato (de Castro)... consistía menos en demostrar que la rebelión de los acusados era moralmente justa, que en demostrar que era justa políticamente, a saber en el sentido intelectual de la palabra. Frente a un sistema sociopolítico ya absurdo, la rebelión se presentaba como "necesaria" a más o menos largo plazo. Con ello el problema se plantea en los términos de la posibilidad de una previsión inteligente de los hechos a partir de un análisis correcto de sus factores. La historia invocada no es entonces la historiografía escrita que juzga moralmente un acto o un hombre, sino la historia-materia, la historia-objeto que, con su dinámica propia, zanja un debate a la vez teórico y práctico, dando la razón con los hechos, a quien ha sido capaz del mejor análisis". "Me objetaréis que la historia así entendida es el mecanismo de los hechos sociales, no sólo pasados, sino presentes y futuros, lo que en materia de conocimientos constituye el tema de la sociología, y en materia de acción el tema de la política. Pero ¿qué otra cosa se propone la historia que no sea, en el mejor de los casos, edificar una sociología del pasado, y de forma frecuente -durante mucho tiempo la más frecuente-reconstruir una política? En ambos casos está claro que la materia de la historia es la misma que la que tratan los sociólogos y que la que manejan los políticos, por desgracia casi siempre de manera empírica" Hay entonces dos posiciones posibles: una consiste en encerrar al historiador precisamente en este terreno de lo empirico y lo incierto que por experiencia se atribuye a las decisiones y a los acontecimientos políticos. La otra consiste en empujarle , al contrario hacia un análisis sociológico con la penetración suficiente para eliminar la apariencia de incertidumbre de la mayor parte posible de hechos sociales. La primera posición fue durante largo tiempo la de los historiadores positivistas preocupados por hacer un relato exacto de los acontecimientos. Para algunos teoricos la historia todavía es esto. «La función de la historia es restituir al pasado humano los caracteres de la realidad política vivida actualmente; para esta tarea positiva bastan juicios probables y relati vos. El sentido de la investigación causal del historiador consiste menos en dibujar los grandes rasgos del relieve histórico que en devolver al pasado la incertidumbre del futuro.» «La ciencia histórica, resurrección de la política, se hace contemporánea de sus héroes.»
S que no es de las sociedades primitivas i pensamos sobre la abundante literatura etnográfica que, desde hace algunos decenios, se aplica a describir las sociedades primitivas, y a comprender su modo de funcionar, veremos que cuando se habla (lo muy frecuente) de la violencia, es con la intención de demostrar hasta qué grado estas sociedades se dedican a controlarla, a codificarla, a ritualizarla; en resumen, tienden a reducirla cuando no a abolirla. Se evoca la violencia, pero para mostrar sobre todo el horror que inspira a las sociedades primitivas, para establecer que, al fin de cuentas, son sociedades contra la violencia. Por eso mismo no resulta demasiado sorprendente comprobar, en el campo de búsqueda de la etnología contemporánea, la falta casi total de una reflexión general sobre la violencia bajo su forma a la vez más brutal y más colectiva, más pura y más social: la guerra. En consecuencia, si nos atenemos al discurso etnológico o, más precisamente, a la inexistencia de tal discurso sobre la guerra primitiva, el lector curioso o el investigador en ciencias sociales deducirá con todo derecho que (con excepciones cercanas a las anécdotas secundarias) la violencia no figura en el horizonte de la vida social de los salvajes, que el ser social primitivo se desenvuelve al margen del conflicto armado, que la guerra no integra el funcionamiento normal, habitual de las sociedades primitivas. la guerra está, pues, excluida del discurso de la etnología; podemos pensar en la sociedad primitiva sin pensar al mismo tiempo en la guerra. El problema radica en saber si ese discurso científico enuncia la verdad sobre el tipo de sociedad que enfoca. Dejemos de prestarle atención por un momento para volvernos hacia la realidad de la que nos habla.
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Víctor Balaguer i el seu temps, Barcelona, Publicacions de l'Abadia de Montserrat, 2004
Pedralbes: revista d'història moderna, 2009
Relaciones Estudios De Historia Y Sociedad, 2000
FRASEOLEX, Revista Internacional de Fraseología y Lexicología, 2022
Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, 2018
Rhythmica, 2017